Eran las 19.00 horas cuando el Falcon aterrizó en la localidad francesa de Biarritz. Pedro Sánchez bajó del avión acompañado por su mujer, Begoña Gómez, y desfiló por la alfombra roja en dirección a la cena de gala que reunió este domingo por la noche al Grupo de los Siete en el L'Hotel du Palais.
El presidente de España en funciones acudió en condición de invitado personal del anfitrión de la Cumbre del G7 de este año, Emmanuel Macron. El presidente de Francia también invitó a cuatro líderes africanos y a los dirigentes de Australia, Chile, Sudáfrica e India.
La invitación de Macron permitió a Sánchez aparecer en la foto con los grandes líderes mundiales. Una imagen que refuerza al dirigente socialista, que ha cuidado mucho sus apariciones y -sobre todo- sus palabras desde que volvió de su retiro vacacional en Doñana. Todo ello, como parte de su estrategia de comunicación de cara a la cuenta atrás electoral.
A través de su cuenta de Twitter, Pedro Sánchez agradeció la invitación al máximo dirigente francés y a su esposa. Además, celebró que "España sigue participando de forma activa en los debates globales frente a retos como el cambio climático, la biodiversidad, la transformación digital o la igualdad".
Las relaciones entre los dos presidentes han sido siempre cordiales, ya que ambos han admitido públicamente que mantienen posturas cercanas en cuanto a las políticas europeas. No en vano, el pasado mes de mayo, Macron recibió a Sánchez en el Palacio del Elíseo.
Reunión con Johnson y Malpass
El G7 está formado por EEUU, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá e Italia, las siete economías más importantes, que suponen el 59% del PIB mundial. Además de Macron -anfitrión de la 45º edición-, los titulares son: Donald Trump (EEUU), Justin Trudeau (Canadá), Shinzo Abe (Japón), Angela Merkel (Alemania), Boris Johnson (Reino Unido) y Giusseppe Conte (Italia).
El Grupo de los 7 estuvo desde el pasado sábado en la localidad francesa de Biarritz para abarcar temas como la desigualdad o el cambio climático, el brexit, la crisis comercial con China o el miedo ante una recesión alemana.
Sánchez cenó entre Boris Johnson y David Malpass, presidente del Banco Mundial. Fue la única ocasión que los tres departieron, después de que Moncloa hablara durante las 48 horas previas de encuentros bilaterales con ambos.
Moncloa saca pecho
Desde Moncloa, reivindican que la invitación a Sánchez "se trata de un reconocimiento a la participación activa y creciente influencia de España y del presidente en los grandes debates globales". También hacen hincapié en que el presidente en funciones pudo hablar con ellos de "la transformación digital, la cooperación con África, así como otros asuntos de política exterior y seguridad".
Por último, las mismas fuentes indican que fue una oportunidad para "continuar reforzando" la participación de España en "grandes iniciativas globales para atajar los principales desafíos que afronta el mundo".
La imagen de Sánchez con los grandes líderes mundiales refuerza su imagen en plena cuenta atrás hacia unas nuevas elecciones. Una maniobra ideada para beneficiar al PSOE de cara a unos más que posibles comicios el 10 de noviembre.