El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, en prisión provisional por el juicio al 'Procés' desde octubre de 2017, ha escrito desde la cárcel una carta para los miembros de su asociación en la que les pide que acudan a la Diada del 11 de septiembre. En la misiva, Cuixart asegura que, "ante un Estado que encarcela la libertad de expresión y el derecho a la protesta pacífica, nunca renunciaremos a la movilización como instrumento para mejorar la sociedad".
En la carta se muestra "convencido" de que la manifestación independentista llenará las calles de Barcelona y mostrará "al mundo que el movimiento soberanista no renuncia a ejercer la autodeterminación". Cuixart asegura que los independentistas catalanes son el 80%.
Cuixart también ha querido hacer referencia a su estancia en prisión para afirmar que "no ha sido un tope en las aspiraciones democráticas de la sociedad catalana", "sino un paso imprescindible más en el largo camino hacia la libertad". Cuixart ha asegurado, además, que utilizaran "las condenas del Tribunal Supremo como palanca de transformación".
Alegato final de Jordi Cuixart
El líder de Ómnium Cultural fue juzgado en el Supremo por un presunto delito de rebelión, por el que se enfrenta a una pena de 17 años de cárcel. Esta semana obtuvo un permiso de seis horas para salir de prisión y así poder acudir al nacimiento de su hijo. En agosto, el Supremo también autorizó su salida de la cárcel para ser operado de un oído en el Hospital de Sant Joan de Deu de Manresa.
Rodear el Parlament
En las últimas horas, otra de las caras más reconocidas del independentismo catalán, el cómico Toni Albà, ha publicado un vídeo en sus redes sociales en el que anima a los seccionistas a "rodear el Parlament" de Cataluña durante la Diada para "reclamar a nuestros representantes políticos que queremos hechos y no palabras".
En el vídeo, además, sugiere la participación en otros actos previstos para ese día en Barcelona, como la feria de "consumo estratégico" de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) o la manifestación, a la que se ha referido como "tsunami democrático".