Si hay alguna certeza en la sede nacional del principal partido en la oposición, en la madrileña calle Génova, es que en España existen tantos Partidos Populares como territorios. Basada en los mismos cimientos, la capilaridad de los populares —una de sus mayores fortalezas, tanto a sus ojos como desde los de sus rivales políticos— radica en su versatilidad, su capacidad de aunar mayorías.
Para los principales barones de la formación, consultados por este periódico, el amplio abanico de matices que conviven bajo las siglas populares debe ser una de las fortalezas a la hora de afrontar el 10-N. Si se produce, claro está.
La recomendación es sencilla: “Sólo llegaremos a Moncloa si contamos con todos”. La frase que resume el pensamiento de las provincias fue pronunciada por un destacado miembro del PP gallego, pero el sentir es general, según ha podido testar este diario de diversas fuentes.
La era 'casadista'
Los territorios no estaban muy satisfechos con la última remodelación llevada a cabo por el presidente del partido. Casado confeccionó, a mitad del verano, una dirección del partido a su medida, rodeado de miembros de su máxima confianza. El mensaje era claro: ya no había cuotas, esto era el inicio de la era casadista. Así, cayeron miembros como Marta González o Vicente Tirado, próximos a Feijóo y a Cospedal, respectivamente.
La máxima que recorre la España popular es la de hacer piña. Unión, unión y más unión. Aunque haya discrepancias —una constante en un partido tan grande— en proyectos tan importantes como ‘España Suma’. Todos se saben en manos de Casado, y a él se encomiendan. Eso sí, sin dejarle de advertir.
“Hay que seguir contando con todos, adaptándonos”, sintetizaba un miembro de la dirección del PP vasco. “En el PP puede haber diversas opiniones, pero si hay algo son certezas, seguridad, proyecto. Que eso no nos nuble”, comentaba un dirigente regional. “No nos hace ningún favor mostrar nuestras diferencias y el debate interno, que es mucho”, suspira un destacado miembro de la bancada popular en el Congreso . “Es de tener poca altura de miras: ahora toca mantener perfil bajo”.
Tiempos convulsos
Porque todos saben que vienen tiempos convulsos. La más que posible campaña electoral que preceda a las elecciones del 10-N puede reabrir viejas heridas que se daban, no por supuradas, pero sí por cauterizadas. Ciudadanos tratará de atacarles por los flancos, justo por donde más sangra el PP.
Cuestiones como el aborto, la eutanasia o la gestación subrogada no tienen planteamiento fijo en Génova. La propia portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, o la número 3 del partido, Ana Beltrán, mostraban su disposición a que esas votaciones fueran en conciencia.
Pero el gesto no fue visto con buenos ojos, mucho menos compartido. “Mejor que los votantes crean cuáles son nuestros posicionamientos y los adapten a sus conciencias que atarnos en algo que no estamos seguros y ahuyentarlos. Es la única manera de sumar”, resumían desde el PP gallego. “Unidos hemos conseguido parar el nacionalismo y el populismo”, presumen. Y sólo así, consideran, podrán volver a la Moncloa.