El PSOE le ha dado la vuelta al viejo dicho anglosajón que recomienda “esperar lo mejor y prepararse para lo peor”. A una semana de que el Rey Felipe VI lleve a cabo una última ronda de consultas para ver si propone a un candidato a la investidura o certifica el fracaso de la legislatura, los socialistas ya no esperan gran cosa de Pablo Iglesias. Es más, han comenzado a prepararse para unas elecciones que, más o menos deseadas, pueden facilitar mucho la investidura de Pedro Sánchez.
“Creo que habrá elecciones y que Pedro lo tendrá más fácil después”, explica un destacado socialista. “Llegados a este punto, y aun no queriéndolas, unas elecciones pueden facilitar la gobernabilidad. Antes, Iglesias no se va a mover”, explica otro. Nadie en el PSOE cree que pueda materializarse alguno de los riesgos que sobre el partido planean a propósito del 10-N. Al contrario: confían en que su mensaje ha calado y que Sánchez saldrá reforzado o muy reforzado.
"Vista la actitud de Podemos, creo que ir a elecciones es lo más probable. Si hay elecciones, Podemos lo pagaría caro. La gene no le va a perdonar el bloqueo", explica un presidente autonómico. "No vamos a repetir la oferta de Gobierno de coalición que ellos solos rechazaron", explican los cercanos al equipo negociador socialista. "Estamos en otra opción, ya se sabe cual, porque es publica", añade. La suerte está echada.
Los socialistas se dividen entre aquéllos que quieren las elecciones y los que no. Pero ambos creen, en general, que hay más que ganar que que perder el 10-N. No hay ninguna encuesta que rebaje el número de escaños actual (123) y casi ninguna que proyecte una suma de PP, Ciudadanos y Vox, la única que, en teoría, puede alumbrar una investidura alternativa a la de Sánchez.
Dos sí, pero no tres
Además, en el PSOE dan por hecho que puede haber dos elecciones seguidas, pero no tres. Y hay voces en los demás partidos que así lo consideran también. No en vano, fue después de unas segundas elecciones cuando el PSOE se rompió y se abstuvo, haciendo a Rajoy presidente. En una tesitura similar, la clave estaría en mantener la cohesión de la formación más presionada para facilitar un segundo mandato de Sánchez.
Si Podemos baja, su exigencia de una coalición se debilitaría. Con unas segundas elecciones, Ciudadanos dispondría de un nuevo elemento que le permitiría evaluar de nuevo su “no” frontal a Sánchez. Incluso el PP, al que todas las encuestas pronostican un avance, podría plantearse una abstención patriótica como el PSOE hizo en 2016.
Este sábado, Sánchez reunió en Toledo a la plana mayor del poder municipal socialista en el segundo acto con aroma electoral de la semana. Todo en él se parecía a un mitin de campaña: la escenografía, la elección de los oradores y, por supuesto, los mensajes.
Mas citas con Podemos
Fuentes del PSOE aseguran que el partido aún no está en ello. “Todo está abierto”, explican en Ferraz al ser preguntados por nuevas reuniones con Unidas Podemos. La última cita se saldó con un cauto mensaje de optimismo basado únicamente en que los participantes no habían salido tarifando del encuentro. “Roma no se consiguió en una hora. Zamora, tampoco”, dijo el viernes la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá.
Pero ese aparente intento por salvar la legislatura se combina con poner a punto todo para que descarrile. El doble mensaje es evidente y así lo trasladó el sábado Sánchez, asegurando tener absolutamente todo listo para gobernar con plenas funciones salvo escaños suficientes, un elemento ciertamente conveniente para ser investido. “Tenemos los votos, porque los españoles votaron socialista y progresista el 28 de abril y el 26 de mayo, tenemos los escaños y tenemos el programa común progresista y lo único que necesitamos, e invito a Podemos, es a que desbloquee”, dijo. En Podemos, por supuesto, no ven a Sánchez tan equipado como él asegura estar.
“Ahora que se dice que existe riesgo que el 10 de noviembre haya elecciones, le digo a Unidas Podemos que ese día los españoles nos vean trabajando para derogar la reforma laboral”, añadió Sánchez, desvinculándose de la responsabilidad de la repetición electoral. En su programa de 370 medidas, abierto a modificaciones, tampoco se incluye tal derogación.
La semana clave
En el núcleo duro del PSOE no se descarta, todavía, que haya algún tipo de acuerdo con Unidas Podemos. Esta semana será clave y, para los socialistas, es la última, ya que Sánchez no pretende pedirle al rey que lo nombre candidato si antes no llega a un principio de acuerdo con Iglesias. “A la investidura se va con un acuerdo”, han recalcado esta semana fuentes del equipo negociador. Si no hay acuerdo a la hora de ir al Rey, Sánchez constatará que no puede salir de Zarzuela como candidato a la investidura. Eso haría de la última semana antes del lunes 23 de septiembre un plazo vacío, ya que sin la designación del Rey no hay convocatoria de pleno y, sin éste, no hay votación posible.
¿Qué puede pasar esta semana para que haya acuerdo? En los últimos días ha hecho fortuna la idea de un apoyo gratis de Unidas Podemos al PSOE. Oficialmente, la idea no es ni siquiera considerada por el equipo de Iglesias, pero todo el mundo habla de ella y le ve pros y contras. Entre las ventajas, probar que no estamos en 2016 y que Iglesias nunca será el culpable de una repetición electoral que pueda facilitar un Gobierno de centroderecha. También se incluyen en este capítulo una influencia selectiva y arbitraria, cada semana en el Congreso, sobre un Ejecutivo monocolor socialista que sería forzosamente débil, así como evitar el riesgo de tener menos escaños tras el 10-N. La idea está sobre la mesa. De momento, el PSOE asegura que no aceptaría un apoyo gratis, pero su respuesta puede cambiar si Iglesias decide formularlo en serio.
Por otra parte, aunque parezca que no, el PSOE se ha movido. No sólo ha incluido algunas partes del programa de Unidas Podemos sino que ha ofrecido cargos en organismos e instituciones fuera del Gobierno. Más allá de cuáles o dónde, asunto sobre el que hay cierta discrepancia (unos y otros aseguran que la cuestión no fue evocada el jueves), el PSOE comienza a recorrer el camino desde el apoyo gratis a la coalición que acabó ofreciendo en julio. Dónde se plantará Ferraz cuando las negociaciones lleguen a su punto culminante es todavía una incógnita. Desde la oferta actual a la coalición hay una variada escala, recorrida antes de julio, que incluye cargos menores dentro del Gobierno, ministros sin carné propuestos por Iglesias o alguna idea más, sobre la que el PSOE trabaja con sigilo.