"La propuesta está escrita para que el PSOE pueda aceptarla. No es una maniobra de propaganda". Así se expresan distintos dirigentes de Ciudadanos poco después de que Albert Rivera haya dado un giro a la estrategia del partido. La formación liberal es consciente de que Navarra supone la condición más escabrosa de las planteadas. Por eso, los naranjas deslizan así su ruego: "Pedimos una mesa de negociación entre constitucionalistas para dejar fuera al PNV y desactivar la influencia de Bildu".
O dicho de otra manera: Rivera aceptaría que el PSOE siguiera presidiendo la Comunidad Foral siempre y cuando la gobernabilidad estuviera en manos de Navarra Suma, y no de los nacionalistas. Así lo confirman, en conversación con este diario, varios portavoces de la organización: "Negociamos de verdad". No obstante, esta concesión encontraría un obstáculo de entidad: en la coalición, la fuerza hegemónica es UPN.
Los regionalistas disponen allí de una implantación mucho mayor que la de Casado y Rivera. Cualquier decisión -así se desprende del acuerdo que firmaron conservadores y liberales con Esparza- debe pasar por UPN. Fuentes de este partido, en charla con este periódico, advierten: "Ciudadanos ya sabe -y se ha comprometido- que las decisiones en Navarra las tomamos nosotros".
No obstante, el caso de Navarra ni siquiera fue abordado por Pedro Sánchez en su llamada a Rivera. El presidente en funciones insiste en que el PSOE "ya cumple" las condiciones que le plantea Ciudadanos. El socialista reitera que el Ejecutivo liderado por Chivite "es constitucionalista", pero su adversario liberal rebate: "No lo es. El PNV está dentro y Bildu lo sostiene desde fuera".
De momento, según admiten en ambos partidos, la conversación referida a Navarra no ha pasado de ahí. "Sánchez no ha querido saber a qué nos referimos con la mesa de negociación constitucionalista".
Sobre este punto, los mandatarios de Ciudadanos consultados por EL ESPAÑOL mencionan un abanico repleto de oportunidades: que Chivite mantenga la presidencia, que se la ceda a Esparza, que se la turnen, que se busque un candidato de consenso...
Estas mismas fuentes reiteran que Navarra es el candado de la investidura. Los compromisos relacionados con los impuestos y el 155 "son fácilmente asumibles": "Le pedimos que firme no subir los gravámenes y que planifique una respuesta a lo que va a venir tras la sentencia del procés".
En Ciudadanos creen que el giro de esta semana les recoloca en el centro: "Hay una parte del electorado de Sánchez que está de acuerdo con nuestras tres condiciones". De ahí que apelen a los barones socialistas que antaño criticaron las alianzas nacionalistas del presidente en funciones.
Los socialistas de Navarra ya han avanzado que no renunciarán al pacto que les mantiene en el Gobierno foral y UPN ha marcado territorio. Esos dos vértices serían -si Rivera, finalmente, se aviniera a que Chivite siguiera en Palacio- los verdaderos extremos a negociar.
En Ciudadanos celebran haber dado la vuelta al guion. Hace semanas era Rivera quien no quería reunirse con Sánchez. Este martes fue Sánchez el que no quiso citarse con Rivera.
El día concluyó con una ronda de consultas sin candidato posible. Así lo reconoció Zarzuela en un comunicado remitido a los medios de comunicación. Sánchez, en su comparecencia, mencionó expresamente las elecciones del 10 de noviembre.