El "no es no" de Albert Rivera a Pedro Sánchez "sigue vigente". Ciudadanos no variará su estrategia de alianzas de cara a las elecciones generales del 10 de noviembre. La abstención condicionada en favor del PSOE se circunscribe a la "situación límite" que generó el bloqueo. Por tanto, la dirección nacional no impulsará otra votación interna sobre su relación con Ferraz. Así lo confirman fuentes de la Ejecutiva a este diario.
El debate sólo volverá a producirse en caso de que un dirigente lo plantee de manera particular. Y eso no está sobre la mesa a día de hoy. Por lo menos antes de empezar la campaña electoral. El giro de Rivera -la oferta a Sánchez- ha relajado a los críticos. Más y cuando la solución propuesta por el líder de Ciudadanos es la que algunos de ellos venían proponiendo desde hacía semanas.
José Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos, anunció a mediados de febrero que la Ejecutiva había "aprobado por unanimidad" el "no" a pactar con el PSOE tras las generales y autonómicas. Esa condición, por primera vez, afectaba a la formación socialista en su conjunto, más allá de su cabeza de cartel. "Sánchez es el PSOE y el PSOE es Sánchez", se resignó Villegas.
Y ese gesto de febrero, recalca un importante dirigente de Ciudadanos a este diario, "sigue vigente", incluso con más vigor que antes "por los pactos de Sánchez en Navarra y Cataluña, además de sus postulados económicos". La votación de marras, por tanto, engloba también la estrategia electoral del 10-N.
La última vez que Ciudadanos abordó este aspecto fue a finales de junio. Los críticos, todavía representados con fuerza en la Ejecutiva, forzaron la resurrección del debate. Javier Nart, que ya no está, habló claro. También Luis Garicano. Les acompañaron en el "no" Fernando Maura y Paco Igea. Sólo una situación así, reconoce el núcleo duro de Rivera, podría granjear un nuevo debate.
"Ni siquiera eso lo vemos probable", pronostica otro dirigente de Ciudadanos en conversación con este periódico. Las últimas alianzas de Sánchez y su negativa a pactar a ambos lados del centro "le han quitado la careta". Y ese sentir es mucho más transversal que antes en la organización liberal. Inés Arrimadas, en su reciente entrevista con EL ESPAÑOL, lo dijo así: "Lo único bueno del bloqueo es que Sánchez se ha destapado como el Doctor No".
Quienes deseaban, en silencio, que Rivera abandonara el "no es no" antes de lanzarse a otra campaña también están ahora conformes con la estrategia: "Tardamos en llegar, pero hemos llegado. Fue una sorpresa que cayó como agua de mayo". Aunque no volverán a alzar la voz, un par de ellos comentan en privado: "Era justo lo que nosotros pedíamos".
Rivera no admite haber adoptado la misma postura que le aconsejaron sus oponentes internos. "Querían negociar con el PSOE, incluso planteaban una coalición", trasladan desde el aparato. Ése fue el caso de Toni Roldán, pero no el de Luis Garicano, Paco Igea o Xavier Pericay.
El líder de Ciudadanos siempre argumentó así su cambio de opinión: "No quería interferir en las negociaciones entre PSOE y Podemos". De ahí que los críticos consideren éste el principal error de cálculo: "Siempre nos dijo que ese pacto estaba hecho, pero se equivocó".