"El señor Íñigo Errejon lo que quiere es ser el secretario general de un partido a nivel nacional, ¡y está en su derecho! Porque tú y yo podemos hacer un partido... ¡pero sin hacerte daño yo a ti no tú a mí!". Es Paco, 74 años, de Montilla (Córdoba). "Pero eso es lo que ha hecho este señor hoy aquí, primero le dio un viaje a Unidas Podemos a cuatro días de las elecciones, y ahora lo que quiere es dividir el partido, y eso no puede ser... ¡a mí no me engaña!".
Es miércoles, pasadas las 20.00 horas en Avenida de América, Madrid. Paco acaba de salir del mitin de bautismo de Más País, el nuevo partido del exfundador de Podemos y examigo de Pablo Iglesias, y no hace más que saludar gente. Se le acercan jóvenes y mayores a darle la razón después de haber reventado el acto llamando "traidor" a Errejón y de acusarle a gritos de que "es él quien rompe la izquierda", y quien quiere "que Pedro Sánchez duerma tranquilo".
Mientras el periodista pide unas cervezas, el jubilado -"comunista de toda la vida" y "sobre todo, con más de 50 años cotizados"- atiende a tres o cuatro adolescentes que le abordan en la terraza del bar, y aprovecha para explicarles su visión de las cosas. Por qué ha gritado, discutido y se ha puesto nervioso en el auditorio de la sede de UGT. Por qué se fue del PCE, por qué creyó en el "revulsivo social del 15-M", por qué se afilió a Podemos... y por qué había venido a escuchar a Íñigo.
A Paco le gusta la cerveza pero cuando se han ido los chicos, se da cuenta de que el periodista las ha pedido con alcohol. "A ver si voy a decir una inconveniencia, que yo las tomo sin". Y se ríe mientras comienza por alabar las excelencias de Errejón: "Es que no quiero que en mi partido se enfaden por lo que he hecho y me vayan a echar"... Así que recuerda cómo se emocionó en el 15-M con aquel chico "intelectual y preparado", pero rápido vuelve a que ahora ha terminado de "traicionar" a Pablo Iglesias.
[ENCUESTA: ¿A quién preferiría como próximo presidente?]
Unos minutos antes, sentado a mitad de auditorio, en la grada derecha según miraba Errejon desde el escenario, Paco se había ido calentando a medida que escuchaba a los concejales teloneros, a los representantes de los colectivos, de los distritos y de los municipios. Y cuando vio que el discurso de Íñigo sólo era un 'quítate tú para ponerme yo', reventó. Aunque el lo explica con otras palabras.
-Pero, ¿a que ha venido usted hoy, Paco? ¿No era mejor quedarse en casa y evitarse el sofocón?
-No. He venido a escuchar. A ver si había algo nuevo. Pero ¡dime una sola cosa que no esté en el programa de Unidas Podemos! Este señor no se aguanta con que perdió en Vistalegre II y lo que quiere es un partido para él. Por eso le he gritado "¡traidor, tú divides a la izquierda!"
-¿Y si hubiera dicho algo nuevo?
-Me habría callado -y hace el gesto de cerrar la boca con una cremallera.
Paco tiene conciencia de clase. Ese conocimiento empírico de las mañanas frías una detrás de otra en las que los proletarios del mundo deben unirse. Y de que él es uno de ellos, tanto o más que ninguno. "Mira, yo empecé a trabajar al llegar a Madrid, con nueve años, vendiendo churros", explica. "Mi padre curraba como una bestia, pero hacían falta mis cuatro pesetas". Hasta que a los 12 años, un amigo le contó que en su taller buscaban un aprendiz. "Era peseta y media, pero mi padre lo entendió: 'papá, que así aprendo un oficio', le dije".
Y empezó barriendo el taller, buscando el bocadillo de los oficiales en el bar, subiendo de categoría de año en año, hasta que llegó a tornero. Ya entonces militaba en el Partido Comunista y en Comisiones Obreras. "No habían vuelto a España ni Santiago carrillo ni Dolores Ibárruri... Luego, ya eché una petición para entrar en la Pegaso".
"Un nido de rojos"
En la fábrica pública de camiones se pegó casi 40 años: "¡Aquello era un nido de rojos!", comenta divertido, mientras recuerda el 23-F: "Aquella noche, yo no tiré los carnéts del partido ni del sindicato al río... ya estaba fichado, así que si llega a ganar Tejero, yo iba pa'lante igual".
Ahora, Paco está algo decepcionado, porque le han roto Unidas Podemos, porque Iglesias -"que es como Julio Anguita, no hay otro más honrado"- e Irene Montero -"la nueva Pasionaria"- se pueden quedar solos. "Yo pensé que la izquierda se organizaba, creí que el 15-M iba a ser el revulsivo que necesita la sociedad, pero es que Errejón lo que quiere es mandar él y cargarse a Pablo".
El sofocón en lo de la UGT no había sido sólo suyo. La cosa en la sede sindical no había estado muy bien organizada, pero la ñapa de última hora en la que Más Madrid se transmutó en Más País se iba sosteniendo por el entusiasmo de los presentes, emocionados, ilusionados, con ganas de aplaudir al nuevo (?) líder de la izquierda.
Tan bien iba todo para Errejon, que el grito de Paco sorprendió a todos. Al punto que se hizo el silencio en la sala, y sus reproches se oyeron sonoros y claros. ¿Quién osa hacerle un feo al revolucionario amable, al radical pragmático?, parecían preguntarse los que lo rodeaban. ¿Cómo criticar al joven que sabe mezclar sin complejos la bandera progre, la palabra "España" y el concepto "juntos"?, se leía en sus ojos. Pero si es la síntesis de lo bueno, el solidario con discurso, el rojo guapetón... pero Paco no quiere un líder, él ya lo tiene.
"Quería su partido para mandar"
"Yo estuve en Vistalegre II", recuerda, "y allí el señor Errejón sacó el 30% de los votos, pero Pablo dijo que seguiría siendo válido para Podemos, así que lo presentó como el próximo presidente de la Comunidad de Madrid". Y dando un golpe a la mesa, mirando fijamente al reportero, se pregunta: "¿Qué pasó? Que él lo que quería era otra cosa, no le valía ya ni Podemos ni Madrid, él quiere su partido, y mandar".
Y eso es lo que lo descoloca. Porque él nunca quiso un cargo en el PCE, se limitó a defender a la izquierda con todas sus consecuencias, "y me he jugado el bigote siempre". Comunista de base, consciente de sus limitaciones -"no estudié mucho tiempo, me gustaría explicarme mejor"-, Paco tiene muy claro que lo que está pasando es malo para los trabajadores y los jóvenes. "Este señor ha estado aquí realizando un mitin porque considera que la izquierda no está bien representada si no la representa él".
Y antes de irse, que su señora le está esperando en Alcalá de Henares y ya es de noche, acaba la conversación reviviendo sus tiempos pasados en presente: "Mira, para mí, primero está mi madre, y luego Pablo Iglesias... bueno, mis hijos, mi mujer... ¡y Pablo Iglesias!", dice con un brillo real en los ojos. "Para mi, aunque me digas que soy un apasionao, un acérrimo, no hay dirigentes de izquierdas como él. Sólo hay dos: Julio Anguita y Pablo Iglesias!"