Para entender el portazo de Clara Serra que se ha estampado en el rostro de Íñigo Errejón -el que él mismo estampó en las papeletas de sus listas para las elecciones generales del 10 de noviembre- hay que remontarse justo tres años atrás. Es decir, que si "el espacio del cambio" tiene poco más de cinco años de vida, la mayoría de ellos se han gastado en batallas internas. Y como en las viejas películas de los 70, la guerra no se la hacen cara a cara las dos superpotencias, sino que éstas envían a sus huestes a pelear por territorios.
Hace tres años, en septiembre de 2016, Tania Sánchez se acostó pablista y se madrugó errejonista. Sin avisar a Iglesias, se supone que sí a Errejón. Pero sorprendiendo a todos en su posado junto a Rita Maestre en una rueda de prensa en la que ambas unían "fuerzas feministas contra el monopolio político masculino" para competirle el liderazgo en Podemos Madrid a Ramón Espinar, el entonces ungido por el secretario general.
Clara se fue de Podemos junto a Íñigo sin ocultar desde el principio su condición de errejonista. De hecho, la pelea porque ella ocupara el número dos de la lista mientras los morados discutían con IU las condiciones de la confluencia fue el primer síntoma de ruptura. Cuando el 17 de enero la entonces alcaldesa Manuela Carmena y el entonces candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid anunciaron su alianza, nadie dudó de que Serra iría de su mano.
"Más 'pablista' que nadie"
Sin embargo, "Sánchez era más pablista que ninguno en Podemos", explica una fuente interna, "pero de repente dejó a todos sus colaboradores con los ojos como platos cuando apareció de la mano de Rita Maestre". Allí comenzó el auténtico juego de tronos, en aquella foto del bautizado como "Proceso Adelante", donde ya estaba Clara Serra. "Aquélla fue la primera vez que vimos dentro lo que ya había pasado fuera", continúa esta persona, cercana a los círculos de poder morados.
La referencia nos lleva, de nuevo, un tiempo atrás. A febrero de 2015, cuando Izquierda Unida se descomponía en Madrid y su portavoz convocaba a la prensa para anunciar su escapada y aclarar que... "no, punto. No vamos a entrar en Podemos. Punto. Lo puedo volver a repetir. No. Punto...", y así siguió.
Aquel día, Tania Sánchez argumentaba que se iba, con sus colaboradores, "a ningún sitio más que a las calles y las plazas", y que lo hacían "para romper el cerrojazo" que les imponía la cúpula de Izquierda Unida. "Porque si no lo rompiésemos, estaríamos bloqueando el cambio en Madrid". La verdad de todo esto es que Sánchez no suele durar mucho en cada una de sus etapas políticas dentro del "espacio del cambio". A finales de ese febrero no fue a las plazas, sino a una alianza con Equo, con la idea de "fundar una alternativa unitaria para Madrid".
Pero sí entró en Podemos. Concretamente, apareció en las listas que Pablo Iglesias presentó a las primarias moradas sólo cinco meses después, en julio de 2015. Llegaba la exdirigente de IU a la sede de la calle Princesa como defensora de que el "espacio del cambio" se integrase en el partido de Iglesias: "Podemos se equivocaría si no incorporara a todo el que quiere cambio", afirmaba. Y añadía que "por desgracia, IU es un proyecto terminado". Parecido opinaba el líder morado, que calificaba a IU de "rojos trasnochados" y pedía que les dejaran "en paz".
En aquel momento pensaban eso, o Tania decía pensarlo. Porque movió de nuevo su visión de las cosas cuando seis meses después se vio que no había gobierno posible y Pablo Iglesias se citó con Alberto Garzón a brindar con botellines, y cerrar un pacto: yo te doy mis votos, tú me das cobijo, y con las subvenciones poselectorales vamos pagando la deuda que nos acogota.
Entonces, fue Errejón el que pidió la vez y empezó a advertir que ése no era su camino, que no estaba de acuerdo con sumarse a los comunistas. Y que por esa senda, Podemos se convertiría en "una nueva IU". En su descargo hay que decir que es el mismo mensaje que sigue transmitiendo su entorno.
Pero lo curioso es que cuando él también hizo un movimiento sorpresivo, acostándose podemita y levantándose carmenita, se llevó consigo nos sólo a Clara Serra, sino a Tania... una era su número dos en las listas, compañera de sofá en los vídeos promocionales de la candidatura. Y la otra era la encargada de tejer redes de apoyos. Tantas que es hoy la número dos de facto en la Comunidad de Madrid.
La "envolvente"
¿Y Clara? ¿Por qué dimite de su escaño en la Asamblea? A buen entendedor, pocas palabras bastan. Aunque este lunes ella gastara más de 1.000 en explicarse en una carta abierta publicada en su Facebook. Pero lo cierto es que en tanto texto, tan bien escrito, Serra sólo sugiere la verdad de fondo, no la detalla, quizá por respeto verdadero al partido en el que promete seguir "militando". En ella cita dos motivos principales: no le gusta presentarse en Cataluña "contra Ada Colau" y señala que "hace falta acordarse del feminismo no solo en las fotos y en la campañas".
Este fin de semana ya corrían los rumores del distanciamiento entre Serra y Errejón. Desde el entorno de Íñigo se sugería a la prensa que siguiera la pista de unas supuestas maniobras oscuras de la diputada: una asociación feminista que estaría promocionando desde su posición política, para luego utilizarla como plataforma para autocontratarse en conferencias y publicaciones.
Cataluña y la resta
Pero no ha sido hasta que Más País ha logrado confirmar las firmas de aval necesarias para presentarse en Barcelona que Serra ha publicado su texto. Lo cierto es que hasta hace bien poco, el entorno de Errejón anduvo sondeando alianzas con los Comunes de la alcaldesa de la Ciudad Condal o con la facción menos soberanista de la confluencia, los representantes de Podem en el cinturón rojo. Pero acabó el plazo de coaliciones y no salió nada: así que el errejonismo se volcó en las firmas para ir en solitario.
¿Quién visitó desde hace meses la plaza catalana para tejer alianzas? Tania Sánchez, confirman las fuentes consultadas -aunque las oficiales de Más País atribuían sus visitas a cuestiones personales que "nada tienen que ver con la expansión del partido"-.
¿Presentarse en Barcelona cumple la condición de sólo hacerlo donde "no se reste al espacio del cambio", como prometió Íñigo al aceptar la candidatura en la asamblea celebrada hace un par de semanas en la sede de UGT? Según Serra, no: "Pienso que si Más País debe enfrentarse a Ada Colau para conseguir los escaños que necesita quizás eso es indicativo de que no era aún el momento de que Más País concurriera a estas generales en estas condiciones y como partido estatal".
Es más, la exnúmero dos de Errejón dice no tener "dudas de que al partido le irá bien electoralmente", pero sólo desea que "el resultado contribuya a sumar para que el bloque progresista nos salve de un gobierno de las derechas". Aunque, en el fondo, no lo cree: "Si la política es algo más que la aritmética electoral, considero que debe importarnos cómo queda el espacio del cambio en su conjunto después del 10-N".
Tania no es "feminista"
Las fuentes internas de Podemos citadas más arriba lo dicen más claramente, "Tania es un bicho". Clara Serra no cita su nombre en toda la carta, ni siquiera aduce los problemas personales que sus conocidos citan en todo este asunto para explicar su portazo. Pero lo cierto es que cita 26 veces el feminismo en su misiva, y sugiere que Sánchez -su sustituta como mano derecha de Errejón- no lo encarna: "Tengo claro que, especialmente las compañeras feministas, necesitarán el apoyo de quienes desde fuera podamos ayudarlas", apunta en otro pasaje de la carta.
Y después arremete ya de lleno contra quien se la llevó de la mano al proyecto Más Madrid y ahora ha subido un escalón hacia Más País, contando su "experiencia", la de que "la fuerza de las mujeres feministas dentro de las organizaciones políticas no suele emanar de la confianza de los líderes".
Claro que Errejón, según explica alguien que trabajó en la dirección de Podemos en la que él estaba, nunca ha sido un apasionado de los extremos, "es más de entrar en lo que él llama el marco ganador... y ahora toca más país y menos plurinacionalidad".