Albert Rivera trabaja a contrarreloj para cimentar su regreso al centro antes de que comience la campaña electoral. El líder de Ciudadanos, como ocurría en el origen, vuelve a tender la mano a izquierda y derecha. Acaba de levantar el cordón al PSOE y su gran obstáculo pasa por hacer pedagogía de ello y explicar su cambio de postura. El objetivo ahora consiste en sellar un acuerdo a diez años con Sánchez y Casado, una suerte de "segunda Transición que saque a España del bloqueo".
La concepción acerca del presidente socialista, insiste Rivera, "no ha cambiado". "Pero cuando todos están quietos, nosotros nos movemos", viene reiterando estos días cuando se le acusa de endeblez o virajes bruscos. Aunque no entraría en un hipotético nuevo gobierno de Sánchez, sí está dispuesto a aportar sus escaños a un pacto transversal que una a PP, PSOE y Ciudadanos.
"Vemos este colapso como una oportunidad para retomar esa antigua tradición de los acuerdos de Estado", cuenta un portavoz de la formación naranja a este diario. "La fragmentación nos ha enseñado que las grandes reformas deben hacerse con doscientos escaños. No con cien o ciento cincuenta", apostilla.
Las fuentes consultadas argumentan que ese acuerdo a diez años, aunque no iría explícitamente unido a las investiduras, facilitaría y desbloquearía con mucha más facilidad la gobernabilidad del país.
Un buen punto de partida, insisten en Ciudadanos, sería negociar acerca de educación, pensiones, natalidad, Cataluña, medio ambiente, empleo, despoblación... Todos estos puntos están recogidos en el decálogo de reformas que Rivera ya ha puesto sobre la mesa. "Cada partido tendrá que exponer sus prioridades. A partir de ahí, nos sentamos. Creemos que las nuestras están claras y que PP y PSOE las conocen de sobra", explica otro miembro de la organización.
Rivera, acuñado su cambio de estrategia, ha rebajado ostensiblemente su tono respecto a Sánchez. Ya no menciona el "plan", la "banda" ni el "motín". En una entrevista con Telemadrid llegó a verbalizar: "El adversario no es el PSOE". "Es cierto que esa búsqueda del pacto conlleva la moderación", arguyen desde su equipo de campaña.
"Depende de Sánchez
La cúpula de Ciudadanos considera que Pedro Sánchez "se ha borrado del constitucionalismo". Aunque la diferencia en relación a abril es sustancial. Rivera cree ahora que su proyecto es más útil condicionando al PSOE y "arrastrándolo al centro mediante los acuerdos".
Los dirigentes del partido liberal miran con nostalgia a los "Pactos de Toledo" -abril de 1995- y lamentan que la generación política actual tan sólo haya sido capaz de unirse frente al terrorismo y la violencia machista -en 2017, Cs hizo de pegamento entre PSOE y PP, que hasta entonces no habían logrado rubricar ese acuerdo-.
En ese sentido, Rivera recuperará de aquí al 10-N su reclamo más centrista: "PP y PSOE se han dedicado todos estos años a aprovechar sus mayorías absolutas y a derribar los proyectos empezados por el adversario. Queremos romper esa dinámica".
En ese "gran acuerdo", Ciudadanos jugaría el papel de pegamento entre la izquierda y la derecha. El candidato naranja mantiene una "muy buena" relación con Pablo Casado y es consciente de que las dificultades están al otro lado de la balanza. "Depende de Sánchez", se limitan a responder en el entorno de Rivera.