¿Existen los infiltrados de los que habla Quim Torra o son sólo una ensoñación en su cabeza? "No tenemos que dejar que los infiltrados y provocadores nos aparten del buen camino", dijo el presidente de la Generalidad en su discurso del miércoles por la noche. "No tenemos que caer en el engaño de las provocaciones, no nos representan", añadió.
Según Torra, los violentos son siempre los otros. Y aunque no lo mencionó explícitamente, la Cataluña separatista entendió rápidamente a quién estaba señalando su presidente: espías, el CNI, la Policía española.
Pero no toda la Cataluña separatista. Aunque pueda parecer chocante, el propio separatismo se ha dividido en dos bandos: el de los que creen que el independentismo es genéticamente pacífico y que nada de lo ocurrido durante las tres últimas noches puede ser obra de los suyos. Y el de los que opinan, con bastante más realismo, que la violencia no es obra de unos misteriosos infiltrados, sino de separatistas que han decidido pasar de la revolución de las sonrisas a la de los cócteles molotov.
Varios vídeos publicados estos días en las redes reflejan el estado de paranoia colectiva provocada por los supuestos infiltrados. En uno de ellos puede verse a dos empleados del F.C. Barcelona obligados a enseñar sus DNI a la muchedumbre para demostrar que no son infiltrados.
En el vídeo, una mujer de avanzada edad busca sus nombres en Google mientras los manifestantes a su alrededor esperan el resultado de sus pesquisas. Uno de los dos chicos, que no parece fiarse del resultado de la investigación de la improvisada detective, aconseja a su acompañante irse de allí de inmediato.
En otro de los vídeos que el separatismo ha viralizado durante las últimas horas puede verse a unos policías junto a un contenedor de basura en llamas. Aunque en el vídeo no se ve en ningún momento a los policías prender el fuego, que por el tamaño de las llamas parece llevar ya bastante rato ardiendo, la autora del vídeo no para de repetir "qué fuerte, han incendiado el container los mismos policías, alucinar, hostias, esto sí que es fuerte". Mientras eso ocurre, docenas de radicales increpan a los policías. "Hijos de la gran puta, cabrones, vais a quemar el puto árbol".
En otro de los vídeos puede verse a una multitud expulsar a un encapuchado al que acusan de ser un infiltrado. El hombre, con la cara tapada, abandona la concentración a paso ligero. La presencia de policías infiltrados en manifestaciones que se prevén violentas es una realidad, pero la acusación del presidente de la Generalidad va más allá. Porque Torra no dice que haya policías infiltrados, cosa que sería una obviedad, sino que son los infiltrados los que han generado la violencia con el objetivo de desacreditar al movimiento independentista.
La tesis de los infiltrados ha sido comprada por buena parte del independentismo pero también por parte de la izquierda nacional. El socialista Antonio Miguel Carmona, por ejemplo, exconcejal del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, decía ayer en su cuenta de Twitter: "Grupos antisistema, ajenos al catalanismo, siembran el caos en Cataluña frente a la pasividad de la Generalitat".
Pero también existe espacio para la sátira. En un vídeo colgado por el periodista Matthew Bennett se ve a unos encapuchados, envueltos en banderas independentistas, lanzar algo que parece un cóctel molotov de mucha potencia contra la Policía. Los comentarios a su tuit son todos irónicos. "Hablan castellano. Infiltrados". O "Se ve claramente que son infiltrados. A uno le asoma el carné de afiliado de Vox por el bolsillo".
La cordura, sin embargo, ha llegado desde donde menos podía esperarse. Porque ha sido la exdiputada de la CUP Mireia Boya la que este jueves ha dado un paso adelante para contradecir a Torra y argumentar lo que para cualquier periodista o testigo de los altercados de los tres últimos días en Barcelona es una evidencia: que los violentos son, todos, catalanes separatistas.
"Sabéis perfectamente que estos jóvenes en las calles no son grupos violentos, son vuestros hijos, hijas, nietos, sobrinos, que han perdido el miedo y se defienden de la violencia policial. Están allí pidiendo un futuro digno. Hablad con ellos y veréis", ha dicho.
Queda sin respuesta la pregunta de por qué ha tardado tanto Torra en condenar la violencia si esta es obra de infiltrados ajenos al movimiento independentista. Y también la de por qué la Policía detiene a sus propios infiltrados y estos son asistidos luego legalmente por colectivos separatistas como Alerta Solidaria, afín a Arrán, o Advocacia per la democràcia Lleida, entre muchos otros. Quizá es que la respuesta al enigma de los infiltrados es la más obvia de todas: no existen los infiltrados. Siempre han sido ellos.