Santander

El presidente del PP, Pablo Casado, estira como puede todos los minutos que le quedan de esta campaña electoral. El candidato a la presidencia del Gobierno empalma un compromiso con otro, sin apenas tiempos muertos. Lo hace, eso sí, siempre uniformado: traje oscuro, camisa clara, corbata... y papeles, muchos papeles, aunque a la hora de la verdad nunca recurre a ellos.

EL ESPAÑOL entrevista a Casado en Santander, apenas unas horas más tarde de la celebración del único debate electoral y tras conocerse los datos de empleo de octubre. Ahí es donde el líder del PP centra su discurso y sus respuestas: en el plano económico.

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Los últimos momentos antes del 10-N tienen un sabor radicalmente diferente para el PP que los días previos al 28-A. En abril, las encuestas ya anticipaban sus peores augurios. Ahora, y con la radiografía que dejaron las últimas encuestas, si Pablo Casado consigue la cuadratura del círculo —la unión del voto del centroderecha en torno a su papeleta—, podría aspirar a ser el próximo presidente del Gobierno. 

Usted pide la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional en Cataluña, que permitiría dar órdenes a los Mossos. ¿Hay base legal para hacerlo?

Y hay urgencia para aplicarse, porque la Ley de Seguridad Nacional se aprueba precisamente para estos casos. Valdría, primero, para que se preserve el orden público en las calles de Barcelona, pero, luego, para preservar la labor de los policías, guardias civiles y mossos que ahora mismo Torra ha amenazado con purgar.

Lamento decir que no ha habido una buena coordinación por parte de los mandos políticos, sí por parte de mandos intermedios y los propios mossos y policías nacionales, porque, por ejemplo, hay mil guardias civiles acantonados en el puerto de Barcelona que no han sido movilizados, incluso en los peores momentos de emboscadas, cuando 300 agentes fueron heridos.

Pero lo más importante es el porqué: Sánchez ha preferido no molestar al PSC, que claramente dijo que no quería uniformados de la Guardia Civil por Barcelona y, lo más grave, no cierra la puerta a pactar con JuntsxCat, con Torra, que es el que sigue mandando sobre los mandos policiales de los Mossos.

¿Cuál es su receta para Cataluña?

Hay tres plazos: a corto, a medio y a largo. A corto plazo es la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional, instar a la Fiscalía a actuar contra los violentos, tal y como se hizo contra la kale borroka, cuestiones de ley de responsabilidad penal del menor y cuestiones relativas a la aplicación de la Ley de Partidos para aquellos colectivos políticos que estén alentando, jaleando, justificando la violencia. Mandar también un requerimiento de cumplimiento de la Constitución a Torra y, por último, la ruptura inmediata de cualquier acuerdo del PSC con JuntsxCat, ERC y las CUP.

A medio plazo, es toda la batería de nuestro Plan España para Cataluña: tipificar el delito de rebelión impropia, que quitó el PSOE en el 95; tipificar el delito de convocatoria ilegal de referéndum, que quitó el PSOE en el 2005 y que ahora Pedro Sánchez curiosamente quiere recuperar a última hora en la campaña; acabar con las embajadas mal llamadas de Diplocat; poner fin al traslado de la competencia de prisiones al Estado y prohibir los indultos.

A largo plazo, es un plan de cara a recuperar a toda esa sociedad civil no independentista: finalizar con el adoctrinamiento educativo en la educación primaria y secundaria, acabar con la propaganda en los medios de comunicación y, en definitiva, como hicimos en el País Vasco con todos los movimientos anti nacionalistas, dando más peso a la sociedad civil, a las patronales, a los clubes de fútbol, que no son independentistas. Y eso hay que hacerlo con presupuesto y con presencia institucional del Estado. Yo me he comprometido semanalmente a estar allí como presidente del Gobierno, en Barcelona o en cualquier otra ciudad de Cataluña.

Usted afirma que defiende la Constitución "desde el título preliminar hasta las disposiciones finales". ¿Comparte entonces esa idea de la realidad "plurinacional" de España que, según interpretan algunos, recoge el artículo 2? ¿Qué representa hoy en día una nacionalidad histórica?

No, porque el artículo 2 no habla de distintas naciones, habla de la nación española en la que hay autonomía y nacionalidades. Las nacionalidades no tienen nada que ver con las naciones. El concepto de plurinacionalidad no es admisible en España y no lo es en ningún país del mundo, menos en la Bolivia populista de Evo Morales. Por eso, le he dicho a Pedro Sánchez que no merece presidir la nación española quien no cree en ella, y que no merece ser un candidato a la presidencia del Gobierno alguien que no sabe que ese Gobierno es el de un país que no es plurinacional.

Al final, Pedro Sánchez está tan desesperado con las últimas encuestas por darse cuenta del error que ha sido forzar elecciones por mero cálculo egoísta, partidista y electoral, que ahora mismo está en una huida hacia delante. Quiere contentar, primero, a sus federaciones más nacionalistas, la del País Vasco, Galicia, Baleares, Comunidad Valenciana, Navarra y, por supuesto, al PSC en Cataluña. Pero luego, también, pretende no cerrarse la puerta a pactar de nuevo ese gobierno Frankenstein con JuntsXCat, ERC e, incluso me dijo en el debate, sin renunciar a la abstención de Bildu.

Yo le pregunté cinco veces: ¿Usted renunciaría al apoyo de Junts, ERC, la CUP y la abstención de Bildu? ¿Por qué no me contestó? A mí me pregunta eso y vamos, inmediatamente, le digo que no. ¿Por qué no me contestó? Porque él cree que va a necesitarlos para seguir en el Gobierno. Eso es gravísimo y los españoles tienen que tener toda la información a la hora de ir a votar.

El votante socialista de Andalucía, de Extremadura, de Castilla-La Mancha, de Madrid, que ya vio claramente que Pedro Sánchez volvería a pactar otra vez con los independentistas, tiene otras opciones. Puede votar a Ciudadanos, por ejemplo, que es un partido que se define socialdemócrata. Puede votar incluso a Errejón, que parece que tiene más claro incluso el concepto de no connivencia con los independentistas que el propio Sánchez.

Creo que es muy claro apelar a ese voto unido, pero no sólo de la derecha o del centro, que también. Todo los que estén preocupados por la crisis económica, también tienen cabida en el PP. 

Las nacionalidades no tienen nada que ver con las naciones. El concepto de plurinacionalidad no es admisible en España

¿Serán económicas sus primeras medidas si alcanza la Moncloa?

Sin duda. Hemos planteado una bajada histórica de impuestos: el de la renta, el de sociedades, supresión de donaciones, sucesiones y patrimonio, bajada del impuesto ITP o AJD para la adquisición de viviendas para familias jóvenes o personas vulnerables. Y también la ampliación de la tarifa plana para autónomos durante doce meses más, y veinticuatro para autónomos vulnerables, mujeres maltratadas, parados de larga duración, jóvenes, emprendedores del mundo rural o discapacitados. Bajada global de impuestos. 700 euros más de media al año para cada contribuyente y 3.000 euros de media para cada autónomo. Eso es lo que proponemos nosotros.

Luego, además, hay un plan de choque para racionalizar el gasto burocrático de la administración, para la unidad del mercado, para la ley de segunda oportunidad, para la ley del crecimiento empresarial, para el emprendimiento en la eliminación de trabas burocráticas. En definitiva, un plan de choque macroeconómico para evitar una crisis que hoy, con las cifras de paro, ya se ve que va a ser gorda, una crisis grave.

Hoy hay 18.000 personas más en el paro por culpa de Sánchez. Esto es gravísimo. Él lo está ocultando como hizo Zapatero y, por eso, yo aspiro a llegar al Gobierno este domingo, porque si llegamos en dos años, o en cuatro, la crisis ya será recesión y ya podrá llevarse por delante tres millones de empleos como le pasó a Zapatero.

Si Pizarro, si el PP hubiera llegado en 2008, nos hubiéramos ahorrado tres millones de parados. Por tanto yo le quiero decir a los españoles: vamos a intentar evitar que pase como en 2008, que por las mentiras de Solbes y Zapatero, tres millones de personas se fueron al paro, nueve millones de pensionistas descongelaron la pensión, a tres millones de funcionarios les recortaron el sueldo un 5%, decenas de miles de jóvenes se tuvieron que ir a otro país para encontrar trabajo, la sanidad estuvo quebrada... Vamos a evitar esto el domingo. Si no, puede ser demasiado tarde.

Pablo Casado, en un momento previo a la entrevista con EL ESPAÑOL. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

Salvo en el CIS, Vox es tercero en la mayoría de encuestas. ¿Que haya crecido tanto es una amenaza para sus expectativas electorales?

No. El PP, la amenaza que tiene, el adversario que tiene, es el PSOE.  Y sólo yo puedo echar a Sánchez, no me distraeré con Vox. Yo tengo el máximo respeto a todos los partidos, pero creo que en el contexto de una crisis económica y territorial hacen falta partidos expertos. Igual que cuando hay turbulencias buscas una tripulación, en el mar o en un avión, experimentada. O si tienes que hacer una operación buscas un equipo quirúrgico experimentado. Ahora, en una crisis económica, a los electores les gustará ver que en mi equipo hay exministros, ex secretarios de Estado, expresidentes autonómicos que han manejado crisis satisfactoriamente.

En una crisis territorial como la de Cataluña, hace falta un partido que ha parado el plan Ibarretxe y el plan Puigdemont. Lo digo porque la política no es hacer un discurso de barra de bar. Desde el sofá se hace muy bien la alineación del equipo de fútbol, pero hay que haber estado pisando la hierba. En el caso de la política, hay que haber gestionado un país como ha hecho el PP en dos ocasiones con éxito. Ahora no estamos para bromas.

El PP presume de capacidad de pacto con Ciudadanos y con Vox. Sin esa condición, los gobiernos en Andalucía, Madrid o Murcia no serían posibles. Si Vox es el tercer partido de España y usted tiene la posibilidad de presentarse a la investidura, ¿contempla o descarta incluir a Vox en el Gobierno? ¿Contaría con Abascal como ministro?

Ellos ya lo han dejado muy claro, que no van a participar del gobierno, y además es coherente con lo que han hecho en Murcia, en Madrid, en Andalucía. Quieren estar en la oposición, y si cualquier partido, sea Vox, sea Ciudadanos o incluso otros partidos, consideran que quieren plantear su agenda legislativa lo tendrán que hacer en un entorno de mayorías en el Congreso de los Diputados.

Con Vox y con Cs nos une la bajada de impuestos, la unidad territorial, pero nos diferencian otras cuestiones. Y lo bueno de Andalucía, Murcia, Castilla y León o Madrid fue que lo que nos dividía lo dejamos a un lado y fuimos a un acuerdo de básicos. Cuando digo que quiero ser el presidente de todos los españoles, incluso los que no han votado al PP nunca, incluso los que han dejado de votarle, yo asumo que tengo que renunciar a postulados de mi programa electoral. No para aparcarlos, sino para dejarlos un momento en el que yo tenga una mayoría suficiente.

Ahora hay que ir a lo urgente y lo importante. Y en eso nos podremos poner de acuerdo incluso con otras formaciones políticas como el PSOE, al que ya le ofrecimos 11 pactos de Estado. El problema no es el PSOE, el problema es Sánchez. Sánchez es el bloqueo personificado, el que no ha querido pactar con nadie, el que ha tejido un cordón sanitario al PP. Por eso digo que con un escaño más que Sánchez, yo desbloquearé el Gobierno, porque estoy convencido de que permitiré que a izquierda y derecha haya puntos de acuerdo para gobernar en España.

¿Pero está Vox preparado para asumir responsabilidades de Gobierno con usted como presidente en el caso de que así lo deseen?  

Eso es ya meterse en el terreno de las hipótesis. El esquema que hemos planteado a nivel autonómico, provincial y municipal, el de los gobiernos con Ciudadanos, ha funcionado bien.

¿Por qué no rebatió los argumentos y posiciones de Abascal durante el debate en televisión?

Sí que lo hice. Él se metió con la deuda y yo dije que la deuda fue pagar las facturas que había dejado el PSOE antes de que llegáramos al Gobierno. Él se metió con los supuestos posicionamientos de las autonomías y yo dije que el modelo autonómico es constitucional, que nosotros lo defendemos y que es bueno acercar los servicios públicos a los españoles siempre y cuando no haya duplicidades o deslealtades por parte de los gobiernos autonómicos. En materia de memoria histórica, creo que todos coincidimos en mirar al futuro.

A Vox, que le gustan los símiles taurinos: los grandes toreros son los que tienen cornadas; los novilleros no tienen cicatrices. El PP es un partido histórico que ha toreado en plazas muy difíciles y como los grandes toreros ha podido cometer, en algún momento, un acercamiento excesivo al toro y nos han cogido. En 40 años, siempre ha podido haber alguna política económica, internacional o social que podía mejorarse. Pero el saldo es tremendamente positivo para España. Lo más fácil es torear con vaquillas. Ahora estamos en un momento para España en el que hacen falta grandes diestros para enfrentarse a este toro que es la crisis económica.

El problema no es el PSOE, el problema es Sánchez. Hay incompatibilidad de programa y objetivos para España

Ninguna encuesta prevé que la suma de PP, Ciudadanos y Vox llegue a los 176 escaños. Y sin ellos, ustedes no podrán gobernar. En el debate dijo que "El PP no va a pactar con el PSOE". ¿Excluye la abstención patriótica en caso de que sea la única manera de evitar terceras elecciones?

Con Sánchez ha quedado claro que hay una incompatibilidad absoluta de programa y objetivos para España. Una persona que dice que España no es una nación, que no cierra la puerta a Torra y a Junqueras, que no es capaz de garantizar el respeto al Jefe del Estado en Cataluña, una persona que se niega a hablar del empleo y que oculta las cifras para intentar salvar con poco éxito un debate electoral, no merece el apoyo del PP.

Además, yo se lo he dicho en todo momento estos meses. Recuerdo una frase que le dije en su debate de investidura: “Señor Sánchez, usted merece todo mi respeto personalmente y su partido también. Pero ni su programa ni su candidatura merecen nuestro apoyo”. Es una frase que reúne muy claramente que es compatible ser un partido dialogante, no ser un partido sectario con el PSOE, que ha sido un partido importante en los últimos años para España, pero, al mismo tiempo, tener muy claro que no compartimos los ejes básicos con Pedro Sánchez.

¿Ha sido el PP "profundamente anticatalán" hasta ahora, como dijo su portavoz parlamentaria y número uno por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo?

El PP tiene dos víctimas del terrorismo que eran concejales del PP catalán. Ruiz Casado y Cano. Por tanto, yo creo que el PP ha hecho un gran servicio a Cataluña y lo que tenemos que hacer ahora es ser el partido que recupere la Cataluña olímpica, que recupere la convivencia y la concordia. Es lo que vamos a hacer.

Ciudadanos malogró el resultado electoral que tuvo, no presentándose a la investidura, saliendo de ahí rápidamente. El PSC se ha convertido en un partido nacionalista. El reto ahora es que el PP, además de los grandes resultados que cosechamos en su día —llegamos a tener 12 escaños—, de las grandes infraestructuras que hemos construido en Cataluña, de la gran potenciación de una Cataluña empresarial, recupere la concordia en la educación, en los medios de comunicación, en la convivencia. Eso sólo puede hacerlo el PP.

Hay que entender la frase [de Álvarez de Toledo], además. La frase era una crítica, una enmienda a la totalidad al supuesto catalanismo. Porque el nacionalismo es profundamente anticatalán: el nacionalismo es el que ha negado la riqueza y la proyección de Cataluña. Cataluña será otra vez una región próspera y pujante cuando no haya ninguna ideología que la empequeñezca, divida y que la lastre como la nacionalista.

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