En el último día de campaña, en el Partido Popular vuelven a brotar las sonrisas de satisfacción. El sprint final, a través de la silueta que van dibujando sus sondeos internos, tiene un regusto diferente al vivido en las elecciones de abril. Porque no sólo han dado por consolidados el centenar de diputados en esta ocasión, sino que, con “la mejora de las expectativas”, tienen a tiro de piedra nuevos escaños con los que antes no contaban.
Por eso, la estrategia se ha maximizado: los populares, con su presidente y candidato a la cabeza, se van a volcar para conseguir la batalla por “los restos”: esas provincias en las que el hundimiento de Ciudadanos y la subida insuficiente de Vox dejan huérfanos diputados.
Las nuevas plazas prioritarias, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL de diversas fuentes de la dirección del PP, incluyen Valencia, Murcia, Barcelona, Zaragoza, Madrid, Palencia, Castellón y Asturias.
El presidente del partido, Pablo Casado, está redoblando esfuerzos en su agenda para cuadrar visitas o mítines en estos lugares. O, en su defecto, algún miembro destacado de su equipo. Quieren movilizar al electorado, al indeciso que aún no tenga muy claro a qué opción política votar.
No sólo en su espectro ideológico. Casado, tal y como comentó en una entrevista en este periódico durante esta semana, ya ha abierto su discurso a votantes socialistas desencantados con Pedro Sánchez. No sólo para convencerles de que opten por él este 10-N, sino que, directamente, no elijan al PSOE.
“El votante socialista de Andalucía, de Extremadura, de Castilla-La Mancha, de Madrid, que ya vio claramente que Pedro Sánchez volvería a pactar otra vez con los independentistas, tiene otras opciones”, comentó el líder popular durante la entrevista, celebrada, precisamente, momentos antes de que tuviera lugar un mitin en Oviedo, capital de Asturias.
En abril, de haber logrado concurrir todo el bloque del centroderecha unido bajo la mismas sigas en una papeleta común —como era el deseo del PP con la confluencia España Suma— en estas siete circunscripciones, el descalabro de los populares no habría sido tal y se habrían optimizado los votos.
Así, el último mensaje que quieren lanzar desde Génova a los ciudadanos es claro: quitando a Sánchez, el “único” candidato, a su parecer, que tiene opciones reales de gobernar el país es Pablo Casado. Y si lo hace con un colchón amplio de escaños, superior a los 105 que ellos dan por atados a estas alturas, mejor.