Con la plaza de toros de Las Ventas como escenario, el presidente del PP, Pablo Casado, ha terminado el último mitin antes de las elecciones del domingo con una proclama bien clara: la disyuntiva total. Los populares quieren concentrar todo el voto del bloque de centroderecha en su papeleta, apelando al voto útil. O, como lo ha llamado el propio candidato, el “voto prestado”.
“Esto es un proyecto transversal, para todos los españoles. Para los socialistas, para los democratacristianos, para los conservadores, para los liberales, para los de Vox, para los de Ciudadanos… ¡hasta para los nacionalistas, porque nosotros gestionamos mejor!”, ha exclamado el dirigente.
Casado ha hecho lo posible para cerrar la campaña electoral en lo más alto, tras unas jornadas trepidantes en los que trataba de convencer al mayor número de votantes enlazando hasta tres mítines diarios. Los mensajes, al final, son los mismos: la llamada a la unión del voto, al miedo al auge de Vox y el despliegue de su “experiencia de gestión” ante la crisis económica.
“Se juega la continuidad de España”
El presidente popular lo ha sumarizado: “O PSOE o PP. O crisis o PP. O división o PP”. A los votantes de Vox y Ciudadanos, a los que ha expresado su “máximo respeto”, les ha dicho que “ya pactaremos después”. Lo primero es antes: “Tenemos una agenda para la mayoría”. “Hay que ir todos juntos”.
“Os lo digo con la legitimidad de un partido que antes de las elecciones ya planteó una plataforma electoral para que fuéramos juntos los distintos, unidos los diferentes”, ha reprochado. “España Suma hoy lo representa el PP, y como hubo partidos y líderes que no quisieron unir un proyecto para cambiar el Gobierno, tengo que pedir el voto para quien garantiza un nuevo tiempo para España”.
Casado ha hecho incluso referencia a la fundadora de UPyD y histórica socialista, Rosa Díez, para apoyar su argumento. “Como decía Rosa Díez, no había tiempo para discutir lo sectorial, se juega la continuidad histórica de España”.
“Prestadnos el voto, pactaremos después”
Pero el grueso de su intervención lo ha dirigido a quienes, en las épocas de mayorías absolutas, votaron al PP, pero que lo abandonaron. “Algunos han optado por Ciudadanos o Vox, y ante la gravedad de la situación que hay en España, les digo con toda humildad que necesitamos su apoyo para echar a Sánchez. Estamos de acuerdo en que España está en juego”. “Tenemos que unir esfuerzos”.
Las encuestas van meciendo al Partido Popular, que en los últimos trackings internos, como adelanta EL ESPAÑOL, dibujan un escenario favorable, aunque remoto, para que Casado consiga ganar al PSOE en las urnas.
Así, y según fuentes de la dirección del PP, continúa creciendo el “margen para capitalizar los votos”. “Los trackings son orientativos, pero nuestros datos de la calle, de voto por correo, de apoderados… Nos dicen que esto es muy diferente a lo que vivimos en abril”.
Lo cierto es que el presidente en privado, según las mismas fuentes, confía en que, aunque Sánchez quede por encima, no pueda formar gobierno y sea él quien se pueda presentar a la investidura. Sobre todo por lo “fácil” que se lo ha puesto el socialista, con el tema crisis y nacionalismos.
El acto, que terminó con el himno de España como colofón, tenía un ambiente radicalmente contrario al que se vivió en el cierre de campaña del PP antes del 28-A, celebrado en el Wizink Center y con hasta 10.000 asistentes, frente a las poco más de 3.000 personas que arropaban a Casado en Las Ventas.
Frente a la tristeza y cautela, en esta ocasión había emoción contenida. “Hay un estado de opinión favorable a dar un vuelco. Lo de abril era la tormenta perfecta y ahora es diferente”, cuentan en privado desde el equipo del presidente. El gran ‘sprint’ final, el que puede marcar la diferencia, está aún por darse. El PP se juega sus opciones de gobierno entre la jornada de reflexión y el día de las urnas. Y lo saben.