El PP ha sugerido que Pedro Sánchez "debe pensar en marcharse" para facilitar la gobernabilidad, si se confirman los datos anticipados por las encuestas. Así lo ha dicho el secretario general popular, Teodoro García Egea en la primera valoración de la noche de las elecciones generales del 10-N.
Más de seis meses después, las cuentas no parecen salir de otro modo. En la noche del 28-A Sánchez tenía varias opciones para elegir con quién formar mayorías a su izquierda y a su derecha.
Pero la encuesta de SocioMétrica para EL ESPAÑOL -además del resto de las publicadas por otros medios- para estas elecciones generales del 10-N coinciden en que al presidente en funciones sólo le van a quedar las dos posibilidades que más se ha preocupado en descartar durante la campaña electoral: una reedición aumentada de la mayoría frankenstein que formó tras la moción de censura que lo aupó a la Moncloa o un giro no ya al centro, sino a la derecha, en busca de la complicidad del PP de Pablo Casado.
Sin embargo, el líder popular ha insistido cada vez con más vehemencia según pasaban los días en que esto es imposible. De hecho, Casado cerró la campaña en Madrid, en la Plaza de Toros, prometiendo explícitamente que "el PP no va a facilitar en ningún caso una investidura de Sánchez", ya que es "su alternativa". Y que si tiene un solo escaño más que los socialistas se presentará para ser presidente y desbloquear la situación política en España.
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En todo caso, hay un detalle que, según pudo saber EL ESPAÑOL de fuentes populares, podría clarificar esta situación. El candidato del PP ya sopesaba que si la única opción para formar Gobierno en España es la gran coalición, su condición deberá ser la de reclamar un presidente en Moncloa distinto de Sánchez.
De hecho, en la primera valoración pública de la noche, así lo ha sugerido el secretario general del PP, Teodoro García Egea: "Los españoles saben que sólo hay dos alternativas, o Pedro Sánchez o Pablo Casado, como venimos diciendo toda la campaña". Y continuación, ha considerado que la caída en escaños de los socialistas debería hacer pensar a su líder, después de convocar una repetición electoral, en "apartarse".
Y es que mirando con cuidado las frases de campaña de Casado, queda claro que a lo que se compromete públicamente el presidente popular es a no ponerle una alfombra roja al candidato del PSOE, pero nada dice del partido en sí. El líder del PP llegó incluso a pedir el "voto prestado" no sólo a los electores de Vox y Cs -"esa España Suma la representa el PP, prestadnos el voto, ya pactaremos después"-, sino también a los socialistas desencantados con su candidato.
Los primeros sondeos
Según los sondeos al cierre de las urnas, al candidato del PSOE no le bastaría una "abstención técnica" del PP en segunda votación -que sólo precisa más síes que noes-, y sólo podrá salir elegido presidente con un voto afirmativo de de los populares. Porque cualquier viraje de este tipo sería rechazado por Pablo Iglesias y por Íñigo Errejón, los diputados de Vox ya se sabe que votarán no al PSOE, tal como ha anunciado hasta la saciedad Santiago Abascal. Y por descontado se daría la negativa de ERC, JxCat, la CUP... una suma de noes que ya superaría los 120 escaños: más votos negativos que positivos.
Así, a los socialistas sólo les quedaría sentarse a negociar con el PP un pacto para el voto afirmativo, lo que le daría a Casado la ventaja negociadora. Y es ahí donde las fuentes populares confirman a este periódico que el líder conservador plantearía su exigencia: presidente socialista, de acuerdo, pero no Sánchez.
Un 'frankenstein' con más piezas
Para evitarlo y salvarse, el líder del PSOE debería volver a la búsqueda de un acuerdo como el que no quiso cerrar en la legislatura fracasada con Unidas Podemos -que a lo más que aspira es a mantenerse con un horquilla baja que le da una caída de hasta seis diputados-. Pero eso precisaría de muchas más sumas que entonces: sólo Más País, PRC, PNV y ERC no bastarían.
Y aunque el socialista lograra que Esquerra aceptara tal acuerdo -muy difícil después de sus promesas en el debate: recuperar el delito de referéndum ilegal e intervenir TV3-, aún le faltarían entre cinco y ocho apoyos. Y éstos los debería buscar en el JxCat de Carles Puigdemont -cuyo traslado a España "para que responda ante la Justicia" también comprometió Sánchez aquel día- para sumar la mayoría absoluta del Congreso que le permitiera no sólo salir investido, sino poder gobernar.
Preocupado por ese caladero de votos, Sánchez resultó ser el primer presidente en ejercicio que cierra su campaña electoral en Cataluña. Y este sábado, mientras Casado visitaba a la dirección del PP en Barcelona, él presidía el "comité de situación" sobre Cataluña en la Moncloa.
Pero una cosa es segura. Si todo esto es así, nadie estará menos satisfecho que Pablo Iglesias de acertar con aquel vaticinio que le hizo, crispado y casi a gritos, a Pedro Sánchez en el Congreso al finalizar el debate de la primera votación de investidura el 22 de julio: "No nos pisará ni humillará nadie... y si no llegamos a un acuerdo es muy posible que usted no sea presidente nunca".