Sensaciones encontradas este 10-N en la sede nacional del Partido Popular. La mejora notable de los resultados obtenidos allá por el mes de abril no ha sido suficiente para consolidarse como opción de gobierno. La formación de Pablo Casado recupera 22 escaños -pasa de 66 a 88 diputados- y más de medio millón de votos en estas elecciones generales, pero el bloque del centroderecha se deshace y no hay combinación posible que pueda aupar al líder popular a la Moncloa.
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El PP logra conquistar nuevas plazas, como el segundo sillón por Barcelona -que va para María de los Llanos de Luna, exdelegada del Gobierno en Cataluña- o un par más de diputados en Madrid, pero tambalean algunos de sus tradicionales feudos: en la Región de Murcia, los comicios los ha ganado Vox; en Andalucía, los de Abascal les han pasado en votos -y empatan en escaños- en Almería, Cádiz, Huelva y Sevilla.
Casado no ha querido ceder protagonismo a Vox durante la campaña, pero el partido de extrema derecha, que se independizó del PP, les ha disputado esos votos que podían cristalizar en sillones en el Congreso y apuntalar su victoria. Pero ni con el gran auge de los de Santiago Abascal, que se convierte en la tercera fuerza política, ni con su propia subida podrán conformar una alternativa a Sánchez. “España ha tenido un mal resultado”, sintetizó el presidente popular.
La gobernabilidad del país queda, así, pendiente de un hilo. Pablo Casado cerró la puerta a cualquier tipo de negociación con Pedro Sánchez -“Nuestros programas, planteamientos e intereses son incompatibles”, adujo, en un escenario montado en la madrileña calle Génova-, pero, haciendo uso de una ambigüedad deliberada, afirmó que su partido será “muy exigentes con el PSOE” y que “ejercerán” su “responsabilidad y alternativa”. “Sánchez tiene la pelota en su tejado. Al PSOE le decimos que debería pensar y valorar su futuro. Plantearse qué deberían hacer”.
"Esperábamos más"
Al final de la noche, la mayor lucha que llevaban a cabo los populares era contra sus propias expectativas. Lo reconocían fuentes de la dirección en conversación con este periódico. En las últimas jornadas de la campaña, el presidente del partido mantenía que se encontraban en una situación de “empate técnico” con los socialistas y daban por consolidados más del centenar de escaños.
Lo admitían en público y en privado. Todo lo que no fuera superar la barrera de los 100, no sería cumplir con sus objetivos mínimos.“Lo peor son las expectativas. Realmente subimos 22 que está muy bien, pero…”, se sinceraba un alto cargo del partido. “Esperábamos un pelín más”, comentaba un miembro del comité de campaña.
En el ambiente flotaba el espíritu de la coalición fallida España Suma. “Toda la culpa es de Rivera. Con España Suma hubiéramos arrasado”, mantenían fuentes de la dirección. “Si se hubiera integrado Vox, fijo. Pero sólo con Ciudadanos ya habríamos peleado”.
El PP gana en Cantabria y Melilla
El PP dio la batalla a lo largo y ancho del país, pero no consiguió ganar en ninguna otra comunidad que no fuera Cantabria y la ciudad autónoma de Melilla. En Galicia sumó más votos que en abril, pero ni por esas: hubo mayoría socialista en Pontevedra.
Históricos miembros del partido como Marimar Blanco, hasta este momento diputada por la Comunidad de Madrid y que en estas elecciones concurrió por Álava, en sustitución de Javier Maroto, no han arrancado el escaño. Tampoco lo consiguieron en Vizcaya o en Tarragona, que a ratos lo sintieron muy cerca.
También se queda fuera, en este caso del Senado, el activista Juan José Cortés. El PP consigue un senador por Huelva, la circunscripción que encabezaba el padre de la niña Mariluz, pero lo obtiene José Enrique Sánchez Núñez, que iba de número dos en la candidatura.
Sin embargo, Casado no dudó en sacar pecho por los resultados obtenidos cuando se ha dirigido a sus afiliados y simpatizantes. “En apenas seis meses hemos recuperado un 33% de nuestros escaños”, indicó. “Este partido, cuando alguien intenta sustituirlo, siempre resurge a la altura de lo que España necesita”.