Nunca jamás ha habido tantos partidos en el Congreso de los Diputados –dieciséis– y nunca jamás este ha acogido tantos partidos –diez– de ámbito local. Pero el caso más llamativo de todos es, sin duda, el de Teruel Existe, un partido que ha logrado irrumpir en el Congreso de los Diputados con apenas 19.700 votos, equivalentes al 0,08% de las papeletas en toda España.
Basta comparar a Teruel Existe con el PACMA, partido que no ha obtenido ni un solo escaño a pesar de haber recibido 226.000 votos, para darse cuenta del cambio de paradigma que anuncia el éxito de la formación liderada por Tomás Guitarte. O con el caso de Más País, al que sus dos escaños por Madrid han costado la friolera de 199.000 votos.
A diferencia de PNV, ERC o el BNG, Teruel Existe no defiende intereses regionales, sino estrictamente provinciales. La pregunta hoy en toda España es la de si su caso es la excepción, una carambola anómala y de difícil repetición, o más bien el disparo de salida para la llegada al Congreso de más partidos provinciales surgidos de la España despoblada.
¿Es el partido liderado por Tomás Guitarte, en fin, el principio de una democracia menos nacional y más cantonal? ¿De una democracia de tres niveles compuesta por partidos de ámbito nacional, partidos nacionalistas de ámbito regional y partidos localistas de ámbito provincial?
Mejor cuanto más concentrado
La sorpresa es relativa. En primer lugar, porque el sistema electoral español beneficia a los partidos que concentran su voto y penaliza a los que lo dispersan. 20.000 votos en una sola provincia pueden llegar a ser en determinadas circunstancias mucho más efectivos –como demuestra el caso del PACMA– que 200.000 repartidos por toda España.
En segundo lugar, porque el éxito de los partidos nacionalistas vascos y catalanes, capaces de investir, condicionar y derrocar gobiernos nacionales con poco más de una docena de escaños, ha señalado una puerta de acceso al poder muy diferente a la utilizada por los cinco grandes partidos nacionales. Una puerta que, a pesar de estar a la vista de todos, muy pocos se han atrevido a cruzar más allá de Cataluña, el País Vasco y Galicia.
Pero la verdadera inspiración de Teruel Existe ha sido, más que el nacionalismo vasco y catalán, un personaje tan pintoresco como el cántabro Miguel Ángel Revilla. Un político televisivo y eterno –el más longevo del panorama nacional– capaz de amarrar, gracias a su único diputado y unos escasos 52.000 votos en las elecciones de abril de este año, la llegada del AVE a su comunidad. Algo que no ha sido capaz de conseguir Extremadura en cuarenta años de democracia a pesar de su millón largo de habitantes y su fidelidad absoluta al PSOE, con la única excepción del periodo 2011-2015.
El peligro para los grandes partidos de ámbito nacional como PP y PSOE es que los habitantes de comunidades históricamente perjudicadas por los privilegios en infraestructuras, autonomía y financiación concedidos a Cataluña y el País Vasco lleguen a la conclusión de que es mucho más rentable invertir en partidos de ámbito regional que en ese viejo bipartidismo que se limita a sumar sus votos a una cesta común nacional sin que estos se traduzcan en beneficios para sus regiones.
Escaños baratos, pero rentables
La atomización del Congreso, lo ajustado de los resultados y la coincidencia en él de una miríada de pequeños partidos con uno, dos o tres escaños –Teruel Existe, Partido Regionalista Cántabro, Bloque Nacionalista Gallego, Navarra Suma, Coalición Canaria, la CUP y Más País– juega a favor de las pequeñas formaciones. En el Senado, por ejemplo, los dos senadores obtenidos por Teruel Existe pueden ser decisivos para concederle o negarle la mayoría a un PSOE al que sólo separan del PP ocho senadores.
"Mi primera iniciativa parlamentaria será un pacto de Estado por el equilibro territorial", ha dicho Tomás Guitarte en declaraciones al diario El País. Un equilibrio territorial que ahora no existe en buena parte de eso que se ha llamado la España vaciada. Una España vaciada que se caracteriza por su escasa densidad de población y por un sempiterno déficit de infraestructuras y servicios.
Si lo primero es producto de lo segundo, o lo segundo consecuencia de lo primero, es uno de los grandes debates de la política española. Quizá ahora, gracias al éxito de Teruel existe, averigüemos quién fue primero. Si el huevo o la gallina.
Grupo España Vaciada
Fuentes de Teruel Existe se muestran convencidas, en conversación con EL ESPAÑOL, de que su irrupción en el Congreso de los Diputados no será flor de un día. "Van a seguir otras formaciones. Se va a montar un gran grupo parlamentario de la España vaciada. Ese será el próximo objetivo". El resultado será un grupo desideologizado, capaz de pactar tanto con PP como con PSOE, y que sólo se moverá por intereses locales.
Nadie podrá negarle la ambición a Teruel Existe. Cuando su único diputado aún no ha tomado posesión de su escaño, la mira ya está puesta más allá de la Carrera de San Jerónimo. "El Congreso es una primera etapa. La mirada está puesta en Europa, que es donde están buena parte de los recursos".
No es aventurado pensar que el espectacular resultado de Teruel Existe pueda ejercer de incentivo para otros partidos similares. Si Teruel Existe, ¿por qué no Soria, Segovia o Ávila? Dejando de lado los casos particulares de Ceuta y Melilla, existen en España siete provincias con menos de 200.000 habitantes: Cuenca, Zamora, Palencia, Ávila, Segovia, Teruel y Soria.
En Soria, por ejemplo, los escaños de PSOE y PP han costado 15.925 y 15.172 votos respectivamente. En Teruel, que reparte tres, los de Teruel Existe, PSOE y PP han costado 19.696, 18.777 y 17.473 votos respectivamente. En Segovia, los escaños de PP, PSOE y Vox han costado 27.982, 25.090 y 14.525 votos.
No es raro ver escaños en España a un precio de menos de 20.000 votos. Los de Vox en Ávila y Zamora, por ejemplo, han costado apenas 17.259 y 16.944 votos. 34.051 votos en Palencia le han dado dos escaños al PP. En Melilla, apenas doscientos votos han impedido que el partido islámico Coalición por Melilla le arrebatara al PP el único escaño en juego. ¿Su precio? Sólo 9.104 papeletas.
¿La solución al nacionalismo?
La ironía está servida. Tras cuarenta años de sesudos debates acerca de cómo reducir la influencia de los partidos nacionalistas en la conformación de mayorías parlamentarias, con el consiguiente daño a la igualdad de todos los ciudadanos españoles, la respuesta podría haberla dado un pequeño partido como Teruel Existe.
Y esa respuesta consistiría en llevar la estrategia de concentración del voto a niveles inferiores al de las comunidades autónomas para que un escaño por Teruel, o dos por Segovia, Cuenca o Soria, tuvieran tanto peso y fueran tan necesarios para la formación de Gobierno y la aprobación de leyes como los trece de ERC o los siete del PNV, de la misma manera que esos trece y siete escaños han tenido en muchas ocasiones más peso que los treinta o cuarenta o cincuenta de Ciudadanos y Podemos.
¿Será la democracia en manos de los cantones la solución a la democracia en manos de los nacionalismos? Lo veremos durante la próxima legislatura, a medida que empiecen a brotar nuevos partidos provinciales en la estela de Teruel Existe.