"Bienvenida sea la condena si es por defender los derechos de los catalanes", cerraba Quim Torra el juicio este lunes, ejerciendo con sorna su derecho a la última palabra. El presidente autonómico catalán se sentaba en el banquillo del TSJC acusado de un delito de desobediencia. Es el primero en ejercicio en hacerlo y, sin duda, el primero en desafiar la autoridad de la Justicia para someterlo. En lo legal y en lo político. "No cambiarán mi compromiso con el pueblo de Cataluña, no cambiarán su voluntad ni el destino de este país", concluía.
Su actitud durante toda la jornada cumplía con lo advertido el día anterior, cuando advertía de que comparecería ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña para "defenderse", sino para "acusar al Estado de vulnerar" sus derechos y los de todos los ciudadanos.
Primero en una entrevista concedida al diario Ara, de corte independentista, y luego en un acto público -un 'Dinar groc' en Bescanó, Gerona-, el president presumía de su "desobediencia" a una autoridad, la de la Junta Electoral Central, que no reconoce.
"No cumplí las órdenes, o lo que es lo mismo la desobedecí, era imposible cumplir una orden ilegal, dictada por un órgano ilegal ", explicó en respuestas a su abogado defensor, Gonzalo Boye -el mismo que asiste a Carles Puigdemont en Bruselas para evitar la ejecución de la euroorden dictada por el magistrado Pablo Llarena y condenado en 1996 por colaborar en el secuestro de Emiliano Revilla por parte de ETA-, "y no podía hacerla para no vulnerar los derechos de los ciudadanos".
"Es un consenso social, nos repugna"
Este desafío al Tribunal y esta deslegitimación de la Justicia española los acompañó Torra con una ofensa directa al sistema judicial español, erigiéndose en la supuesta voz del un sol poble català: "Hay encuestas en que muchos catalanes expresan que es una injusticia tener políticos en prisión y exiliados", tal como se refirió a los fugados. Sentado ante los jueces el president, de hecho, legó a afirmar que existe "un gran consenso social de que la judicialización de la política nos repugna".
La escena de tan radical desprecio a la autoridad judicial llegó a rememorar a los juicios de los militantes de ETA, en los que éstos se negaban a responder más que a las preguntas exculpatorias de su abogado defensor -lo mismo que hizo Quim Torra este lunes en el TSJC-. Y es que la trayectoria de los etarras cuando debían dar cuentas ante la Justicia se caracteriza por la uniformidad en su discurso.
Salvo en contadas ocasiones, los terroristas han seguido siempre las directrices que les daba la cúpula de la banda sobre cómo comportarse ante una detención o en el momento de sentarse en los banquillos. La Audiencia Nacional -estimaba la organización- no era un órgano legítimo para juzgarles: lo consideraban una creación del "Estado español" y, dentro de su discurso independentista, no debían declarar ante un juez ajeno a su proyecto de Euskal Herria.
Así hizo Torra en el TSJC, desconocer la autoridad de la Junta Electoral y la orden de ésta, calificada de "ilegal", de que retirara los lazos amarillos de la fachada del Palau de la Generalitat.
"Visca Catalunya lliure"
La tónica general pasaba por no reconocer al juez, considerándolo una autoridad ajena a ellos. Las formas de los terroristas a juicio divergían. Unos abogaban por no responder al tribunal; otros tiraban de altanería o condescendencia. Como el president: "Yo desobedecí... bienvenida sea la condena...". Una frase muy cercana a la que pronunciaban muchos terroristas vascos al sentarse en el banquillo, "pertenezco a ETA... ya sé que me van a condenar en esta farsa".
Una forma de actuar que quedaba patente en las publicaciones internas que ETA editaba y distribuía entre sus miembros, como Zutik y Zutabe. Su hemeroteca está llena de ejemplos de etarras que se negaron a declarar.
"No reconozco legitimidad a este tribunal para juzgar la lucha del pueblo vasco. No voy a participar en el juicio", señaló Andoni Otegi, sentado junto a su compinche Oscar Zelarain en la sala de la Audiencia Nacional en febrero de 2012. En 2010, Txapote también calificó de "farsa" el juicio que se le abrió por un traslado de cargas de explosivos a Madrid. E insistió en el mismo discurso: "No reconozco la legitimidad de este tribunal". Iratxe Yáñez tampoco abrió la boca en la Audiencia Nacional salvo para decir que no "participaría" en el juicio.
"Sólo en el Parlament radica la soberanía de los catalanes, sólo el Parlament elige o censura a los presidentes", dijo el acusado y desobediente confeso Torra. "Visca Catalunya lliure".