La militancia del PSOE avaló este sábado, y de forma abrumadora, el pacto entre Pedro Sánchez y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, para formar "un gobierno de coalición progresista". Según los datos hechos públicos por fuentes socialistas, el 92% de los afiliados que participaron apoyan el pacto con la formación morada. La participación alcanzó el 63,1%, es decir casi 12 puntos más que la del referéndum interno del Pacto del Abrazo con Ciudadanos en febrero de 2016, que fue del 51,7%.
De 103.718 votos emitidos, 95.421 han sido a favor del preacuerdo suscrito entre Sánchez y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias.
"¿Apoyas el acuerdo alcanzado entre el PSOE y Unidas Podemos para formar un Gobierno progresista de coalición?", era la pregunta que debían responder los militantes, con un censo de 178.651 afiliados. Sánchez votó en esta consulta, la primera vinculante según la reforma de los estatutos socialistas que él mismo impulsó, poco después de las 10.00 de la mañana, en la agrupación socialista de Pozuelo de Alarcón. A su llegada, fue recibido a gritos por varios vecinos que, desde sus balcones, le calificaron de "traidor", "vendido" y proclamaron "vivas" a España.
Fue la revolución política que siguió a la irrupción de Podemos y Ciudadanos en la política nacional la que trajo consigo un cambio sustancial en el sistema de partidos. Y uno de los más llamativos fue el tocante a los mecanismos internos para elegir a la dirección de las formaciones o el recurso al aval de las bases para las cuestiones más importantes.
Los referéndums internos de Podemos fueron inmediatamente copiados por el PSOE a la llegada de Pedro Sánchez a la secretaria general, quien preguntó a su militancia sobre el acuerdo alcanzado con Albert Rivera tras la repetición electoral de 2016.
La formación independentista ERC, de la que depende finalmente que la coalición Sánchez-Iglesias salga adelante, seguirá el mismo camino. "¿Está de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?", es la pregunta planteada a la militancia este lunes para decidir si facilita una hipotética investidura del líder socialista.
Pero no importa quién ni qué se consulte. En nada influye que a los socialistas, por ejemplo, les hayan cambiado las reglas del juego a mitad de partida, tras el redoble de condiciones impuesto por ERC en la mañana de este sábado. Es igual que la consulta sea para decidir un Gobierno o para preguntar por la vida privada de los dirigentes. Siempre gana la dirección. La única duda es cuál será la cifra abrumadora con la que saldrá victorioso el líder.
Las 10 consultas de Podemos
La formación política que más consultas ha hecho a sus bases ha sido Podemos, quien ha hecho de este mecanismo una de sus marcas. Desde su paso a la política nacional ha recurrido a esta fórmula hasta en 10 ocasiones para diversas cuestiones. Y siempre se llevaron el gato al agua, la redacción de la pregunta siempre fue realizada como una guía para los "inscritos".
Muchas tienen que ver con la estrategia que creían que tenían seguir a raíz de las distintas citas electorales, pero también han hecho uso de ella tras ciertos escándalos, como la compra del chalet de Galapagar de Irene Montero y Pablo Iglesias. Éste fue el caso en el que menos espectacular fue la victoria de la dirección, ya que en la pregunta sobre la dimisión o no de los líderes por la compra del chalet ("¿Consideras que Pablo Iglesias e Irene Montero deben seguir al frente de la Secretaría General y de la portavocía parlamentaria de Podemos?") una tercera parte de las bases estaban a favor de que la pareja al frente del partido dejara sus cargos.
"Contexto siempre ventajoso"
¿Pero realmente estas consultas internas sirven de algo, tal y como se plantean? El politólogo y profesor de la Universidad Carlos III Pablo Simón tiene sus dudas. En España, no hay ninguna consulta que la dirección del partido haya perdido, y esto ocurre porque "ellos controlan la pregunta y los tiempos de este proceso, y lo hacen en un contexto que siempre es ventajoso para ellos".
Simón pone como ejemplo la consulta que Podemos y PSOE han lanzado este mismo fin de semana a sus bases sobre el preacuerdo de coalición alcanzado: "La militancia no sabe qué acuerdo es, ni con qué socios ni qué puntos tiene. En este caso es coalición sí o no, y a partir de ahí los líderes tienen plena autonomía para decidir qué ministerios o con qué elementos se ejecuta". En opinión del politólogo, podría darse el caso de que "al saberse el total del acuerdo, a lo mejor hay militantes que se plantearían votar otra cosa".
Si se realizan estas consultas, añade, es por tres motivos. El primero sería para conseguir "un aval que legitime la posición oficial del partido", ya que los militantes suelen votar lo que la dirección opina. Pero también puede servir -y éste es el segundo motivo- como una estrategia de cara a los demás.La consulta que hubo durante la negociación en julio de Unidas Podemos es un ejemplo: "La dirección planteó si querían un Gobierno de coalición o sólo del PSOE. Al ganar la idea del Gobierno de coalición, Iglesias ganaba fuerza cara al exterior y se pudo escudar en que él no podía desviarse del mandato que sus bases le dan".
Por último, Pablo Simón añade un tercer elemento que explica la utilidad de estos referéndums internos en los partidos. Tiene que ver con la falta de consenso dentro de la formación, o una división muy clara en la dirección. "Con esto se escurre un poco el bulto, ya que quien decide es la militancia".
El empate de la CUP
Hay un solo caso conocido en el que la dirección de una formación política no haya podido vencer con sus postulados... aunque nunca estuvieron del todo claros: las Candidaturas de Unidad Popular (CUP) tuvieron en su mano en diciembre de 2015 salvar la carrera política de Artur Mas.
Entonces, al líder de la vieja Convergència se le agotaba el plazo legal para ser investido y repetir en el Palau de la Generalitat. El candidato de la lista conjunta Junts pel Sí de independentistas con ERC veía cómo la tercera votación de la asamblea de la CUP se saldaba con un inesperadísimo empate a 1.515 votos. Era 28 de diciembre, el día de los inocentes, y todo quedó en manos del Consejo Político de los antisistema... y finalmente el molt honorable president en funciones tuvo que nombrar sucesor en Carles Puigdemont e irse a casa. Después de la broma, el resto fue historia conocida.