El PSOE, en la ratonera de ERC: no ve claro su apoyo, pero tendrá que incluirles en la Mesa del Congreso
Los republicanos, que nunca han formado parte de ese órgano, aspiran a 'sustituir' a Convergencia, que sí tuvo representación en el pasado.
30 noviembre, 2019 02:58Noticias relacionadas
No las tiene todas consigo el PSOE. El contraste el pasado jueves entre las caras del equipo negociador del PSOE y las del equipo de ERC a la salida de su reunión en el Congreso de los Diputados evidenció que la satisfacción iba por barrios.
En privado, el partido socialista reconoció que la reunión había sido "cordial". Pero también que las dos palabras que mejor podían resumir el estado de ánimo socialista tras las tres horas de reunión eran "frialdad" y "escepticismo". Frialdad porque ERC no dio la más mínima señal de estar dispuesta a rebajar sus demandas: mesa de negociación "de gobierno a gobierno", debate sin temas vetados, calendario cerrado y garantías de cumplimiento.
Ni ERC se fía del PSOE ni el PSOE se fía de ERC, y las deslealtades tras la investidura de Sánchez se dan por supuestas en ambos equipos. Pero especialmente por parte de ERC, un partido que ya ha dado muestras en el pasado de no sentir el más mínimo vértigo a la hora de tumbar gobiernos del PP o de boicotear la supervivencia de los del PSOE si eso le beneficia en el escenario catalán.
Escepticismo porque el vacío de poder en el nacionalismo catalán y la volatilidad en la región convierten cualquier previsión acerca del comportamiento de ERC en algo parecido a un ejercicio de quiromancia. Porque los incentivos de ERC están en Cataluña, no en Madrid. Y de ahí la desgana, a veces rayana con el desdén, con el que los republicanos suelen recibir los gestos que el PSOE prodiga por doquier, y ejemplo de los cuales son las palabras del ministro José Luis Ábalos acerca de la existencia de un "conflicto político" en Cataluña, o las de Carmen Calvo hablando de ERC como "un partido histórico".
ERC no tiene prisa
Si el PSOE albergaba alguna pequeña esperanza de un acuerdo rápido con ERC antes de la reunión del jueves, esta se desvaneció de inmediato en cuanto los republicanos expusieron sus demandas. No hubo rebajas y no las habrá a corto plazo. Puede que Pedro Sánchez tenga prisa por ser investido el próximo 17 de diciembre, o el 19 -caso más probable al ser necesaria la segunda votación-, pero ERC no tiene ninguna.
Y lo que es aún más relevante: cuanto más se tarde en alcanzar un acuerdo, mejor para los republicanos. Porque cada reunión de ERC con el PSOE es un misil de propaganda contra JxCAT en la batalla que mantienen ambos partidos por el control de la Generalidad. Y porque lo que ERC está negociando con el PSOE son tanto las cuatro demandas antes mencionadas como la aquiescencia del PSOE a un futuro gobierno de ERC en Cataluña. Probablemente en forma de tripartito junto al PSC y a la marca local de Podemos en Cataluña, los comunes de Ada Colau.
La parsimonia deliberada de ERC no es una especulación. Entrevistada ayer viernes en TV3, Marta Vilalta, miembro del equipo negociador de ERC junto a Gabriel Rufián y Josep Maria Jové, reconoció que las prisas del PSOE no les afectan en lo más mínimo. "Durante la reunión nos explicaron que ellos trabajan con un calendario más acelerado y nosotros les dijimos que no teníamos ninguna prisa, que esto no va de días". A la pregunta de si habrá Gobierno antes de Navidad, la republicana contestó: "No nos importa el calendario, no tenemos ninguna prisa".
Con toda seguridad, las reuniones se van a alargar más de lo que le gustaría al PSOE. Y eso tendrá consecuencias políticas de relevancia en fecha tan pronta como la próxima semana. Porque la siguiente reunión entre socialistas y republicanos está prevista para el martes 2 de diciembre. Es decir, la víspera de la sesión constitutiva de las Cortes Generales. Y el rumor a día de hoy es que al PSOE no le quedará otro remedio que hacer un gesto hacia ERC en las Mesas de Congreso y Senado en detrimento de cualquier otro tipo de pacto con PP y Ciudadanos.
Sustituir a Convergencia
ERC nunca ha formado parte de las Mesas del Congreso o del Senado y su presencia en cualquiera de ellas sería interpretada a derecha e izquierda como la primera de las concesiones del PSOE hacia los republicanos. No es el tipo de cesión que el nacionalismo catalán espera del PSOE, pero el gesto no pasaría desapercibido en Cataluña. Porque Convergencia sí ha formado parte de las Mesas del Congreso y del Senado en el pasado, y porque su relevo por ERC sería visto como el primero de los pasos hacia otro relevo bastante más importante: el de la misma Convergencia por ERC al frente de la Generalidad.
Oficialmente, sin embargo, Rufián no se mostró impresionado en lo más mínimo por ese hipotético gesto de PSOE y Podemos hacia su futuro grupo parlamentario. "No mendigamos sillas. Estamos aquí para resolver los conflictos", respondió el líder de ERC en el Congreso de los Diputados cuando se le preguntó si conocía los planes de PSOE y Podemos para la formación de las Mesas del Parlamento.
En términos de propaganda, el gran vencedor tras la reunión del jueves fue ERC. Y eso, independientemente del resultado de las negociaciones. Porque el simple hecho de que el PSOE se haya visto obligado a sentarse con los republicanos para suplicar su aquiescencia a la investidura de Pedro Sánchez, después de que este negara en campaña de forma tajante tener intención de hacerlo, ya supone un éxito propagandístico de proporciones colosales para los republicanos. Aún más cuando el líder del partido, que tendrá la última palabra sobre el destino de Sánchez, cumple una condena de trece años de prisión por un golpe contra el orden constitucional.
Éxito propagandístico
Pero existe un segundo éxito propagandístico del nacionalismo catalán al que no se ha prestado demasiada atención durante las últimas 24 horas. Porque la negociación del jueves no se produjo entre dos partidos, PSOE y ERC, sino entre tres: PSOE, ERC y PSC.
El comunicado del PSOE, de hecho, se titula Comunicado conjunto de PSOE y PSC. En la mesa de negociación, cinco de los seis interlocutores hablaban catalán, todos menos Adriana Lastra. Y cuatro de ellos eran nacionalistas catalanes, los tres de ERC y Salvador Illa, secretario de organización del PSC.
El marco de las negociaciones, en resumen, estaba claro desde el principio. Dicho de otra manera: la forma fue el fondo y la simple existencia de esa reunión ya supuso un éxito del nacionalismo catalán sobre el PSOE. Y la insistencia extemporánea del PSOE en centrar el foco de la reunión en las cuestiones sociales, sobre las que no existe ninguna discrepancia de relevancia con ERC, sólo contribuyeron a resaltar lo obvio. Que el centro de decisión de la política nacional no está a día de hoy en Madrid, en la Moncloa o en el Congreso de los Diputados, sino en la Cataluña profunda. La del nacionalismo catalán.