La portavoz parlamentaria de Unidas Podemos y número dos del partido morado, Irene Montero, se ha reunido este lunes con la jefa de delegación de Bildu en el Congreso de los Diputados, Mertxe Aizpurua, en plenas negociaciones para lograr los votos que puedan investir a Pedro Sánchez presidente del Gobierno.
La futura ministra de Igualdad, si se sustancia el gobierno de coalición que pactaron el líder socialista y Pablo Iglesias el pasado 12 de noviembre ha sondeado las posiciones de los bildutarras, que tienen sellada una unidad de acción con Esquerra Republicana de Catalunya. Se da la circunstancia de que el encuentro no había sido anunciado previamente por ninguna de las partes y que sólo se conoció su celebración una vez concluida y gracias a un tuit compartido por el perfil oficial de Bildu en las Cámaras legislativas españolas.
En ese apunte en la red, Bildu jugaba con los dos idiomas en los que se comunicaba. Si en euskera aseguraba que Montero y Aizpurua habían tratado sobre la "investidura", en la versión en castellano aseguraban que la conversación versó sobre la "legislatura".
Fuentes oficiales de Podemos confirmaron a este periódico que en el encuentro se ha hablado "de actualidad política, de todo". Una portavoz del partido explicó a este periódico que el encuentro era "una reunión más de la normalidad institucional" y que si Unidas Podemos no había comunicado nada es porque se trataba de "una entrevista más como hay con otros grupos". De hecho, desde Podemos se ha recordado a EL ESPAÑOL que "desde la firma del preacuerdo, todo se está llevando con la máxima discreción" para no entorpecer "la posibilidad de un gobierno progresista".
Sin emisarios
Lo cierto es que después del abrazo entre Sánchez e Iglesias, el PSOE comunicó que en esta ocasión las negociaciones con el resto de grupos necesarios para conseguir los apoyos -o abstenciones- para asegurar la investidura las llevarían los socialistas personalmente. Era una manera indirecta de reconocer que tanto en la moción de censura como en los Presupuestos fracasados que causaron el adelanto electoral del 28-A, Iglesias había actuado como emisario de Sánchez ante los partidos más incómodos para el PSOE.
En este caso, tampoco se ha visto una fotografía de Adriana Lastra -jefa negociadora del PSOE- con la portavoz de Bildu. Ni siquiera a Pablo Iglesias entrando en la cárcel de Lledoners para pedirle a Oriol Junqueras el voto afirmativo de ERC a los Presupuestos de 2019. Pero fuentes conocedoras del encuentro dan por hecho que la reunión era secreta sólo para los medios de comunicación y que el PSOE era consciente de que se iba a producir.
Los escaños de Bildu no son estrictamente necesarios para la investidura de Sánchez. De hecho, incluso podría votar negativamente y el líder socialista aún podría salir presidente del Gobierno del Congreso tras la votación. Pero la verdad es que la unidad de acción que mantiene con Esquerra -cuya abstención sí es preceptiva- hace importantes sus posiciones y, sobre todo, atender a las citas parlamentarias que puedan solicitar.
Así, lo que hasta el 10-N era una rémora en palabras del candidato Sánchez, la cercanía por parte de los morados al soberanismo, se convierte ahora en una ventaja. El PSOE puede sondear a formaciones por vía interpuesta ya que Podemos es un partido con una relación mucho más cercana a los partidos independentistas, lo que le abre un canal de diálogo fácil.
Además, los de Iglesias entienden que en las políticas sociales están más cerca de Bildu que el PSOE y que a los socialista, al contrario que a Podemos, sí le sale caro electoralmente fotografiarse con el partido heredero de Batasuna.