Inés Arrimadas da un paso al frente. Su último movimiento es el que evitó Albert Rivera tras la compleja aritmética alumbrada por las elecciones del 28 de abril. Cuando Pedro Sánchez miró hacia Pablo Iglesias, el expresidente de Ciudadanos prefirió esperar y agarrarse a la crítica: "Es una banda". Sólo puso encima de la mesa una propuesta con el país abocado a elecciones... y con el partido desmoronándose en las encuestas. Ahora, su sucesora ha tomado la iniciativa para buscar justo lo contrario: una reunión de alto nivel entre Sánchez, Casado y ella misma que fragüe "un gran acuerdo constitucionalista".
El matiz es reseñable: Arrimadas pide una conversación a tres y no pone vetos de antemano. Al contrario que Rivera, no condiciona el encuentro con propuestas concretas previas. Ni siquiera especifica cuál debe ser la formación de ese gobierno. Con un número de escaños mucho menor -así es más sencillo arriesgar-, busca arrastrar hacia el centro tanto a PSOE como PP. La misión a la que renunció Rivera... hasta que fue demasiado tarde.
El que fuera trece años presidente de Ciudadanos intentaba explicar así su cerrazón: "No quiero inmiscuirme en una negociación que Sánchez ya ha empezado con Podemos". Arrimadas ha decidido "inmiscuirse" -otro abismo abierto con Rivera- cuando se ha firmado incluso una coalición.
Según ha sabido este diario, José Manuel Villegas -ahora secretario general de la gestora- ha reactivado su papel de negociador en la sombra durante las semanas que han seguido al 10-N. Ha mantenido el contacto con Teodoro García Egea (PP) y con José Luis Ábalos (PSOE). Con éste último tomó café hace unos diez días. La mano derecha de Sánchez testó el ánimo del mandatario de Ciudadanos, que le transmitió algo así como: "Con Podemos ni a la vuelta de la esquina". Aunque fuentes socialistas reiteran haber lanzado una oferta, los liberales rebaten: "Villegas también le comentó que estamos por un acuerdo constitucionalista a tres bandas".
De puertas hacia fuera, la propia portavoz evita vestir su giro argumental como una enmienda a la estrategia de Rivera: "Nosotros ya propusimos una solución". Pero aquella oferta -que no daba lugar a la negociación- obligaba a Sánchez a disolver el Gobierno de Navarra, además de firmar una bajada de impuestos y pactar una respuesta para Cataluña. Todo ello en 36 horas.
La carta que Arrimadas ha enviado a Sánchez sólo incluye dos premisas. Ambas ancladas al ADN de Ciudadanos, pero compatibles con el "centrismo" que pretenden recuperar en esta nueva etapa: "romper" con los "populistas" y los "nacionalistas". Un par de aspectos que ya entrañaba la postura de Rivera antes de que estableciera su veto inamovible al PSOE.
"Si hubiéramos hecho esto tras el 28-A..."
Según ha sabido este diario, cada vez son más los dirigentes de la extinta Ejecutiva que consideran un "error" no haber forzado a Sánchez a retratarse como "culpable del bloqueo" ofreciéndole "una buena propuesta" tras el 28 de abril. "Si le hubiéramos puesto enfrente, y a tiempo, un documento con un montón de medidas... Le habríamos situado en un gran aprieto", reseña un estratega naranja.
Esa opción, ha contrastado EL ESPAÑOL, estuvo sobre la mesa, pero Rivera la rechazó. Más tarde, se dio cuenta de que pudo haber sido uno de sus graves errores. De ahí que lanzara la "solución in extremis" y concurriera al 10-N habiendo levantado el veto de manera definitiva. Entre medias, Ciudadanos se alejo del concepto de "utilidad" que suele condicionar el voto. Así lo reconoció Arrimadas en una entrevista con Espejo Público: "Desorientamos a nuestros electores".
Cuando miran al pasado, los dirigentes de Ciudadanos se agrupan en torno a dos posturas. Unos piensan que levantar el veto fue un error debido al escenario "tan polarizado" que afrontaban. Otros discurren que el levantamiento del veto... debió llegar mucho antes, cuando el escenario estaba abierto. Arrimadas nunca se ha posicionado en este sentido, pero su estrategia parece acercarle más a los segundos.
De momento, Moncloa ha dicho "sí" a la reunión con Inés Arrimadas. Será en los "próximos días". Pero los de Sánchez la limitan a Ciudadanos y no hablan del PP. Mientras, Casado sigue en el "no" a la investidura del actual presidente en funciones.
El grueso de la cúpula naranja apuesta por Arrimadas como nueva líder. Una gran mayoría la concibe como "la mejor candidata posible", pero algunos miembros de la última Ejecutiva, en conversación con este periódico, apuntaban: "Ahora debe demostrar si es capaz de gobernar un partido y crear una estrategia". Ya ha dado el primer paso.