Gil Lázaro, el eterno "Willy Fog" del PP que se subió a tiempo a Vox para llegar a la Mesa del Congreso
Tras más de tres décadas en el PP y conocido por sus múltiples viajes, Abascal lo rescata como vicepresidente de la Cámara Baja.
8 diciembre, 2019 02:55Noticias relacionadas
Cuando este martes, al filo de la una de la tarde, la voz del presidente de la Mesa de Edad del Congreso retumbaba en el Hemiciclo leyendo los nombres de los aspirantes a una de las vicepresidencias del órgano de control de la Cámara, Ignacio Gil Lázaro debió sufrir un déjà-vu. El político, diputado de Vox por la provincia de Valencia, ya era un clásico: llevaba tanto tiempo en el sillón que casi parecía eterno. 33 años como parlamentario de manera ininterrumpida, entre Congreso y Senado, en las filas del PP. Ni más, ni menos. Hasta ahora.
Los ojos y, sobre todo, la voz de Vox en la Mesa ya se conoce todos los entresijos de los mecanismos por los que se rige la Cámara. Fue vicepresidente cuarto del órgano entre 2004 y 2008, y secretario primero entre 2008 y 2016. Pero por si algo le recuerdan en el grupo parlamentario popular es por su condición de Willy Fogg, como ellos mismos le llaman. Porque Gil Lázaro llegó a convertirse en el diputado que más kilómetros ha recorrido en trayectos internacionales, cargando los gastos al Congreso.
A Ignacio Gil Lázaro (Valencia, 1957), licenciado en Derecho, se le considera uno de los “padres” del PP en la Comunidad Valenciana, tras haber sido designado por Fraga como presidente de Alianza Popular en Valencia, allá por el inicio de los años ochenta. En el PP sobrevivió a varios presidentes, aferrándose al escaño y ocupando diferentes responsabilidades: uno de sus momentos más recordados, por propios y ajenos, fue cuando, a cargo de la comisión de Interior, se convirtió en el azote de Alfredo Pérez Rubalcaba a raíz del caso Faisán.
“El diputado viajero”
Pero, precisamente, entre los pasillos de la Carrera de San Jerónimo, a Gil Lázaro se le recuerda con resquemor. Debido a su conducta y sus viajes —como miembro de la Mesa del Congreso, en desplazamientos de trabajo, se gastó más de 23.000 euros en dietas y recorrió trayectos que iban desde Nueva York a Ginebra, pasando por Cartagena de Indias o Montevideo, entre muchos otros, hasta alcanzar una distancia equivalente a 15 vueltas al mundo, según precisan fuentes de la dirección del PP. Tan sólo le superaba el ministro de Exteriores—, la Cámara tuvo que cambiar sus protocolos sobre las dietas de gastos en esta clase de viajes. “Ahora es un sistema mucho peor”, se lamentan, “pero claro, tras eso, no quedaba otra”.
Lima, Hanoi, Antigua, Rabat, San Salvador, Guatemala, Seúl, Denpasar (Bali, Indonesia), Pekín, Shanghai, Quito, Manila, Bruselas, Tegucigalpa o Kampala fueron algunas de las ciudades que contaron con la visita del ahora diputado de Vox en otros tiempos, siempre como representación oficial del Congreso. Los de Santiago Abascal justificaron, así, su elección para la Mesa, por su “dilatada” experiencia parlamentaria.
Además de sus sonadas broncas con Rubalcaba por Faisán —que él mismo tildó como la “mayor vileza” sucedida en España en lo que a Interior respecta “después de la guerra sucia”—, el papel de Gil Lázaro se extendió por diferentes responsabilidades. Pasó de diputado raso al Consejo de Dirección del grupo parlamentario.
De ahí, ya bajo la batuta del entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se le hizo portavoz adjunto del PP en la Cámara Baja y, más tarde, fue seleccionado como presidente de la delegación española en la Asamblea de la Unión Interparlamentaria “como compensación al trabajo bien hecho”, deslizan algunos miembros históricos del PP.
Así dio pistoletazo de salida a sus viajes. Aún le recuerdan en la Cámara como “el diputado viajero”, entre risas. Pero Gil Lázaro también se desplazaba por el mundo en el marco de diferentes viajes de cooperación parlamentaria, delegaciones oficiales o de comisión. En número de kilómetros recorridos, tan sólo le superaba el ministro de Exteriores del momento, José Manuel García-Margallo. Ni siquiera el entonces presidente Rajoy se movía tanto en el terreno internacional.
Conservador, "vieja escuela"
“Era un tío muy del PP, muy vieja escuela”, le perfilan antiguos colaboradores en conversación con este diario. “Se defendía como pez en el agua en temas territoriales, además de Interior. Tiene mucha experiencia parlamentaria y se conoce bien el Congreso”, apunta un actual miembro de la dirección del PP.
De perfil muy conservador, su punto de ruptura con el partido que ayudó a levantar fue la pérdida de poder. Con los diferentes procesos de renovación que han vivido los populares, al diputado eterno lo han ido desplazando poco a poco. Finalmente, el PP valenciano decidió moverle del número 3 de las listas por la circunscripción de Valencia y colocarlo bastante más abajo.
Pese a que sí que tenía “sintonía” con la dirección del momento, el movimiento no le sentó bien. “Se cabreó mucho y comenzó a arremeter contra Rajoy y contra todos”, relata un histórico dirigente de Génova, que vivió aquella época en primera línea. Así, acabó dejando el partido y buscando cobijo en otras siglas. “Antes de llegar a Vox lo intentó en Ciudadanos”, confirma. Pero aquel intento no cristalizó.
Conexión Abascal-Gil Lázaro
Finalmente, llegó Vox. Santiago Abascal e Ignacio Gil Lázaro se conocían de las tertulias de Intereconomía. El ahora presidente del partido, cuando supo que el valenciano ya no estaba bajo el paraguas del PP, fue a buscarlo. Quería que le ayudara con la implantación del partido de extrema derecha en la Comunidad Valenciana, puesto que es muy conocido en su tierra.
Además, a Abascal y Gil Lázaro les unen varias cosas, pero, principalmente, que parecen cortados por el mismo patrón: ambos estuvieron seducidos por las siglas del partido que ahora preside Pablo Casado, cultivaron una carrera al calor de grandes pesos de la formación pero, tras la pérdida de influencia y, especialmente, de poder, dejaron Génova atrás. También comparten ambos dirigentes de Vox otro nexo: la excusa para abandonar las filas populares. Los dos aducían que el centrismo que enarbolaba Rajoy no era “suficiente” para ellos.
“Le ha puesto en la Mesa por experiencia. Además, es una manera de coger votos al PP del ala más a la derecha”, indica un importante miembro popular. “Irá a montar el pollo si puede, permanentemente. Estos de Vox, depende de con el pie que se levanten. Lo mismo se hace íntimo amigo de Pissarello”, se burla otro.
Al final, si en algo coinciden todas las fuentes consultadas, es que Gil Lázaro tratará “de boicotear la operación de intentar reconstruir el centroderecha”, creen desde el PP. Está por ver si lo consigue a través de la Mesa… o de lo aprendido al calor de Génova.