El pacto con Esquerra Republicana que necesita Pedro Sánchez para ser investido presidente está tensando las costuras del PSOE. Aunque las negociaciones de Moncloa con Oriol Junqueras transcurren de manera sosegada, no ocurre lo mismo con Quim Torra. Un obstáculo reseñable, teniendo en cuenta que ERC exige un "diálogo entre gobiernos".
Mientras se incrementa la tensión entre Sánchez y el presidente de la Generalitat, sube también la temperatura en las baronías. Varios de ellos, incluidos presidentes autonómicos, desean que el PSOE mire hacia Ciudadanos. Una circunstancia que reaviva la "vía Arrimadas".
Aritméticamente hablando, Sánchez no necesita los escaños de Junts Per Catalunya, pero en las reuniones celebradas hasta ahora ERC conmina a los socialistas a mantener un canal abierto con Quim Torra. De momento, el PSOE y los de Junqueras están sabiendo encontrar un tono que, entrando dentro de la Constitución, no solivianta al electorado de ERC. Algo con lo que Torra parece no transigir.
Las dudas en este proceso mantienen viva la propuesta de Inés Arrimadas. En su regreso al centro tras el descalabro, la portavoz de los liberales en el Congreso trata de unir a PP y PSOE en "un gran pacto a tres" que aunaría 221 escaños "y desbloquearía el país con moderación".
Aunque Pablo Casado asegura que no contempla esa oferta, Arrimadas dice estar convencida de que una ruptura entre Sánchez y los nacionalistas obligaría a Génova a sentarse a la mesa. "Si no, concurrirían a las terceras elecciones como principales culpables. Algo muy parecido nos ocurrió a nosotros", aducen las fuentes consultadas por este diario.
El último desencuentro entre Sánchez y Torra tuvo que ver con la ronda de consultas autonómica. Como marca el protocolo, el presidente del Gobierno citó primero a Íñigo Urkullu. Una llamada agendada para las diez de la mañana. Moncloa propuso a la Generalitat una charla telefónica para media hora más tarde, pero el Ejecutivo catalán comunicó: "No puede, estará reunido".
La exigencia de Torra pasa por ser atendido el primero. El Govern ha propuesto a Sánchez que adelante la cita a las ocho, treinta minutos antes que la del presidente vasco.
Pero la oposición también está en casa. Las últimas declaraciones de Miquel Iceta -cuenta hasta nueve naciones diferentes en España- han soliviantado a varios barones socialistas. Algunos de ellos, tal y como reseñó este diario, reconocen "las fuertes resistencias" al pacto con ERC. García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, y Javier Lambán, presidente de Aragón, lo han exteriorizado en público.
No obstante, a tenor de las fuentes consultadas, los comités federales en el PSOE, dado lo reciente del liderazgo de Sánchez, todavía no carburan lo suficiente como para suponer una amenaza a la secretaría general.
Mientras tanto, Arrimadas insiste: "Mientras haya tiempo, haré todo lo que esté en mi mano". Este lunes, la líder de Ciudadanos -lo es todavía de facto porque será proclamada el 15 de marzo- se reunirá con el presidente del Gobierno.