El vicepresidente de la Comisión Europea Josep Borrell, exministro de Asuntos Exteriores español, ha afirmado este lunes que no le sorprende la situación en la que se encuentra en Bélgica el expresidente catalán Carles Puigdemont, cuya euroorden de entrega a España sigue pendiente, poniendo como ejemplo el caso de una etarra -Natividad Jauregui-, que no ha sido entregada y está "tranquilamente" en ese país.
"Si las autoridades judiciales de Flandes aún no han tenido a bien hacer caso a la orden europea de una conocida etarra a la que se reclaman delitos de sangre y sigue en Bélgica tranquilamente porque los jueces no han considerado oportuno que sea juzgada en España, si eso ocurre desde hace años, no nos debe extrañar que ocurran otras cosas", ha dicho.
Borrell se ha expresado así preguntado por la situación de Puigdemont y los ex consejeros Toni Comín y Lluís Puig, después de que el Tribunal de Primera Instancia de Bruselas haya aplazado la vista sobre su entrega a España para conocer antes el pronunciamiento del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre si Puigdemont y Comín tienen derecho a inmunidad como eurodiputados.
En una rueda de prensa junto al ministro de Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishnan, al término de una reunión Europa-Asia celebrada en Madrid, Borrell ha opinado que, aunque no es experto en la euroorden ni es su cometido como alto representante para la Política Exterior, está "claro que se puede mejorar" el instrumento, "sobre todo a través de mecanismos que creen confianza mutua entre el Poder Judicial de un país y de otro", de manera que si "los jueces hablen más entre ellos" tienen dudas pueda preguntarlas y aclararlas. "Pero hay cosas que no son de hoy, son de ayer", ha admitido.
El espacio judicial europeo, ha explicado, se basa en crear en un nivel supranacional los mismos mecanismos que existen en el sistema judicial de cada país, y eso es lo que se está haciendo aunque no es "de la noche a la mañana", precisamente porque hay que crear esa "confianza mutua".
"Se debe mejorar"
Borrell ha tratado de "hacer pedagogía" y explicar que las entregas de personas reclamadas judicialmente no las gestionan los gobiernos, sino los jueces y que las peticiones "chocan con prácticas culturales, con la historia". "Naturalmente se puede y se debe mejorar, y debe, en mi opinión, haber más cooperación entre las instancias judiciales de un país y de otro", ha señalado.
Así, cree que sean cuales sean los "accidentes" del proceso de construcción de ese espacio judicial europeo, no hay que dar pasos atrás ni volver "a la época en la que se resolvían las extradiciones con conversaciones personales entre los ministros de Interior de un país y de otro".