"La mayoría de los independentistas ahora aceptan el uso de la violencia contra la Policía Nacional con el objetivo de defender la independencia de Cataluña". Esta es sólo una de las conclusiones que extrae un extenso informe publicado por The Washington Post sobre el independentismo catalán.
El estudio, realizado por tres investigadores que han tomado el pulso a la actualidad catalana durante estos últimos cinco años -Nafees Hamid, Clara Pretus y Hammad Sheikh-, advierte de que Cataluña se encuentra instalada en la polarización y que, a largo plazo, será complicado que esa situación mejore.
Antes de conocerse la sentencia del Tribunal Supremo, que condenó a nueve líderes separatistas a penas de 9 y 13 años por delitos de sedición y malversación, la mayoría de los independentistas rechazaban el uso de la violencia. Pero tras la decisión judicial, y según los datos que maneja este estudio, los partidarios de la independencia justifican la violencia frente al pacifismo anterior. “Existe una mayor tendencia a apoyar la violencia después del dictamen del Supremo en octubre”, señala el influyente diario.
Cada vez más “excluyentes”
Además de la asunción de la violencia con fines políticos, el estudio también hace hincapié en la construcción de la identidad catalana. Si en 2014 los independentistas presumían de una “catalanidad inclusiva” y que “cualquiera podía convertirse en catalán”, cinco años después ese sentimiento se ha ido “estrechando” hasta volverse cada vez “más tribal”.
Antes, “los independentistas sacaban pecho de que el 56% de los catalanes no tenían abuelos nacidos en Cataluña”. Ahora, esa identidad es un valor que no se puede adquirir. “Está en la sangre”, concluye el informe, que tilda de “excluyente” esta nueva noción.
Cada vez menos europeístas
Otra de las claves que ofrece este dossier es que la desconexión de los independentistas no es solo con respecto al Estado español, sino también con su sentimiento de pertenencia a la Unión Europea. "Cuando iniciamos la investigación, existía un importante espíritu europeísta entre los catalanes independentistas. Se aplaudía el talento académico y empresarial procedente de la UE que atraía Cataluña con respecto a otras regiones de España”.
Pero un lustro después, la imagen ha cambiado por completo, sostiene el informe. “Los catalanes independentistas son los que menos se identifican con Europa, mientras que los catalanes que se sienten plenamente europeos defienden la unidad de España”, detalla The Washington Post.
¿El motivo? Los independentistas se han sentido políticamente abandonados por parte de la UE, institución de la que no han recibido signos públicos de apoyo para su causa. Ni siquiera un apoyo simbólico. “La UE se posicionó con España a partir del 1-O y rechazó actuar como intermediario en la crisis catalana”, tras lo cual el separatismo ha abrazado con fuerza el antieuropeísmo.
Fragmentación social
La exclusión, el euroescepticismo y la justificación de la violencia por parte del separatismo “podrían conducir a una fragmentación social a largo plazo tanto dentro de España como con el resto de Europa”, indica el informe.
Asimismo, el estudio también hace mención al auge de Vox como una consecuencia de la crisis catalana. Según el informe, España está experimentando un incremento de la ultraderecha, un electorado que tiene “tolerancia cero con los inmigrantes o con la independencia catalana”. “Tras las elecciones de noviembre, Vox es la tercera fuerza de España, un partido que ha prometido acabar con el movimiento independentista y enfrentado al feminismo, a la comunidad LGTB y a los musulmanes”, detalla el periódico norteamericano.
De hecho, el crecimiento del independentismo ha provocado la reducción del número de catalanes moderados. “Aquellos que pedían mantener Cataluña como una región autónoma o los que abogaban por una España federal” cada vez son menos, porque el electorado “ve la identidad española y la catalana como identidades separadas” que no se pueden compartir.