Cuando la capital de Bolivia comenzaba a desperezarse, dos coches de la embajada española en el país andino se aproximaron a la residencia de la embajadora mexicana María Teresa Mercado, ubicada en la urbanización La Rinconada, al sur de La Paz, y donde también vive Karen Longaric, canciller interina del país andino. Un día antes Mercado había solicitado una reunión informal con la delegación española y Cristina Borreguero, encargada de Negocios y embajadora ad interim al encontrarse de vacaciones el embajador Álvaro Fernández, acudió para cumplir con la visita de cortesía.
Como marca el protocolo de seguridad, cuatro escoltas del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la policía española acompañaron a Borreguero hasta la residencia mexicana. La reunión entre ambas mujeres se prolongó durante unos 45 minutos, pero el caos se desató cuando la seguridad de la encargada de Negocios de la embajada española acudió a recogerla tras la reunión informal.
La entrada a La Rinconada está controlada por una caseta de vigilancia y una barrera para supervisar la entrada y la salida de los residentes y visitantes, pero desde que la diplomática mexicana dio asilo a nueve miembros del Gobierno del expresidente Evo Morales el acceso a la urbanización es un polvorín. Los manifestantes que apoyan al nuevo Gobierno de Longaric permanecen apostados en la entrada de La Rinconada para evitar que los asilados escapen. Ente ellos se encuentra Juan Ramón Quintana, el exministro de Interior de Morales, acusado de sedición y terrorismo.
Con el visto bueno de la policía, los manifestantes detienen y revisan todos los vehículos que entran y salen de la urbanización. Eso parece que fue lo que les ocurrió a los cuatro agentes españoles cuando intentaron entrar de nuevo en La Rinconada.
En el vídeo grabado por el canal de televisión Unitel se puede observar como algunos manifestantes hostigan. "Un vehículo con matrícula diplomática y gente encapuchada que están queriendo ir a rescatar a Juan Ramón Quintana, el delincuente", se escucha en la grabación.
Los policías españoles cubrieron parcialmente su rostro para proteger su seguridad ante las grabaciones que realizaban los manifestantes con sus teléfonos móviles.
"Pudo tratarse de una encerrona preparada", aseguran fuentes del Ministerio del Interior español a la espera de una investigación.
La Embajada de México en Bolivia denunció este sábado que, además de un cerco policial, ahora vigilan su sede en La Paz con drones. La delegación diplomática informó en Twitter de que "continúa la vigilancia sobre la residencia de México en Bolivia" y que "drones sobrevuelan la residencia oficial".
Además, la Embajada publicó imágenes en las que se puede apreciar a policías apostados en los alrededores de la residencia y una serie de vídeos con los vuelos de los drones sobrevolando el edificio.