Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han presentado en la tarde de este lunes su acuerdo de gobierno de coalición. Y una sola palabra ha sobrevolado la Sala de la Chimenea del Congreso de los Diputados, donde se ha representado un acto sin acceso a la prensa, sin preguntas y que no ha aclarado la estructura del Ejecutivo: "progresista"
Progresista es el acuerdo, progresista es el país, según el líder socialista, y progresista es aceptar "con generosidad y solidaridad" la "nueva normalidad institucional" que, según Sánchez, significa este acuerdo... que aún dependen de lo que quiera decir Esquerra Republicana de Catalunya. La formación independentista ya ha dado su visto bueno a la investidura, pero mantiene el suspense sin concretar cuándo convocará su Consell Nacional, imprescindible para oficializar su aquiescencia.
Por esa razón no ha habido ni referencias al acuerdo que el PSOE ya tiene cerrado con ERC. Al punto de que el presidente ha insistido, sin poner nombres, en que todo el Parlamento se una a "al diálogo y no a la confrontación", que son dos bloques que, en su opinión, se han conformado en la política española desde la noche del 10-N. Lo cierto es que Sánchez ha incluido a "algunos independentistas, incluso de izquierdas" en el lado del bloqueo, en un claro guiño a los de Oriol Junqueras para que se sume al acuerdo.
Para el presidente en funciones, este acuerdo de gobierno que depende de los votos de una formación independentista y cuyo líder está en prisión con sentencia firme de 13 años por sedición, malversación y prevaricación, es esa "nueva normalidad institucional". Así lo ha expresado, equiparando la coalición que presentaba con Unidas Podemos con "las que ya hay en muchas democracias de nuestro entorno".
"No tenemos mayoría"
Pero también este pacto "progresista", realizado "para hacer progresar a un gran país, que aún puede ser mejor" es un acuerdo que "no tiene mayoría parlamentaria", ha destacado Sánchez. Y hay que "asumir con inteligencia y generosidad" esta situación. "Con vocación de compartir el poder para fortalecer nuestras instituciones" y con "una sola clave, la palabra, el diálogo para confrontar y acordar, porque ninguno tenemos la verdad absoluta".
Antes que él, había hablado Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos y futuro vicepresidente social del Ejecutivo. El secretario general de los morados ha reivindicado la "década de la esperanza" en la que los movimientos sociales como el 15-M, los pensionistas, las mareas "que defendieron los servicios públicos", los jóvenes contra el cambio climático y, "por supuesto, el movimiento feminista" se rebelaron contra la otra década, la "perdida".
En ella, ha dicho Iglesias, "las derechas gestionaron mal la crisis territorial, recortaron libertades y derechos y precarizaron el empleo". Para el líder morado, esta coalición es la "oportunidad de convertir todo lo que defendieron esos movimientos sociales en políticas útiles y concretas".