El presidente de Aragón, Javier Lambán, en su discurso de fin de año, afirma que no admitirá que para apaciguar las tensiones que puedan generar otras regiones, "se les otorguen privilegios o tratos de favor, de manera que, si eso ocurre, apelaremos a toda la fuerza de la Constitución y del Estatuto de Autonomía para evitarlo".
En su alocución, además, promete que el Gobierno de España contará con la lealtad de la Comunidad aragonesa, que no generará ninguna tensión territorial, lealtad que deberá ser "correspondida".
Confía en que el éxito de su comunidad esté "indisolublemente ligado al de España como nación y como Estado" y subraya que "el interés general de todos los españoles es el nuestro y no escatimaremos esfuerzos para defenderlo en todos los órdenes, en el político, en el social y en el económico".
En este sentido, exige de una reforma sustancial de la financiación autonómica, "pues con la actual no es posible mantener siquiera la sanidad y la educación y carecemos de recursos para casi todo lo demás", y avances también sustanciales en las infraestructuras viarias, ferroviarias e hidráulicas, “mucho tiempo reivindicadas y muy lentamente materializadas”.
También alude Lambán al momento de incertidumbre y desconcierto que se vive en el país, por lo que defiende que los poderes públicos procuren estabilidad y gobiernos "desde la razón y el sentido común" para eludir "sobresaltos innecesarios", de la misma manera que condena los continuos ataques que amenazan la continuidad de la Constitución, “la única de nuestra historia que ha dotado de estabilidad política y social a España, la de 1978”.
En aras de la convivencia y de la buena gobernanza del país argumenta que "ahora mismo es un imperativo democrático defenderla, la unidad de la nación española como garantía de igualdad de derechos de todos los españoles, vivan en la región que vivan; y defender el entramado institucional que la sustenta, empezando por la Jefatura del Estado".