Moncloa ha escrito el guion con sudor, acuerdos, cesiones y cargas al Presupuesto. Si la votación transcurre según lo previsto, Pedro Sánchez será investido presidente del Gobierno por la mínima. Un tránsfuga o dos ausencias entre los 120 diputados socialistas sellarían una derrota inesperada. Por eso Ferraz dio una orden a los suyos: todos debían dormir en Madrid la noche de este lunes.
En los últimos días, el riesgo ha cambiado de bancada. Sánchez e Iglesias ya no tienen duda de que regionalistas y nacionalistas cumplirán con lo firmado, pero temen que un parlamentario del PSOE quiebre la disciplina interna. En ese caso, razonan altos cargos de uno y otro partido en conversación con este diario, "confían" en que algún miembro de Esquerra Republicana vire de la abstención al "sí" para asegurar el resultado.
En las filas de EH Bildu tampoco descartan prestarse a ello. Jon Iñarritu, diputado abertzale, confirmó en una entrevista con Catalunya Radio la buena disposición de los suyos con tal de "evitar el sabotaje de la extrema derecha".
"Es casi imposible", coinciden PP y Ciudadanos con las fuentes consultadas de la izquierda. "Pero el riesgo existe", reconocen a este diario dos importantes miembros de Unidas Podemos. La votación se celebra a rostro descubierto y por orden alfabético. La letra por la que se arranca se decide en un sorteo.
Por tanto, el modus operandi -en caso de gestarse el transfuguismo- sería el siguiente: si un diputado del PSOE vota contra Sánchez, uno de ERC debería hacerlo a favor, a pesar de haber comprometido sólo la abstención. La jugada se fraguaría en directo, con poco tiempo para la reacción.
"Es muy difícil que alguien se atreva porque se vota con nombre y apellido", han intentado tranquilizarse los gabinetes de PSOE y Podemos esta semana. Varios diputados de las formaciones a punto de gobernar en coalición han denunciado en las redes sociales las "presiones" provenientes de la "derecha" en busca de ese parlamentario díscolo.
Inés Arrimadas, en público, ha reconocido haber puesto a trabajar a su partido en esa dirección, lo que PSOE y Podemos consideran "una falta de respeto a la cortesía de la Cámara". En el espejo queda el tamayazo, que boicoteó en 2003 la investidura de Rafael Simancas (PSOE) como presidente de la Comunidad de Madrid.
"Si eso ocurre, esperamos que Esquerra Republicana lo evite", pronostican casi con las mismas palabras dos altos cargos que, presumiblemente, jugarán un papel clave en el próximo gobierno.
El presidente más 'apretado'
Teniendo en cuenta que PNV, BNG, Teruel Existe, Compromís, Más País y Nueva Canarias tienen previsto votar "sí", un movimiento inesperado en la bancada del PSOE sólo podría ser contrarrestado con diputados de ERC o EH Bildu. Entre estos dos grupos, las fuentes consultadas sitúan su esperanza en los primeros porque son los socios de facto, aquellos con los que existe un acuerdo firmado. Pero los abertzales, como ha quedado consignado, tampoco lo descartan.
Antes de comenzar la sesión de investidura, Sánchez contaba con un margen un pelín más amplio, pero Ana Oramas, de Coalición Canaria, anunció en la Cámara que no se someterá a la disciplina de su partido -los órganos de CC le habían ordenado la abstención- y que votará en contra.
Tras haber fracasado en la sesión de este domingo, Sánchez necesita este martes más síes que noes. Su guion, en caso de prosperar, le convertirá en el presidente más apretado de la democracia.
En la primera votación, faltó por enfermedad Aina Vidal (En Comú Podem), de la facción de los síes. Saltaron las alarmas, pero ya ha confirmado que va a estar en el Congreso este martes.
El objetivo de Pedro Sánchez pasa por clausurar la temporada navideña habiendo sellado su investidura con este resultado: 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones.