Este viernes ha sido un día de fiesta en la sede de la cartera de Irene Montero, la de Igualdad. En un acto repleto de afluencia, en el que las emociones han pesado sobre lo formal, Noelia Vera ha dado su primer discurso como miembro del Gobierno de España minutos después de prometer su cargo como nueva secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género.
La compañera de fatigas, amiga personal de Montero, y hasta ahora portavoz nacional de Podemos, en su calidad de diputada y periodista, ha tomado la palabra en la sede del Ministerio -la antigua secretaría de Estado- con un discurso sentido -"perdonad si pierdo el aire, es el embarazo...", se ha justificado-, en el que las lágrimas han asomado a sus ojos cuando ha citado sus objetivos: "Que no seamos un poquito más iguales, porque no venimos solas, sino empujadas por millones de mujeres que dicen que lo queremos todo".
Tanto ella como Montero han tenido palabras, sin citarlos por su nombre, para Vox: "Nuestros molinos, lo sabemos bien, no son de viento, hay enemigos de la libertad que no querrían que estuviéramos aquí", ha recordado Vera, "pero como decimos en mi tierra, con las bombas que tiran los fanfarrones, las gaditanas nos hacemos tirabuzones".
En el acto, han tomado su cargo también la nueva delegada del Gobierno contra la Violencia de género, Victoria Rosell; la directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno; la directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, Boti García Rodrigo; la directora de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico-Racial, Rita Bosaho; y la directora de Gabinete de la ministra, Amanda Meyer.
Pero sobre todo ha llamado la atención que sí había dos hombres entre el equipo que Irene Montero ha querido destacar esta jornada como el suyo propio, después de tantas publicaciones en prensa de que el suyo sería un ministerio no sólo feminista sino feminizado. Entre quienes han prometido su cargo tras ser nombrados por el Rey a propuesta del Consejo de Ministros han constado el nuevo subsecretario, Pedro Francisco Guillén; e Ignacio Sola, secretario general técnico.
Montero ha insistido en el mensaje defensivo que ya se intuyó desde su llegada al Ministerio. La número dos de Podemos quiere ser más cauta en los contenidos ahora que es Gobierno que antes que era la portavoz del partido más a la izquierda del arco parlamentario, pero no en las formas. "La derecha y hombres poderosos identifican el feminismo como un enemigo, es una guerra contra las mujeres", ha dicho.
Y por esa razón, porque sabe que desde Vox -"desde la derecha", ha dicho ella- estarán pendientes de cada una de las iniciativas de su departamento para tirar con todo, su trabajo, dice, será concienzudo y calmado, pero determinado. "Frente a ellos y su lucha contra la libertad de sentir y amar, sumaremos fuerzas para que haya una inquebrantable alianza feminista, de progreso, contra el patriarcado, contra el racismo y contra la LGTBIfobia", ha insistido. Porque, en su opinión, "la extrema derecha busca la destrucción de lo común y sólo ganarán si nos vemos solas o con rabia".
Los planes
La declaración de intenciones de Montero se ha traducido en las nuevas ramas de su Ministerio, la Dirección general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, y la de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico-Racial. "Queremos garantizar que las instituciones están al servicio de quiénes luchan por la igualdad, sea ésta en el ámbito que sea", ha insistido, en un discurso en el que ha invadido terrenos de otros ministerios. Su cartera, pensada desde fuentes conocedoras de la negociación de la coalición como "el ministerio del feminismo", pretende responder más al nombre oficial: igualdad.
Así, luchará contra la discriminación "en cualquier ámbito, ya sea por género, origen étnico, opción sexual o creencias". Y sus prioridades se ejecutarán en tres grandes ejes: "Las leyes de supervivencia, contra las violencias machistas, los asesinatos machista, y trata de seres humanos"; las del "cuidado y respeto", en las que englobará la defensa de los derechos humanos de todas las personas amen a quien amen y vengan de donde vengan"; y las iniciativas para la "redistribución de la riqueza", porque "feminismo es también asegurar la alimentación, garantizar el derecho a la vivienda, el acceso a la sanidad, y un trabajo digno".
Dice Irene Montero que si esos derechos sociales flaquean, "al final, son las mujeres las que cargan con todo eso". Y aunque ha admitido que "hay muchos feminismos", ella se va a encargar de que "estemos todas unidas, para que no haya ni una sola grieta que impida el avance la eficacia contra la homofobia, la transfobia y la discriminación por raza y sexo, clase, y por supuesto, por género".