La consigna es clara en el PSOE. No tomar ninguna iniciativa o hacer ningún gesto que pueda molestar a ERC, un partido imprescindible, tanto en la Moncloa como en la Generalidad, para los planes de futuro de los socialistas.
Si el jueves era el PSOE el que anunciaba el aplazamiento de la mesa de diálogo hasta después de las elecciones autonómicas catalanas para retractarse pocas más horas más tarde, tras el enfado de los republicanos y la posterior reunión de urgencia entre Pedro Sánchez y Gabriel Rufián, este viernes fue el PSC el que silenció la reunión que Miquel Iceta mantuvo con Fernando Sánchez Costa, el presidente de Sociedad Civil Catalana (SCC), una de las bestias negras del separatismo en Cataluña.
La reunión había sido solicitada por SCC como parte de la ronda de contactos que la asociación civil catalana está manteniendo durante los últimos días con los partidos catalanes del bloque constitucionalista. Lorena Roldán, de Ciudadanos, fue la primera en reunirse con Sánchez Costa, el día 20 de enero. Alejandro Fernández, del PP, lo hizo en segundo lugar, este mismo lunes.
Y este viernes le tocó el turno a Miquel Iceta. A la reunión, que tuvo lugar en la sede central del partido socialista en Barcelona, asistió, además del líder de los socialistas catalanes, la viceprimera secretaria del partido, Eva Granados. Por parte de SCC asistieron, además del mismo Sánchez Costa, otros tres altos cargos de la entidad.
Reunión de perfil bajo
La difusión que el PSC hizo de su reunión con SCC fue, sin embargo, muy diferente a la que hicieron Cs y PP. Y el detalle no es precisamente anecdótico.
Mientras que los populares y los naranjas anunciaron en sus agendas la reunión con SCC y convocaron una rueda de prensa posterior a ella en la que los líderes de ambos partidos valoraron la conversación mantenida con Sánchez Costa, el PSC no incluyó la reunión en su agenda del día ni la difundió en sus redes sociales. Tampoco convocó a los medios de prensa, realizó declaraciones o emitió comunicado alguno tras el encuentro.
El único rastro de la reunión con el que pudo toparse este viernes un militante cualquiera del PSC fue un sencillo tuit del partido en el que se decía que Miquel Iceta y Eva Granados se habían reunido esa misma mañana con representantes de SCC.
De la reunión entre PSC y SCC sólo se sabe, en consecuencia, lo declarado por Fernando Sánchez Costa tras salir de ella. Que el PSC "está en sintonía" con SCC y sus "objetivos estratégicos", que la reunión fue "positiva" y que ambas entidades buscan "un futuro de concordia entre catalanes" aunque a veces "discrepen" en las tácticas.
Dicho de otra manera. La estrategia de PSC y SCC es la misma, pero no así sus tácticas. Es bastante probable que Sánchez Costa estuviera aludiendo con esa frase a la mesa de diálogo "bilateral" entre Gobiernos que, en sus propias palabras, SCC "no ve clara". "Hay fórmulas mejores para dialogar", añadió Sánchez Costa a renglón seguido.
Durante la reunión, Sánchez Costa comunicó a Iceta y Granados cuáles deberían ser, en opinión de SCC, los ejes de una política constitucionalista efectiva contra el nacionalismo en Cataluña. El principal de ellos, una iniciativa legislativa popular (ILP) que conduzca a una reforma electoral que anule la ventaja que los partidos nacionalistas obtienen en provincias donde los escaños salen mucho más baratos que en Barcelona y que otorgue el mismo o parecido valor a todos los votos emitidos en la comunidad.
SCC también pidió al PSC unos Mossos d'Esquadra que representen al conjunto de la ciudadanía catalana y no sólo a los separatistas, el fin de la inmersión lingüística, un mayor peso de Barcelona en el conjunto de Cataluña, espacios públicos neutrales sin propaganda separatista y unos medios públicos imparciales, independientes y no sometidos al control ideológico y financiero de los partidos nacionalistas.
Finalmente, Sánchez Costa pidió a Iceta que "no cometa el error de confundir el nacionalismo con Cataluña y el de entregar Cataluña a los independentistas a cambio de estabilidad en Madrid".