Pactos o pacto... que también ésa es la cuestión. Pablo Casado asiste estos días a una exacerbación de la guerra soterrada que vive el Partido popular entre quienes dirigen la sede de Génova y quienes llevan la actividad diaria del Grupo popular en el Congreso. Unos y otros estiran a derecha e izquierda -si es que vale el símil- de sus mangas y tratan de llevarse al líder a sus postulados. Entretanto, el presidente del partido mantiene su discurso público con ideas muy concretas y un argumentario elaborado...
Pero Casado no toma partido entre los teodoros y los cayetanos. El plan de España Suma no tiene un solo padre en el partido, a todos los une y el líder la abandera. Aunque la iniciativa de registrar la marca sí partió de la audacia interna del aparato, que aprovechó el éxito de la idea en Navarra.
Llevó al registro el pasado mes de agosto un nombre con el que quería empezar el camino que marcaba Casado cada vez que se le ponía un micrófono delante: "La unión del centro derecha es mi principal labor ahora", dijo Casado el pasado martes, sentado junto a José María Aznar. Y lo mismo lleva repitiendo desde el congreso del PP el pasado mes de julio.
Fue Teodoro García Egea quien se lanzó con agostidad a ahondar en la apuesta por las coaliciones de centro derecha. Registró la marca "España Suma" además de "Cataluña Suma" y patentó el término de cada comunidad autónoma. Todas a nombre de García Egea.
Los 'teodoros'
Porque la unidad del centro derecha... ¿eso cómo se hace? Alberto Núñez Feijóo afronta elecciones en Galicia este año. Aún no ha fijado fecha, pero sí posiciones. "El centro liberal y reformista, aquí, lo representa el Partido popular", dijo este sábado en Santiago de Compostela Jaime de Olano, vicesecretario de Participación. Y cuando se le inquirió si eso era un rechazo a la oferta explícita de Inés Arrimadas que el día anterior propuso "una unión de constitucionalistas", dejó claro que Génova quiere lo que quiere.
Esa aventura, dijo, "tiene todo el sentido" en Cataluña o el País Vasco, donde "el constitucionalismo se ve atacado porque el PSOE se ha puesto de lado de los independentistas". Pero no en Galicia, donde esa unidad del voto de centroderecha "la representa con notable éxito el PPdeG", que es "hegemónico" y gobierna "con mayoría absoluta".
Y ahí está la clave. Feijóo prefiere acuerdos quirúrgicos, y es el único presidente autonómico del PP con una hoja de servicios inmaculada. Y con poder interno como para hacerle tambalear la silla a Casado. Y, aunque nunca ha siquiera sugerido que lo pueda llegar a ejercer, el líder popular lo sabe.
Los 'cayetanos'
Pero fuentes parlamentarias del PP ya en verano de 2019 explicaban que "el objetivo es la unión con Ciudadanos a nivel nacional". No explicaban los métodos, pero usaban las encuestas -que ya anunciaban un descalabro naranja en caso de repetirse elecciones- para dejar claro que el planteamiento era más de absorción que de fusión. "El plan es ése, pero no hay prisa, es a medio plazo y depende del ritmo que ellos estén dispuestos a llevar".
Y el ritmo ya ha empezado a quedar claro. Antes incluso de ser oficialmente la sucesora de Albert Rivera, la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ya ha puesto sobre la mesa la oferta "en las tres autonomías que este año tendrán elecciones". El plan de los liberales no incluye a Vox y sólo nominalmente invita al PSOE, cuya negativa en menos de 24 horas fue respondida con la misma rapidez desde las filas naranjas: "Prefieren estar más cerca de los separatistas que de los constitucionalistas".
Ahora que Ciudadanos, disminuido a 10 escaños en el Congreso y con raquíticos sondeos electorales -incluso en su cuna catalana-, parece sacar la bandera blanca es cuando el equipo más cercano a Cayetana Álvarez de Toledo, se siente legitimado para un solo pacto total con los naranjas.
La portavoz parlamentaria popular se ha dejado ver sin remilgos de la mano de Arrimadas, revitalizó su plataforma Libres e Iguales de la mano de referentes más cercanos al centro izquierda -como Rosa Díez y Fernando Savater- para celebrar la Constitución... y son numerosas las iniciativas parlamentarias en las que ya han aparecido las firmas conjuntas de portavoces de PP y Cs.
¿Y Casado?
Casado no interviene en las diferencias internas. Llegó a la presidencia del partido de la mano de Teodoro y sus algoritmos, y luego eligió a Cayetana como mano derecha en el Parlamento en contra de la opinión de la mayoría de Génova y los barones. Y desde los despachos populares en la carrera de San Jerónimo algunos avisan: "El partido está en reconstrucción, y los focos apuntan aquí, al Congreso".
Entretanto, el líder deja hacer mientras se genera algo de confusión interna. Casado combina mensajes centrados -"el PP no se divide entre blandos y duros", dijo a sus líderes regionales hace 15 días cuando los invitó a comer- con ofensivas políticas que se suben a polémicas de Vox, como la del pin parental -"mis hijos son míos, saquen sus manos de nuestras familias"-.
El líder de ambos bandos, por ahora, se centra en recordar que "somos más, pero fragmentados perdemos, si Rivera hubiese aceptado que fuéramos juntos en noviembre, hoy sería vicepresidente de un Gobierno presidido por mí". Y en el mensaje fuerza del PP como casa común: "¿Quién está en contra de la libertad de los padres en la educación de sus hijos? ¿De que no te frían a impuestos? ¿De poder elegir médico? ¿De la libertad de empresa?... ¿Eso es de izquierdas, es de derechas? No, es de sentido común", insiste.
Y es que el objetivo también es común: ganar el espacio electoral de Ciudadanos. Las razones, también: sin eso, "nos podemos olvidar de gobernar en mucho tiempo", confiesa un alto dirigente. Pero quién y cómo se pilote el pacto o los pactos es lo que está en juego.