Oriol Junqueras no se cierra ninguna puerta. Si algo ha confirmado la entrevista de Jordi Évole al líder de ERC, cara a cara y sin una mampara de por medio –un raro privilegio en una cárcel–, es que los republicanos están jugando con dos barajas en la mano de cara a las futuras elecciones autonómicas catalanas. Una de ellas conduce a un gobierno de ERC, PSC y Podemos. La otra, a la repetición del actual gobierno junto a JxCAT y el apoyo, siempre accidentado y ciclotímico, de la CUP.
"Un pacto con el PSC es imposible", ha respondido sin embargo Junqueras cuando Jordi Évole le ha preguntado por la posibilidad de un nuevo tripartito en Cataluña a imagen y semejanza de los liderados entre 2003 y 2010 por Pasqual Maragall y José Montilla. Junqueras sabe que esa es la fórmula preferida por PSOE y Podemos. Pero el líder republicano sabe también que para ganar las elecciones con el suficiente margen sobre JxCAT debe repudiar públicamente la posibilidad de un pacto con el PSC.
"Pero usted está dialogando con el PSOE y se ha ofrecido a negociar los Presupuestos Generales del Estado con Pedro Sánchez. ¿Por qué con el PSOE sí y con el PSC no?", ha preguntado un Évole al que la negativa –puramente electoralista– de Junqueras a pactar con los socialistas catalanes parece haber dolido personalmente. "Porque una cosa es dialogar y otra diferente es gobernar con aquellos que han aplaudido tu encarcelamiento" ha respondido Junqueras.
Junqueras es amor
Pero el momento más melodramático de la entrevista ha tenido lugar cuando Évole le ha reprochado a Junqueras su negativa a pactar con el PSC. "El junquerismo es amor, pero también es rencor", ha dicho el presentador de La Sexta. "No, el junquerismo es amor", ha respondido Junqueras, más vaticanista que nunca. "Pero a mí Pedro Sánchez no me conoce de nada y Miquel Iceta sí". "Y esa es una diferencia importante. Porque sabiendo perfectamente que somos inocentes, el PSC ha aplaudido nuestra prisión".
En la distancia corta, y alejado de su zona de confort de TV3 y los medios de prensa catalanes, Junqueras ha aparecido en Lo de Évole como un político de talla mediana y sin mayores referentes intelectuales o políticos, sin razonamientos más profundos, o complejos, o relevantes que los habituales "sólo queríamos votar" y "la Policía vino a pegarnos".
El razonamiento con el que Junqueras ha argumentado su negativa a pactar con el PSC tampoco ha brillado por su sagacidad política. "Es más fácil entenderse con quien ha hecho el mismo viaje que tú" ha dicho el líder de ERC, una referencia obvia a JxCAT. En realidad, Carles Puigdemont no ha hecho de ninguna manera el mismo viaje que Junqueras, pero aún así este ha tenido la cortesía de llamarlo "presidente Puigdemont".
¿Guerra? ¿Qué guerra?
Cuando Évole ha intentado pinchar a Junqueras a cuenta de la convocatoria anticipada de elecciones, el republicano ha "culebreado" sin mayores problemas. "Todo mi aprecio al presidente Torra. Yo respeto siempre lo que diga el presidente, que tiene toda mi consideración". De la boca de Junqueras no ha salido, en fin, ni una palabra de más sobre la guerra civil soterrada entre ERC y JxCAT.
Sí, en cambio, sobre esa mayoría social y electoral a la que aspira el separatismo y de la que este carecía en 2017, cuando ERC y JxCAT se alzaron contra el orden constitucional convocando un referéndum ilegal y declarando, por dos veces, la independencia de Cataluña. "Teníamos una mayoría a favor de la república en las elecciones de 2015", ha dicho Junqueras para justificar el 1-O. "No la tenían", ha respondido Évole. "Sí la teníamos", ha replicado a decir Junqueras. "No". "Sí". "No". "Bueno, dejémoslo aquí", ha zanjado Junqueras.
Buenas cartas
"Nosotros hemos jugado bien nuestras cartas" ha dicho también un Junqueras que ha negado haber engañado a sus votantes. "Pero hay mucha gente que se siente engañada, que siente que ustedes han traicionados sus promesas", ha replicado Évole. "La promesa fue que jugaríamos de puta madre. Y hemos jugado de puta madre. Y la prueba de ello es que estamos aquí, en la cárcel" ha concluido Junqueras.
La escasa pegada de Jordi Évole como entrevistador ha quedado demostrada cuando Junqueras ha afirmado que "todos los que lideraron la represión han sido echados por las urnas: Albert Rivera, Soraya Sáenz de Santamaría, Mariano Rajoy". Todos esperábamos de Évole la réplica obvia –"Pedro Sánchez aprobó el 155 y no sólo le han premiado las urnas, sino que ahora es presidente gracias a usted"– pero esta nunca llegó. Pero es que Évole sólo entrevista a sus enemigos. Con los amigos, conversa.