La sede central de Vox en Madrid, en la esquina de las calles Bambú y Consuegra, ha amanecido este domingo con pintadas y con destrozos en la decoración de su fachada.
Las instalaciones, de unos 2.000 metros cuadrados, fueron estrenadas en plena precampaña electoral del 10-N, cuando el partido de Santiago Abascal buscaba unas oficinas en las que poder ejercer su labor con comodidad, dado el incremento de empleados y actividades producido en un solo año, en en que había pasado de cero a 24 diputados... y finalmente, 52 representantes.
En este tiempo, los dirigentes de la formación se han sorprendido gratamente de los pocos ataques que habían sufrido en este emplazamiento, contrariamente a los constantes asaltos, pintadas y destrozos de cristales que se registraban cuando la sede estaba en la calle Diego de León o, posteriormente, Nicasio Gallego.
Pero las cosas parece que pueden estar cambiando. Fuentes oficiales de Vox, consultadas por este periódico, confirman que éste "es el segundo fin de semana seguido" en el que vandalizan su cuartel general.
El pasado domingo, las cámaras de seguridad grabaron a quienes habían arrancado parte del cartel promocional con el lema electoral "España siempre", que había sobrevivido a la cita con las urnas como señal principal de que ésas son las oficinas del partido.
"Los compañeros de seguridad denunciaron el ataque a la Policía", explican las citadas fuentes, "pero no le dimos mayor importancia".
El caso es que este domingo se ha agravado la agresión: lo que quedaba de la imagen corporativa ha sido arrancado y arrastrado unos metros, y los atacantes han pintado con espray amarillo dos personajes "de dudoso gusto".
"Bastante nos ha durado la sede sin sufrir ataques", señalan las fuentes citadas de la formación. "En el pasado, nos rompían cristales con frecuencia".
Según explican, los propios miembros de la seguridad de la sede se limitaron a denunciar el ataque del fin de semana pasado, a la espera de las diligencias que determine la Policía. El cartel, un vinilo adhesivo de unos tres metros cuadrados, tiene un coste de unos 100 euros. Peor será eliminar las pintadas.