“Un general inteligente lucha por desproveer al enemigo de sus alimentos. Cada porción de alimentos tomados al enemigo equivale a veinte que te suministras a ti mismo”, escribió Tzun Tzu en El arte de la guerra, el más famoso tratado de estrategia del mundo.
El cierre unilateral de la aduana marroquí al pescado en el paso fronterizo Tarajal de Ceuta desde hace una semana ya se llevó a cabo en Melilla hace cuatro décadas. Y funcionó: España accedió a las peticiones de Marruecos en relación al Sáhara Occidental.
Algo parecido a Tzun Tzu pensaron los activistas rifeños que cortaron el paso fronterizo de Beni Ensar con Melilla en 2010 dejando a la ciudad española sin pescado, verduras e incluso sin áridos durante días. Detrás de esa acción estaba el Comité de Coordinación por la Liberación de Ceuta y Melilla, que considera a las dos ciudades españolas "territorios ocupados".
La idea surgió de una asociación de barrio para el desarrollo de Beni Ensar, la localidad marroquí más cercana a Melilla, que en 2008 había enviado una carta al gobernador de Nador -hoy ministro de Interior- Abdelouafi Laftit, y al director regional de la aduana de Nador.
En la misiva, el presidente de la asociación, Said Chramti, denunciaba a las autoridades locales la “entrada diaria de vehículos de transporte de mercancías en el puesto fronterizo de Beni Ensar con toneladas de materias agrícolas y de pesca para pasar de contrabando hacia Melilla”. Por ello, solicitaba el “control e intervención inmediata, y la lucha contra este contrabando peligroso que obstaculiza el desarrollo local de Beni Ensar y no tiene ninguna rentabilidad económica para la zona”.
Estrangular Ceuta y Melilla
Sin embargo, “el verdadero objetivo era estrangular a Ceuta y Melilla”, confiesa Chramti a EL ESPAÑOL. En aquel momento, hace diez años, el hostigamiento de Marruecos dio resultado. Por ejemplo, las manifestaciones del PP en apoyo al pueblo saharaui desaparecieron. También disminuyó el número de activistas españoles en el Sáhara, y las autoridades españolas dejaron de quejarse por las expulsiones de ciudadanos españoles de Marruecos.
Al mismo tiempo, España comenzó a incluir a Marruecos en cumbres oficiales, convirtiéndolo en un aliado, al estilo de Francia. También defendió ante la UE los convenios de agricultura y pesca que afectan a las aguas del Sáhara Occidental.
Los pasos que ha dado Rabat en los últimos días en relación a Ceuta y Melilla siguen, paso por paso, los planes de aquel comité activista de "liberación" que, sin embargo, guardaban un órdago final: el corte de agua a las ciudades autónomas.
Esa estrategia la impidió entonces la casa real alauita, que en un comunicado en 2010 negaba que pudiera adoptarse esa medida por una cuestión de “humanidad”. El Comité de Liberación de Ceuta y Melilla ya se había desplazado desde Nador al monte de Beliones, cerca de la frontera con Ceuta, para estudiar los manantiales naturales que abastecen de agua a la ciudad española.
El brazo de Estopiñán
Miembros de ese Comité de Liberación fueron los responsables, en 2012, del robo de un brazo de la estatua de Pedro Estopiñán, el conquistador de Melilla. La escultura, ubicada en el centro de la ciudad, tuvo que ser restaurada. El miembro amputado y robado continúa en Marruecos.
En pleno ahogamiento a Ceuta y Melilla, la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (ASADEDH) denuncia a EL ESPAÑOL desde El Aaiún el cierre de los trámites consulares en la Casa de España, lo que afecta a 12.000 saharauis con papeles españoles, entre ellos 7.000 menores. Este cierre obligará a resolver los asuntos en Rabat, con las molestias y gastos que eso acarrea para estos ciudadanos.
Por su parte, los presidentes de Ceuta y Melilla, Juan Jesús Vivas (PP) y Eduardo de Castro (Cs), se reunieron este lunes en Málaga para diseñar la estrategia de defensa de ambas ciudades y trasladar sus demandas al Gobierno.“La situación que viven ambas ciudades viene de lejos, primero con los cierres de la aduana, después la frontera, y ahora el comercio atípico en Ceuta”, subrayó el presidente de Melilla a la salida de la reunión.