Pablo Iglesias ha vuelto al Campus de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid como vicepresidente del Gobierno. El recibimiento no ha sido el que probablemente esperaba para su charla sobre fascismo en el siglo XXI.
"¡Traidor! ¡Viva la lucha obrera!", ha interrumpido a gritos uno de los asistentes al inicio del acto. El enfrentamiento verbal contra el vicepresidente segundo ha ido en aumento y varios miembros de un grupo de izquierda radical, del Frente Obrero, han increpado a Iglesias.
"Es una vergüenza, vosotros no sois izquierda ni sois nada. Lo único que hacéis es vivir del cuento y de la miseria de la clase obrera", ha dicho a voz en grito uno de ellos. Iglesias -que estaba acompañado de la decana de la facultad, Esther del Campo, y Álvaro García Linera, sociólogo y exvicepresidente de Bolivia- asentía ante las palabras de los indignados y les invitaba a "mantener un debate" en lugar de tratar de reventar el acto.
"Fuera vendeobreros de la Universidad!" o "Fuera fascistas", han sido otro de los gritos que ha tenido que escuchar el ahora vicepresidente, que ha llegado incluso a solicitar "un micrófono" para que los activistas tuvieran oportunidad de "ser escuchados". El diálogo se tornó imposible, los chicos interrumpían a Iglesias berreándole que él es "lo mismo que Errejón y Carmena, un traidor que no va a hacer nada más que vivir del cuento".
Iglesias, que en 2014 dejó las aulas por la política para fundar Podemos, ha sido por primera vez objetivo de un escrache, una práctica reivindicativa que no le es ajena. Hace no mucho, el propio líder del partido morado se refería a estos actos como “jarabe democrático”.
Una receta que antes en la formación morada veían con buenos ojos. De hecho, en 2010, quienes alentaban la persecución a los políticos eran el propio Iglesias y Errejón. Los dos, junto a otros estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, recibieron a Rosa Díez, entonces líder de UPyD, al grito de “fuera fascistas de la Universidad”.
La escena de este jueves visibiliza que ser revolucionario y abonar el terreno del radicalismo, como es el caso de Podemos, acaba creando nuevos agitadores que terminan atropellando a los que iniciaron el movimiento. Ha pasado muchas veces antes en la historia, desde la Revolución francesa a nuestros días, como hemos visto también en el caso del procés en Cataluña. Los nuevos líderes de la insurrección señalan como enemigos del pueblo a los que antes fueron sus guías morales.
Iglesias responde
Tras el escrache, Iglesias ha escrito un tuit lamentando que los jóvenes de Frente Obrero "no han querido dialogar".
"He pedido que les dieran un micrófono para poder discutir. Cualquiera que acuda a la universidad, y más si tiene responsabilidades políticas, debe escuchar. Por desgracia no han querido dialogar", ha escrito el vicepresidente segundo en su cuenta de Twitter.