Alba Vergés, consejera de Salud en Cataluña, llegó al primer Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, organizado por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, marcando distancias y evitando salir en la foto junto al resto de consejeros del ramo.
En ese momento, contraviniendo a los colectivos de médicos catalanes, se posicionó a favor de un “MIR catalán” diferente al nacional. Posteriormente, ante el primer foco de coronavirus en Cataluña, en Igualada (Barcelona), dijo que se trataba de “un brote especial, diferente al del resto del país”.
Este jueves, con la decisión del Gobierno de la Generalitat de cerrar todos los colegios y universidades, la consejera de Salud sostuvo que “no hay medidas de confinamiento o de aislamiento de niños en casa” y que pueden “ir al parque tomando precauciones”.Unas declaraciones que no son las que mantienen expertos sanitarios, que alertan de que los niños son de los principales “vectores” de propagación del virus.
El jefe de Enfermedades infecciosas del Hospital Sant Pau, Joaquín López-Contreras, enmendaba este jueves a la consellera al afirmar que si “se cierran lugares de reunión multitudinarios no es porque nos reunamos en el parque, sino para que hagamos una vida de distanciamiento social para minimizar y ralentizar los contagios”.
El gradualismo de Vergés con las medidas, afirmando que “en Cataluña la situación está controlada” en comparación con el resto de España, ha suscitado las críticas de algunos expertos, que señalan que es una forma de “aplazar la alarma”.
Su giro en las últimas hora, tras la decisión de confinamiento de Igualada que afecta a sus familiares directos también ha sido objeto de controversia.
Cuello de botella
Fuentes consultadas por EL ESPAÑOL afirman que las cifras menores de contagio que se reflejan en Cataluña -solo 351 positivos confirmados- se debe al “efecto cuello de botella”. Cuando el Hospital Clínic de Cataluña detecta casos los envía al Centro Nacional de Microbiologia, que es quien confirma los casos, y esto genera unos plazos más lentos.
En sentido opuesto, la Comunidad de Madrid ofrece los datos detectados antes de que sean devueltos por el centro ubicado en Majadahona, y las cifras de positivos se sitúan ya por encima de los 1.500 casos.
Aunque con la eclosión de la crisis del coronavirus Vergés adoptó un perfil secundario y la Generalitat se encomendó a los técnicos para coordinarse con Madrid, la consejera es quien, como máxima responsable pública en el ramo, debe informar sobre la situación. No obstante, sus comparecencias públicas, como la que dejaba entrever su dificultad al expresarse en la lengua castellana al no saber decir “guarderías”, ha provocado cierto malestar.
La descoordinación que se vio en Gerona tampoco ha pasado inadvertida. La alcaldesa de la ciudad, Marta Madrenas, precintó el Cul de la Lleona -una estatua de la ciudad celebre porque los turistas besan y tocan- siguiendo las “indicaciones” de la Consejería de Salud. Sin embargo, la consejera se desmarcó de la decisión del Ayuntamiento.
Economista en Sanidad
Licenciada en Economía por la Universidad de Barcelona, Vergés inició su etapa profesional como administrativa en la delegación del Colegio Oficial de Agentes Comerciales de Barcelona (COACB) en Anoia. Un ente en el cual su padre, Josep Maria Vergés Prat, formaba parte de la junta directiva.
En 2008 fue nombrada jefa de administración, contabilidad y finanzas del Consorcio Sociosanitario de Igualada, organismo público constituido por la Generalitat y el Ayuntamiento de Igualada. Cuatro años más tarde, en 2011, se integró a las filas de ERC y empezó su meteórico ascenso: fue nombrada presidenta local de ERC en Igualada y, como avanzó OkDiario, su ayuntamiento le otorgó un ático de Protección Oficial en el municipio por valor de 157.000 euros.
Tan solo dos meses después se convirtió en diputada del Parlamento catalán, hasta llegar a ser la titular de Sanidad en la región coincidiendo con la mayor crisis sanitaria de los últimos años.