“Periodista. Economía y política. Persigo los datos y los interpreto”. Así se presenta Miguel Lacambra en Twitter. La cuenta tiene apenas dos semanas de vida -fue creada el pasado 14 de marzo-, sin embargo, cuenta con más de 15.000 seguidores pese a que sólo sigue a 268 usuarios.
Entre sus mensajes, numerosos gráficos creados por él mismo sobre la evolución del coronavirus, acompañados siempre de una interpretación muy positiva de la gestión del Gobierno. ¿Su actividad periodística? Un solo artículo. El bulo acaba de caer por su propio peso. Miguel Lacambra... no existe.
Sus análisis eran ampliamente compartidos por tuiteros vinculados a la izquierda, pero conforme se viralizaban, algunos usuarios comenzaron a sospechar de la veracidad del perfil. Demasiados seguidores en tan poco tiempo, opiniones condescendientes con el Gobierno pero muy críticas con la oposición, nula presencia digital y, aunque se decía periodista, solo tenía un artículo publicado.
En este texto, el supuesto Miguel Lacambra negaba cualquier conexión entre la celebración del 8-M y la expansión del coronavirus, eximiendo de responsabilidades a Moncloa.
Finalmente, las pesquisas de los internautas han arrojado este resultado: Miguel Lacambra es una cortina de humo, un nombre falso. Una identidad creada. Su foto está sacada de un banco de imágenes y la mayoría de sus seguidores son bots destinados a engrosar su camarilla.
Ante estos hallazgos, no son pocos los usuarios que han acusado al Gobierno de haber creado “una cuenta fake pro-Gobierno”: “Cuántos Miguel Lacambra habrán salido de la factoría de Iván Redondo”, “La izquierda buscando validación”, “¿Cuántos Miguel Lacambra nos hemos comido en 20 años?”, etc. Otros han comenzado a increparle.
La desaparición de la cuenta ha avivado las sospechas. ¿Por qué en vez de dar una explicación al ser descubierto, desaparece?
Poco más tarde, sin embargo, el perfil de Miguel Lacambra se ha reabierto para responder a los ataques: “Estoy absolutamente abrumado por lo que está pasando. Este perfil es un heterónimo, Miguel Lacambra no existe, soy una persona normal que quiere conservar su privacidad como tantos otros en Twitter”.
Y prosigue: “Siempre he utilizado datos públicos y aportado una visión de optimismo con la idea de mantener el ánimo ante el esfuerzo que estamos realizando todos para parar esta pandemia. No hay nada más. Datos públicos, palabras y una persona normal que ahora mismo lo está pasando muy mal”.
La respuesta no ha convencido al grueso de los tuiteros. La semilla de la sospecha sobre la autoría del perfil ya estaba sembrada. Pero se confirma una cosa: Miguel Lacambra no ha existido nunca y, sin embargo, un medio ha llegado a publicar un artículo con su nombre.
Un artículo
Toda la actividad periodística de Miguel Lacambra se reduce a un artículo en La Marea. En él se sirve de gráficos para argüir que “es imposible que el 8-M, con 120.000 asistentes en Madrid, según la Delegación del Gobierno, provoque ningún efecto perceptible en la evolución del coronavirus dentro de España”.
El artículo concluye: “Debemos sacar al 8-M de las ecuaciones, y empezar a pensar en las verdaderas razones por las que esta crisis está golpeando en todo occidente como lo está haciendo y haya dejado a los países con una capacidad de reacción limitadísima. Quizá así se nos quiten por un momento las ganas de apuntar con el dedo constantemente a nuestros enemigos y, quién sabe, nos entre un ligero (ligerísimo, seguramente) impulso de abrazarles”.
La Marea ha actualizado el artículo en cuestión para matizar que Miguel Lacambra se trata de “un pseudónimo”. Antonio Maestre, colaborador del medio, ha respondido en Twitter a los ataques insultando a los críticos. Posteriormente, ha borrado ese mensaje.
Muchos usuarios de Twitter coinciden en señalar como poco pertinente que un perfil falso publique noticias sobre una epidemia que ya se ha cobrado más de 4.000 vidas.