Pablo Iglesias reclama que el Gobierno impulse la creación de "una industria nacional que no nos haga depender de ningún país para que haya respiradores" u otros suministros médicos imprescindibles para luchar contra la epidemia del coronavirus.
Así se ha expresado en una entrevista telemática concedida a Tele 5 desde su despacho de vicepresidente segundo del Gobierno en al sede del Ministerio de Sanidad de Madrid. Un punto autárquico que se une ala decisión "inédita" de "hibernar la economía" lanzada por Pedro Sánchez el pasado sábado, al anunciar el "cierre total de toda actividad no indispensable".
El líder de Podemos ha justificado su argumentación, como lleva haciendo desde el inicio del estado de alarma por la emergencia del Covid-19 en una comparación insistente con "la crisis de 2008". Para Iglesias "hay que gastar, claro", pero "no para que la deuda que se genere sirva para rescatar a la banca o a unos pocos privilegiados como hace 12 años", sino "a la ciudadanía, que hace un esfuerzo enorme" para cumplir con las medidas de confinamiento.
El discurso en los apenas cinco minutos de preguntas no se ha salido de esos términos. "La gente ya tiene experiencia con una crisis", ha dicho, "en la de 2008 hubo muchos desahucios, y nosotros los hemos prohibido".
A continuación, ha continuado con las comparaciones, pese a que el hundimiento de la economía tras la caída de Lehman Brothers convierte aquella depresión en muy distinta a ésta -como, de hecho, razona Pedro Sánchez diciendo que aquello fue sistémico y esto será "temporal"-.
"Entonces, hubo muchos que perdieron el empleo, y nosotros hemos prohibido los despidos y facilitado los ERTE", ha seguido. "Hace 12 años, a muchos ciudadanos se les cortaron los suministros básicos, y aquí los hemos prohibido". Y finalmente, ha concluido: "Se rescató con dinero público a los bancos y nosotros hemos hecho una movilización histórica de recursos para proteger a los trabajadores, a los pequeños propietarios, a los autónomos..."
La Constitución
Pero Iglesias no se quedó en su economía nacionalista de autoabastecimiento frente a la insolidaridad exterior y lo agresivo de los mercados globales. El vicepresidente segundo volvió a hacer la lectura interesada de la Constitución que muchos le afean, incluso dentro del Gobierno y que ha levantado miedos en el empresariado. Ese artículo 128 que reza que "toda la riqueza del país está subordinada al interés general" que tuiteó al inicio de esta semana fue interpretado como una advertencia de posibles nacionalizaciones.
"Ese artículo, lo que dice es que el Gobierno debe poner lo general por delante de lo particular". Y que el Ejecutivo puede "obligar a una farmacéutica a fabricar determinados medicamentos, o a una fábrica de automóviles a hacer respiradores". Sobre todo, "ante una crisis socioeconómica enormemente agresiva, que nos obliga a hibernar la economía para proteger la salud". Porque "para que eso funcione hay que proteger a los trabajadores y los autónomos".
Según Iglesias, la Carta Magna habilita al Gobierno y "se les puede pedir sacrificios a algunos particulares para que el interés general de la patria funcione". Y es que, siguiendo con "la Constitución en la mano", dijo que ésta no es para "enseñarla, sino para aplicarla".
El vicepresidente, "orgulloso de defender los derechos sociales dentro de este Gobierno", expresó su deseo de que "ojalá todas las fuerzas políticas estén con la Constitución, que tiene muchos artículos ponen el interés general por encima del individual". Porque, dijo, "esos artículos sociales son los que definen el patriotismo".
Críticas externas e internas
En la semana transcurrida desde que el miércoles pasado se aprobó en el Congreso la prórroga del estado de alarma, el ambiente político ha ido evolucionando. Y del apoyo crítico a las medidas del Ejecutivo por parte de PP, Vox Ciudadanos, se ha pasado a las acusaciones de "incompetencia" por parte de Pablo Casado e incluso a la petición de Santiago Abascal para que "dimita el Ejecutivo y se cree un Gobierno de unidad nacional".
Iglesias no ha hecho caso a estas críticas "porque los ciudadanos no se merecen que los políticos nos tiremos los trastos a la cabeza" cuando ellos "están sufriendo con disciplina las medidas de confinamiento necesarias para salvar vidas". Según el líder de Podemos, "ya habrá tiempo de echarnos cosas a la cara" y mientras siga la emergencia él seguirá, dice, "tendiendo la mano a la oposición".
Eso sí, a los líderes de las "otras fuerzas políticas" les afeó que "hace poco estuvimos hasta las dos de la madrugada" en el Congreso, donde "nos pedían medidas más estrictas de confinamiento, y lo hemos hecho".
Pero las tensiones no vienen sólo de fuera, como quedó patente este martes en la rueda de prensa que compartieron Iglesias y Calviño tras el Consejo de Ministros. Sánchez los sacó juntos para dar imagen de unidad y lealtad dentro del Gobierno, y el efecto fue precisamente el contrario.
Iglesias no ha querido responder a si la vicepresidenta tercera ha llegado a amagar con dimitir, pero sí ha admitido que "todos saben lo que piensa cada ministro, porque los periodistas hacen muy bien su trabajo". Y que las "tensiones" son más bien "debate, porque aquí no vale el piloto automático". Aunque una vez se toma una resolución dentro del gabinete "somos una piña".