Por qué al PP le interesan unos nuevos Pactos de la Moncloa pese a los agravios del PSOE
La crisis sanitaria y la crisis económica en ciernes obligan al PP a fijar la vista en una estrategia de país de largo alcance.
11 abril, 2020 02:57Noticias relacionadas
La oferta de un pacto nacional que Pedro Sánchez ha hecho a Pablo Casado ha alterado el escenario político. El PSOE ha invitado a todas las fuerzas a participar de esos nuevos Pactos de la Moncloa. La idea original partió de Inés Arrimadas, pero el PSOE se ha apropiado de la iniciativa y el PP ha quedado atrapado en tierra de nadie por sus reticencias al pacto.
"Hay grupos políticos que todavía no han entendido el alcance y la gravedad de esta pandemia que lo ha cambiado todo. Algunos no son capaces de arrimar el hombro cuando más lo necesita el país", dijo la portavoz del Gobierno María Jesús Montero ayer viernes. Pablo Casado le ha dado la razón a Montero calificando los pactos de "trampantojo" y negándose a tomar parte en ellos.
Pero si esos pactos son una trampa del PSOE, el PP ha caído de lleno en ella colocándose de forma voluntaria en el punto exacto que ha señalado Sánchez para Pablo Casado. Un análisis detallado del escenario, sin embargo, demuestra que la mejor opción posible para el PP, que es también la preferida por una amplia mayoría de los españoles según los sondeos, es participar en esos pactos en sus propios términos.
Este es el análisis de la trampa en la que se encuentra atrapado Pablo Casado a día de hoy y de la manera de escapar de ella.
1. Es posible que, como Pablo Casado sospecha, Pedro Sánchez no desee en realidad unos nuevos Pactos de la Moncloa.
2. Es posible que sean un truco propagandístico que busca forzar el rechazo del PP para poder presentar luego a Casado como a un sectario incapaz de aunar fuerzas con el Gobierno.
3. Es también posible que, como sospechan tanto Cayetana Álvarez de Toledo como Teodoro García Egea, el pacto ofrecido por el presidente sea, en el mejor de los casos, una trampa destinada a descargar en el PP el 50% de la responsabilidad por la pésima gestión de la crisis.
4. Es más. Si las tres sospechas anteriores son ciertas, saber que lo son permite al PP utilizar ese conocimiento en su favor.
5. Parece obvio que Pablo Iglesias no desea unos pactos del PSOE con el PP porque le colocarían en una situación doblemente insostenible.
6. Por un lado, esos pactos le restarían protagonismo en la coalición de Gobierno y le relegarían a un papel secundario. Sobre todo en el terreno económico.
7. Por otro lado, le harían muy difícil justificar frente a sus votantes la firma de Podemos al lado de la del PP y la de Ciudadanos. Partidos que en el imaginario de la extrema izquierda son anatema.
8. Tampoco desean unos pactos de la Moncloa los partidos nacionalistas ERC, JxCAT, BNG, Bildu y la CUP. La excepción es el PNV, que se sumaría probablemente a ellos siempre y cuando estos no afectaran a sus competencias.
9. Y de ahí la doble cara exhibida por el PSOE durante la sesión en el Congreso de los Diputados del jueves. Invitación al pacto por parte de Pedro Sánchez. Insultos por parte de Adriana Lastra.
10. Una táctica, por cierto, habitual en el PSOE de Pedro Sánchez y que le ha proporcionado extraordinarios réditos durante los últimos años: regalar los oídos de los moderados del PSOE, ofreciendo "diálogo", al mismo tiempo que se satisface el rencor social de los radicales, insultando a esa misma "extrema derecha" a la que se le acaba de ofrecer un pacto.
11. Es cierto que el PSOE puede ejecutar esta táctica porque ese tipo de incoherencias ideológicas apenas suelen pasarle factura. Pero Pablo Casado no puede, porque su electorado sí castiga ese tipo de incoherencias.
12. La inexistencia de una estrategia a largo plazo en el PP impide a Casado analizar con la necesaria calma las piezas del tablero político.
13. Y de ahí que el líder del PP, condenado a los análisis electoralistas a corto plazo por unos asesores que han copiado de Sánchez su obsesión por pensar únicamente en términos de propaganda, esté paralizado por varios miedos.
14. El primero, el miedo a las trampas de un Pedro Sánchez cuya falta de fiabilidad es, efectivamente, absoluta. El segundo, el miedo a Vox, probablemente el más tóxico y paralizante de todos los que arrastra el PP. El tercero, el miedo al corto plazo televisivo. El cuarto, el miedo a sus propios barones.
15. Pablo Casado pretende jugar en el escenario político con unas piezas que no están en sus manos, sino en las del PSOE. Un líder político ha de ser consciente de sus fuerzas y para ello lo primero que ha de hacer es conocer cuáles son sus armas. No las que le gustaría tener, sino aquellas de las que dispone en la vida real. Pablo Casado está actuando en base a eso que los anglosajones llaman el wishful thinking.
16. Casado, que no ha logrado sacudirse de encima durante esta crisis el aura de "líder inmaduro" como sí han hecho Isabel Díaz Ayuso y Jose Luis Martínez-Almeida, está imitando, a falta de una estrategia propia, la de Mariano Rajoy durante la crisis económica de 2008.
17. En 2008, Mariano Rajoy decidió rechazar cualquier tipo de acercamiento al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero para evitar ser identificado como corresponsable de la crisis. El cálculo de Rajoy fue el de que los errores del PSOE estaban siendo tan estrepitosos que la Moncloa caería en sus manos como fruta madura.
18. De hecho, es dudoso siquiera que eso fuera una estrategia. El carácter de Mariano Rajoy le empujaba de forma natural a la inacción.
19. En 2008, esa inacción de Rajoy le dio una mayoría absoluta en las elecciones de 2011 que le permitió aplicar las medidas económicas que el país necesitaba en aquel momento.
20. Quizá recuerde Casado, sin embargo, que la estrategia estuvo a punto de provocar el rescate del país. Es decir, de mandar a España al Segundo Mundo en el que desde entonces vegeta Grecia. Especular con la economía de 47 millones de españoles no es una opción en 2020 para Casado.
21. Casado debería entender también que la lógica bipartidista de aquel momento no es la lógica multipartidista de hoy en día. Él no obtendrá una mayoría absoluta en unas hipotéticas elecciones generales en otoño de 2020 o en 2021.
22. Casado debería entender, finalmente, que esperar sentado durante un año a que el PSOE y Podemos quiebren el país para gobernar después sobre las cenizas de 50.000 muertos y la peor crisis económica de la historia de la democracia española no debería ser una opción para él.
23. La exigencia de Sánchez de que Pablo Iglesias ocupe un papel central en unos nuevos Pactos de la Moncloa no tiene otro objetivo que provocar el rechazo del PP.
Pero a nada teme más Podemos ahora mismo que a un PP dispuesto a negociar con el PSOE. Porque la simple presencia del PP en esas negociaciones le sitúa en una posición insostenible. Y por eso Casado debe empezar a negociar con el PSOE como si esa amenaza de Sánchez no existiera. Un PP que negocia con el PSOE es salfumán para Podemos.
24. ¿Quiere saber Casado cuál es el plan del PSOE para los próximos meses? Ahí lo tiene: tres cortafuegos destinados a evitar la caída de Sánchez. El primero, la dimisión de un cargo menor, probablemente Fernando Simón. El segundo, la dimisión de Salvador Illa. El tercero, un pacto con el PP.
25. El fin de la coalición con Podemos ni siquiera se contempla en el seno del PSOE. Porque la salida de Iglesias del Gobierno comportaría el fin del apoyo de los nacionalistas y, por lo tanto, de la carrera política de Pedro Sánchez.
26. Tampoco se contempla ese fin de la coalición en Podemos, que sabe que Sánchez es lo único que separa al partido morado de su conversión en una IU del siglo XXI, marginal y condenada a incendiar las calles periódicamente para obtener un poco de atención mediática. Podemos es un partido en la UCI al que sólo mantiene vivo el respirador de Sánchez y los nacionalistas.
27. Más estrategia socialista. ¿Cuál es el pacto ideal para el PSOE? La opción A es un pacto con Podemos en el centro y en el que el PP sólo firme al pie, compartiendo la responsabilidad por la gestión de la crisis pero ninguno de los posibles méritos de la salida de ella.
28. La opción B es un no pacto. Es decir, un pacto rechazado por el PP. Actualmente, estamos en este punto.
29. La opción C para el PSOE es un pacto con PP y Ciudadanos en el que Podemos quede arrinconado en la irrelevancia.
30. Durante la crisis de los misiles de Cuba, el Gobierno estadounidense hizo caso omiso de un mensaje desafiante de la dictadura comunista enviado por los halcones del régimen. En realidad, era un farol. Kennedy y sus asesores acertaron al no hacer caso de ese mensaje y actuar como si jamás lo hubieran recibido.
31. El PP sabe que un sector del PSOE desea el fin de la alianza con Podemos y un pacto con PP y Ciudadanos. El PP debe actuar pensando en ese sector, no en el sector radical que busca ahuyentarles de un pacto que quebraría la alianza de Sánchez con Podemos.
32. Los Pactos de la Moncloa originales fueron una trampa, en el sentido en el que entiende Casado el concepto de trampa, para varios de sus firmantes. Algunos de ellos, como Santiago Carrillo, llegaban a él manchados de sangre. "Propia y ajena", como decía hace sólo unos días un periodista que vivió aquel momento desde primera fila.
33. También el Pacto Antiterrorista fue, en algún sentido, una trampa del PP de José María Aznar a José Luis Rodríguez Zapatero. Pero Zapatero los firmó en 2000. Y luego, fue presidente.
34. Es probable que Carrillo aceptara firmar los pactos de la Moncloa precisamente porque llegaba a ellos manchado de sangre y conocía cuál era la alternativa a su maximalismo revolucionario.
35. Pablo Iglesias no tiene ese incentivo y por ello es de esperar que su actitud sea más la de la izquierda de 1936 que la de 1978.
36. Pero Casado debe analizar esos pactos con mirada larga: el PC se diluyó progresivamente hasta desembocar en una IU prácticamente irrelevante en la vida política española. Y ese es el único destino factible de Podemos en la actualidad.
37. Felipe González firmó el pacto en 1977 con algunos de los que en aquel momento se consideraban herederos del régimen franquista y dos años después fue derrotado en el Congreso de mayo del PSOE por el ala más radical del partido.
38. Posteriormente, González gobernó España durante trece años e implantó un marco socialdemócrata en la mente de los españoles que ha continuado vigente durante 30 años, incluso cuando ha gobernado el PP.
39. Y eso por no mencionar el beneficio más obvio de los Pactos de la Moncloa: fueron el punto de partida para la llegada de la democracia a España. ¿Habría firmado Casado los pactos de la Moncloa en 1977? Probablemente no, por la presencia de Carrillo en ellos. Y, sin embargo, cuarenta años después, Casado es el primer defensor de la democracia constitucional surgida de ellos.
40. Pablo Casado debe participar en ese acuerdo en sus propios términos. Si el PP tiene un plan para la salida de la crisis -y los españoles desconocen a día de hoy si lo tiene o no- debe apostar por él y adelantarse al PSOE marcando las líneas maestras del pacto. Si Pablo Casado quiere ser presidente del Gobierno, que empiece a actuar como tal.
41. El pacto debe excluir a los nacionalistas por la vía de los hechos, no de las declaraciones. Los cambios en la estructura territorial del Estado deben ser una línea roja para el PP. Los nacionalistas se lo pondrán fácil en ese sentido: son tan incapaces como Podemos de reprimir su querencia iliberal.
42. En 1977, los Pactos de la Moncloa se dividieron en dos ámbitos: el económico y el político o social. En el social, por ejemplo, se despenalizó el adulterio y se legalizó la venta de anticonceptivos. No debería resultar difícil para el PP elaborar un plan social que no pueda ser rechazado por el PSOE bajo ningún concepto.
43. En el económico, su trabajo es todavía más fácil. Cualquier plan que proponga será mejor que el propuesto por un PSOE en manos de Podemos y los nacionalistas.
44. El PSOE tiene a Podemos, a los nacionalistas, a las televisiones, al CIS, a los sindicatos, a buena parte de los funcionarios y a los beneficiarios de su gigantesco régimen de subvenciones y ayudas.
45. El PP tiene a los empresarios, a los autónomos y a los asalariados. También tiene al PSOE de Calviño, Ábalos y Montero. Pero, sobre todo, tiene a la UE, que no cederá ninguna ayuda económica relevante para España mientras Podemos esté en el Gobierno. Podemos es un partido tóxico, y el PP debe jugar con ese peón en Europa.
46. El escenario político actual, con un PSOE aliado con la extrema izquierda populista y los nacionalistas, que en Europa son considerados como lo que son, ultraderecha pura y dura, es inaceptable para la UE y condena a España al rescate. Es decir, a la quiebra y a un ajuste duro que se llevará por delante a los pensionistas y a cientos de miles de funcionarios. Casado debe acudir a la UE con un plan alternativo: un pacto PP-PSOE en términos aceptables para Angela Merkel.
47. Dicho de otra manera. Si él no se cree capaz de doblegar a Pedro Sánchez, que lo haga Merkel. Casado debe recordar lo que ocurrió con Zapatero cuando el BCE le ordenó un plan de ajuste duro que mandó al basurero de la historia sus maguferías keynesianas.
48. Dice el periodista Ignacio Varela que la izquierda no cae jamás por la propaganda. Cae por dos motivos. Uno, el paro. Dos, la inseguridad en las calles. Y tiene razón.
49. Un pacto del PP y del PSOE abocará a Podemos a las calles. Lo que ocurrirá luego sólo hará que alfombrar el camino de Pablo Casado a la Moncloa.
50. No es el momento de andarse con purezas. José María Aznar también era "castellano" como gusta repetir a Casado, pero tenía una hoja de ruta. Es hora de que éste se haga con una.
51. Casado sigue además obsesionado con batallar con el PSOE en su propio terreno: el de las televisiones. Es decir, en el de la propaganda. Pero esas son las armas de Vox, no las suyas.
52. El viraje estratégico de Ciudadanos es correcto. Y beneficia a Pablo Casado. Por un lado, le resta peso a su decisión de unirse a un hipotético pacto nacional. Porque este no sería sólo con el PSOE, sino con el PSOE y Ciudadanos.
53. Por otro lado, Casado necesita a un partido de centroizquierda que atraiga al sector más moderado del PSOE. Si ese sector no existía antes de esta crisis, ahora ya existe. La gestión de la epidemia por parte de Sánchez ha sido tan lamentable que ese nicho electoral se ha generado por sí solo. Todos los españoles tenemos ya a alguien que ha muerto, o que ha enfermado, o al que se la ha negado atención, o protección, o que ha perdido su trabajo, o que ha perdido su empresa.
54. "Pablo Casado se equivoca. Tiene un planteamiento bipartidista en un escenario multipartidista de hiperideologización e hiperinformación de la sociedad", me decía un estratega político de un partido que no es el PP. Tiene razón.
55. Punto final. Vox es, a efectos electorales, el Podemos del PP. El partido que aliena, por el centro, a los votantes suficientes como para darle una victoria electoral al PP sobre el PSOE. También es el partido que impide cualquier tipo de libertad de actuación a Pablo Casado. Toda la estrategia de PSOE y Podemos se basa en la existencia de Vox. Las guerras culturales de Vox no son las del PP. Hasta que Casado no entienda esto, el camino a la Moncloa seguirá cerrado para él.