El presidente Pedro Sánchez ha comparecido ante la prensa tras la videoconferencia de presidentes de cada domingo desde el inicio de la crisis del coronavirus. Lo ha hecho recuperando la palabra "guerra". Y lejos de explicar el inicio de la desescalada sanitaria, ha hablado de la "necesaria desescalada política". Y en ese sentido ha hecho una llamada casi desesperada al PP como "partido de Gobierno" para cuando acabe "esta guerra".

La reunión  con los presidentes autonómicos había sido anticipo de este clima bélico. Fue mucho más bronca que las últimas y, sobre todo, mucho más larga, de más de cuatro horas. En ella, el jefe del Ejecutivo -acompañado por primera vez por Carolina Darias, ministra de Politica Territorial, recién restablecida de Covid-19- ha tenido que escuchar las quejas de los presidentes de Galicia, Alberto Núñez Feijóo; del país Vasco, Íñigo Urkullu; y de Cataluña, Quim Torra.

Los tres le han acusado de "improvisación", de "falta de claridad" y han reclamado que no vuelvan al trabajo las actividades no esenciales. Es más, el líder independentista catalán ha llegado a amenazar con tomar sus "propias decisiones y medidas" si finalmente se levanta el cierre total del confinamiento. pero su intervención obvió estas críticas, e incluso la reunión completa: sólo habló de las dos desescaladas: la sanitaria que "no es", y la política que pide para la "posguerra".

Sánchez pide una desescalada política

Rectificando

Sánchez, por su parte, ha aclarado que esto no supone el inicio de la desescalada, contradiciendo sus propias palabras de este jueves en el Congreso, cuando indicó que "una vez superado el pico de la pandemia, cuando las cifras de nuevos infectados son esperanzadoras, iniciamos con cautela el inicio de la transición a la nueva normalidad con la vuelta al trabajo de las actividades no esenciales y el fin de los permisos remunerados recuperables".

"La desescalada no empezará hasta como muy pronto dos semanas", ha dicho el presidente. "Pero lo que sí debe empezar ya es la desescalda política", ha lanzado antes de volver a las menciones a una "guerra total que nos incumbe a todos, a nivel global, europeo y nacional".

Ha insistido en que "deben quedar atrás las palabras gruesas y el lenguaje agresivo, yo me comprometo a cumplirlo, es mi responsabilidad y así la asumo". El presidente ha contrastado los aplausos de las terrazas con "el espectáculo de los políticos peleándose". Después de la bronca de más de ocho horas el jueves pasado en el Congreso, Sánchez ha prometido que de su boca sólo saldrá la palabra "unidad" y "ni un reproche ni un desplante".

El presidente ha emplazado explícitamente "al principal partido de la oposición, que ha gobernado durante cuatro legislaturas en España". Eso sí, sin nombrar por su nombre al Partido popular. Ha pedido a Pablo Casado que se una a los "nuevos Pactos de la Moncloa". Sin comprometer un día ni un formato, ha anunciado que "antes de que acabe la semana quiero que la oposición, toda sin excepción, sea parte de la reconstrucción económica y social".

Pedro Sánchez, atendiendo las preguntas de los periodistas en la sala de prensa de Moncloa. E.E.

Porque "necesitamos a todos, sus propuestas y su unión" porque "la democracia es discrepancia pero también unión ante un enemigo común".

No hay desescalada sanitaria

Ha querido "dejar muy claro" el presidente Sánchez que ésta es "una situación completamente nueva" y que exige "un comportamiento completamente nuevo" y que España necesita hacerlo". Porque "los campos de batalla son los hospitales y la devastación con que amenaza este virus".

Y que el paso de este lunes "no es una segunda fase, prosigue el estado de alarma y continúa el confinamiento general". Sólo acaban, ha insistido, los permisos remunerados, "esa medida excepcional".

Sánchez ha vuelto a hablar de los "marcadores" que midan "con rapidez la propagación de los contagios y la presión al sistema de salud". pero no los ha definido. "Con eso iremos eliminando poco a poco unas u otras restricciones", según den un resultado u otro. "Si avanzamos en eso, se irán levantando las restricciones; si no, quede claro, las mantendremos o las reforzaremos". Porque "lo primero es la salud y la vida de nuestros conciudadanos".

El presidente ha vuelto al discurso bélico: "Llevamos cuatro semanas aprendiendo en el transcurso de esta guerra". Ha admitido que ha habido "errores" pero, sobre todo, ha presumido de que antes de el estado de alarma "los contagios crecían al 38% y ahora lo hacen al 3% diario".

Además, ha destacado que las decisiones "difíciles" que ha tenido que tomar "han beneficiado al conjunto de la población". E incluso ha anunciado que la "hibernación de la economía" dejará ver sus efectos "en el transcurso de esta semana".

"No podemos detener las armas, sino seguir combatiendo", ha insistido, "nada nos debe detener hasta vencer en esta guerra". Un virus que "amenaza con arrebatar vidas" y con "triturar el tejido económico y social".

Las preguntas

Ante el fin del confinamiento total de este lunes -martes en algunas comunidades, donde el Lunes de pascua es festivo-, Sánchez ha afrontado una comparecencia en la que debía responder a las preguntas clave:

¿Hay algún informe técnico que lo avale? Porque este viernes, uno de los miembros del comité científicoAntoni Trilla, advertía de que el Ejecutivo "no ha consultado" con ellos esta decisión.

¿Las mascarillas higiénicas sirven para proteger a los ciudadanos? Y es que son un nuevo producto, certificado a marchas forzadas esta misma semana y mucho más finas incluso que las quirúrgicas.

¿Habrá para todos los millones de trabajadores que salen de casa a partir de este lunes? Por lo pronto, de los 10 millones de ejemplares anunciados este sábado por el ministro Salvador Illa, sólo se han distribuido 153.000. Y para los trabajadores de los transportes públicos, sólo las que sobren serán para los ciudadanos.

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