Treinta y seis días después del primer pleno para decretar el estado de alarma por la pandemia de la Covid-19, la portavoz de JxCat en el Congreso, Laura Borràs, volvía a viajar a Madrid para votar “no” a la prórroga del estado de alarma y lanzar su diatriba contra el Ejecutivo por haber instaurado, a su juicio, “un 155 sanitario y policial”.
Ataviada con guantes protectores y mascarilla, la portavoz del partido de Quim Torra tildó “la gestión” del Gobierno de Pedro Sánchez de ser “la más reaccionaria de Europa”, además de acusarlo de “recentralizar competencias”, “requisar material médico” y “desoír a los expertos”.
El choque contra España seguía en primer plano. Ante la solicitud del presidente Sánchez para que enmendara las palabras de la portavoz del Govern, Meritxell Budó, de que se habrían producido menos muertos en una Cataluña independiente, Borràs secundó la idea de fondo, al sostener que con un “estado” propio la “respuesta hubiera sido más ágil y las acciones más eficaces”.
El tono duro empleado por Borràs guarda relación con la pugna que mantienen con ERC en Cataluña para ser la fuerza hegemónica del independentismo y, aunque fuentes del partido no están convencidos de que la estrategia frentista en un momento de crisis sanitaria aporte réditos, la portavoz en la Cámara baja ha impuesto su criterio avalada por Puigdemont desde Waterloo.
La consigna es clara: el conflicto separatista no puede desaparecer de la agenda política. “Es un error pensar que ahora no toca hablar del procés, toca más que nunca”, admitió en una entrevista en la Cadena Ser Cataluña. Para JxCat, “la reivindicación del derecho a la autodeterminación” sigue sobre la mesa.
Los errores de gestión por lo que respecta al abandono de los ancianos en las residencias -competencia de la Generalitat- o las instrucciones desde la Conselleria de Salud de no atender a mayores de 75 años en caso de tener que elegir a qué paciente atender quedan en un segundo plano en esta pugna para rentabilizar la causa del coronavirus a favor del secesionismo.
Estrategia frentista
Desde el inicio del decreto de alarma Borràs buscó una línea “coherente” con lo que predicaban desde el Govern. Se posicionó por el cierre total de Madrid, denunció que el Ejecutivo central no permitía confinar Cataluña como pedían desde la Generalitat y criticó los “abusos policiales” y la “terminología bélica” de las ruedas de prensa gubernamentales.
Con todo, optó por no viajar a los plenos al Congreso y tampoco permitió a los ocho diputados de su partido que lo hicieran. El mensaje a trasladar a su electorado es que pedían el cierre de Madrid y que, en consecuencia, tampoco asistirían como representantes públicos en los plenos parlamentarios.
No fue hasta este miércoles que volvía a hacer acto de presencia, avalada por el criterio de los “expertos” de la Generalitat, que anunciaron un plan de desconfinamiento progresivo y demostrando así que desde JxCat siguen su propia hoja de ruta diferente del Estado.
Su vuelta significaba al mismo tiempo una tregua con los sectores de su partido más inquietos por el protagonismo que adquiría Gabriel Rufián, portavoz de ERC, como voz catalana en las cortes. El líder de ERC no se ha saltado ninguno de los plenos ni comisiones en el Congreso durante este último mes y pico que dura el estado de alarma, mientras que JxCat ha estado ausente.
Imputación
Borràs, fiel a Quim Torra, se juega su último cartucho. Su imputación por el Tribunal Supremo por un presunto caso de malversación, prevaricación y fraude cuando estaba al frente de la Institución de las Lletras Catalanas ha frustrado su porvernir político.
Muchos en el partido la veían como posible candidata "efectiva" a la Generalitat en las próximas elecciones regionales, aunque el cabeza de lista de JxCat continuara siendo Puigdemont. La portavoz de la vieja Convergència apuesta fuerte a la única carta de la independencia y la confrontación con el Gobierno ante el giro más pragmático de ERC.
No sólo acusa al Estado de la crisis del coronavirus sino también de su situación procesal. La independencia sería su salvoconducto, como lo sería también para Puigdemont. De momento, su vuelta al Congreso y el permiso a los otros siete diputados ha servido para arremeter contra el Gobierno e insistir con la celebración de sesiones telemáticas en las instituciones para poder participar a distancia. La diputada Míriam Nogueras, leal también a la línea marcada por Waterloo, aseguró en la última comisión de Interior en el Congreso que el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, fue un "adelantado" en hacer política telemática.
El objetivo de JxCat se mantiene intacto con o sin crisis sanitaria. Investir a Puigdemont a distancia -ahora que el virus ha habilitado nuevos sistemas de comunicación- y mantener el pulso con el Estado.
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