El protocolo y la sobriedad priman en las investiduras de las corporaciones de los ayuntamientos de toda España, sin embargo, en Albox (Almería) el regidor electo convirtió el acto en una fiesta.

“El señor-alcalde presidente, Francisco Torrecillas, tiene el honor de invitarle al concierto de Los Puntos (Forma parte del acto de toma de posesión de la Corporación municipal)”, tal y como recogía la invitación oficial que convocaba a los vecinos.

El autobombo del nuevo alcalde le costó a las arcas municipales 17.702 euros. El Pleno de inicio de legislatura en un municipio que no llega a 12.000 habitantes incluyó el montaje de dos escenarios, sonido y la actuación del famoso grupo musical que triunfó en los setenta.

Esa efeméride jalona el currículum de un político que fue boina verde del Ejército de Tierra y que en su gestión del Ayuntamiento tiene la impronta populista de Jesús Gil cuando era alcalde de Marbella y protagonizaba en Telecinco Las Noches de Tal y Tal, metido en un jacuzzi y rodeado de modelos. Tiene 68 años. A esa edad, el extravagante presidente del Atlético de Madrid también era alcalde de Marbella.

En el caso de Torrecillas, lo mismo aparece montando a caballo por la Feria del Ganado, que encabeza el desfile del carnaval disfrazado de alcalde de época, incluso la semana pasada se vistió de pakistaní y desde su cuenta de Facebook lanzó un mensaje a la comunidad musulmana para que celebrase el Ramadán siguiendo las restricciones fijadas por el estado de alarma.

Torrecillas, vestido de pakistaní.

"Yo soy católico practicante, pero un 10% de los vecinos de Albox son musulmanes de Pakistán, Marruecos y Senegal, y les deseé que celebrasen su fe respetando las normas sanitarias", explica el alcalde a EL ESPAÑOL sobre los motivos por los que lanzó ese post en su cuenta de Facebook.

"El traje que me puse es típico de ceremonia de Pakistán: me lo regaló una alumna del instituto Martín García Ramos de Albox del que fui director, y ya me lo he puesto en varias ocasiones en el centro porque teníamos estudiantes de 22 nacionalidades distintas y celebrábamos encuentros entre culturas", explica.

Esa imagen del alcalde con look musulmán provocó todo tipo de comentarios en Albox, a pesar de que los vecinos de este pueblo del Valle del Almanzora están acostumbrados a las excentricidades de Torrecillas, que en la pasada legislatura se hizo de rebote con el bastón de mando de la Alcaldía. La clave de su ascenso político fue la dimisión en marzo de 2016 del alcalde socialista, Rogelio Mena, tras haber sido inhabilitado por un juzgado por no facilitar información de la gestión municipal a la oposición.

Con un tránsfuga

En ese momento el PSOE tenía nueve concejales frente a siete del PP, pero una edil socialista tránsfuga igualó la balanza y dejó la llave de la Alcaldía en manos de Francisco Torrecillas: el único concejal del partido CILUS (Ciudadanos Libres y Unidos). Su voto deshacía el empate entre socialistas y populares y era su último tren para hacer carrera política tras el paréntesis que hizo desde 1991, cuando abandonó Alianza Popular, el partido con el que se estrenó como concejal de Macael en los años 80.

Torrecillas aprovechó la oportunidad. El PSOE recibió su voto en agosto de 2016 a cambio de que sus ocho concejales le invistieran nuevo regidor. “Esto de alcalde es un accidente: mi vocación siempre fue la docencia”, admite sobre la carambola política que le aupó a la Alcaldía finiquitando 42 años de trabajado dando clases de Historia, Educación Física y Música.

El mencionado acuerdo catapultó la popularidad de Francisco Torrecillas. Los vecinos comenzaron a posicionarse a su favor o en su contra. No había lugar para las medias tintas con el alcalde por su gestión con guiños al populismo. Valga como ejemplo el traslado de la sede del Ayuntamiento de Albox al Convento de las Hermanas de la Caridad: de estar en ruina pasó a lucir mármol y lámparas de 4.200 euros después del dineral que el Consistorio invirtió en su rehabilitación.

El germen de ese proyecto fue un acuerdo de cesión de uso del convento por 75 años que cerró el exalcalde de Albox, José García, con el Obispado de Almería, pero en la retina de los vecinos lo que quedó fue la fastuosa inauguración del nuevo Ayuntamiento que en marzo de 2019 realizó Francisco Torrecillas: actuaron Mocedades y la Banda Municipal, asistieron numerosas autoridades políticas, eclesiásticas y militares, hubo castillo de fuegos artificiales, se obsequió a los asistentes con una caja de dulces y una consumición...

Todavía hoy existe una guerra de cifras sobre lo que costó la rehabilitación del convento: el equipo de Gobierno dice que 400.000 euros y el PSOE más de un millón de euros.

Valle de los Caídos

Otras obras sonadas de Torrecillas son las del recinto ferial, la Plaza Mayor o la zona marginal del Barrio Alto donde habilitó un plaza, un campo de fútbol, un parque y, como guinda, invirtió 40.000 euros para coronar el Cerro de San Antonio con una cruz de nueve metros de altura, a base de mármol blanco de primera calidad.

El 'Mini-Valle de los Caídos' de Albox.

Esta parte del proyecto despertó polémica entre algunos albojenses que lo bautizaron como el "Mini-Valle de los Caídos", pero poco le importó al alcalde porque ejecutó la cruz para conmemorar el centenario de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús tras realizar un encuesta vecinal en su cuenta de Facebook: "¿Con o sin corazón?".



A los dos meses de estrenarse en la Alcaldía inició una campaña para que la Policía Local requisara los balones de los niños que jugasen al fútbol en las plazas del pueblo. El objetivo era evitar pelotazos a viandantes y acabar con las molestias que provocaban los partidos en la vía pública. La campaña del regidor recibió duras críticas porque la alternativa de los menores era pagar el alquiler de pistas deportivas.

Con y contra el PSOE

El alcalde también se puso en contra a buena parte de los comerciantes cuando trató de cambiar de ubicación el mercado de Albox: uno de los más importantes de la provincia de Almería. Ese cambio le enfrentó con el PSOE, su socio de Gobierno.

El hecho de estar en inferioridad -su acta frente a las ocho de los socilaistas- no le impidió retirar todas las competencias que tenía en el Ayuntamiento al entonces secretario general del PSOE en Albox, Francisco Bernardo Carrillo. El resto de concejales de este partido dejaron el equipo de Gobierno en señal de protesta, pero Torrecillas siguió al frente de la Alcaldía con el único apoyo de un tránsfuga del PSOE.

La legislatura la acabó gobernando a base de decretos porque en los plenos solo sumaba un par de votos frente a los quince de la oposición. "Dos concejales estuvimos solos gobernando el Ayuntamiento: empezamos a poner el pueblo en marcha y a pagar facturas de las deudas de 26 millones de euros que generaron el PSOE y el Partido Popular”, sostiene el regidor independiente.

Entre los vecinos hay disparidad de opiniones sobre el alcalde. Unos resaltan su “carácter campechano”, pero otros, como los integrantes de la Plataforma de Albox Delider le llaman “el autócrata de la villa”. El motivo de ese calificativo se debe al contrato que Torrecillas propuso para que una empresa de detectives privados prestase servicios de investigación para el Ayuntamiento sobre asuntos de diversa naturaleza, por importe de 21.780 euros.

Mayoría absoluta

Todas las polémicas en las que se vio envuelto en su primer mandato no le pasaron factura. Al contrario. Francisco Torrecillas arrasó con su nuevo partido: UCIN (Unión de Ciudadanos Independientes). Recibió 2.958 votos de sus vecinos para repetir reinado en Albox .

"Fíjese si hemos estado llevando perfectamente el Ayuntamiento entre dos personas [hizo tándem con el concejal socialista tránsfuga que le apoyó], que en 2019 de 17 concejales sacamos 10”, mayoría absoluta. “El PSOE pasó de tener nueve ediles a solo dos y al PP lo hemos dejado tirado en la cuneta con cinco concejales: los vecinos confiaron en nuestra gestión y nos ha votado gente de izquierda y derecha”, reflexiona el alcalde.

El alcalde de Albox, vestido para el carnaval.

La enorme actividad en las redes sociales es una de las armas de Paco, como le llama la gente. Cada mes pública en Facebook las cuentas municipales y durante la pandemia de coronavirus difundió un vídeo por WhatsApp donde aparecía bailando para animar a sus vecinos a respetar el confinamiento domiciliario.

También cargó contra el look del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: “Yo voy desgreñado vivo porque no encuentro una peluquería y él sale todos los días en televisión que no se le mueve un pelo: por lo tanto tiene un peluquero o su mujer es muy diestra con las tijeras, él está incumpliendo, si todos estamos desgreñados, por qué él tiene peluquero”.

Con Torrecillas al frente, el Ayuntamiento se ha metido en algunos líos. El Consistorio fue sancionado con 10.186 euros por la Inspección de Trabajo por contratar a falsos autónomos. La Junta de Andalucía le impuso una multa de 6.010 euros por pavimentar 5.800 metros cuadrados en una zona de dominio púbico hidráulico que acabó convertida en aparcamiento. En el capítulo judicial hay abierta una causa por supuesta malversación de fondos públicos.

La Mujer Albojense

La denuncia que dio pie a esas diligencias judiciales fue presentada ante la Junta Electoral de Zona de Húercal-Overa por la Plataforma por la Democracia, la Libertad y los Derechos. Todo ello después de que Paco organizase supuestamente una cena para 600 comensales con cargo a las arcas municipales.

El objetivo del evento era festejar el Día de la Mujer Albojense, lo que ocurre es que no se celebró el 8 de marzo, sino el 16 de noviembre, durante la campaña de las elecciones andaluzas. La plataforma denunciante considera que Francisco Torrecillas pretendía en realidad "influir a favor de la candidatura autonómica del partido CILUS, donde sus hijas y yerno eran candidatos".

"He sido el alcalde más perseguido de este mundo. Me han llevado al juzgado más veces que a nadie tanto el PSOE como el PP, y algunos medios de comunicación. A mí todavía no me han condenado a nada ni me han inhabilitado", se defiende Torrecillas. "Mire usted, cuando uno se mete de cuña entre dos grandes monstruos, como el PSOE y PP que se reparten la política en España, pues van al juez. Ellos no toleran eso", añade.

- ¿Ideológicamente dónde se sitúa su partido?

- Somos independientes. Entre los diez que estamos gobernando hay de todo: gente del PSOE, como el primer teniente de alcalde, hay una señora del PP, incluso alguno tirando a Vox. Y yo, pues mire usted, estoy desgastado. La pasión de la política de los treinta años ya la he pasado. A veces me piden pequeñas cosas, como arreglar una farola, a través de Facebook o me envían un WhastApp porque mi teléfono lo tiene todo el mundo.

- ¿Diría que su forma de hacer política es un poco populista como la de Jesús Gil en sus tiempos al frente de Marbella?

- [Risas] Mire usted, si yo tuviese los cuartos de Jesús Gil transformaría Albox de otra forma. No soy una persona populista, soy una persona popular a la que todo el mundo conoce por mis años en el instituto.

Yo no malgasto un duro: con un Ayuntamiento con un presupuesto de 7 millones y una deuda que he heredado de 26 millones de euros. A día de hoy el Ayuntamiento paga sus facturas cada mes y medio, hace obras, no genera deuda y ya está.

Aquí no hay Jesús Gil. Nosotros no tenemos ningún escándalo urbanístico ni tenemos terrenos, ni tanto dinero, ni el Atlético de Madrid... Me dedico a trabajar por los vecinos y eso me satisface: no tengo ninguna aspiración de seguir más tiempo. Eso lo dirá la salud porque cuando acabe la legislatura me plantaré en 71 años.

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