El discurso de Santiago Abascal ha viajado por todos los lemas que estimuló Vox poco después de desatarse la pandemia: el bolivarianismo, la Guerra Civil, la "gestión criminal", "el odio histórico de la izquierda"... Hoy, ese conglomerado de estocadas al Gobierno ha cristalizado en dos novedades: "Manifestaciones en coche" y una "moción de censura".
Sobre lo primero, el candidato de la extrema derecha ha prometido que se "respetarán las medidas de seguridad". Su intención es alumbrar una marea de vehículos que abuchee a Moncloa y llene las ciudades de "banderas de España". "¿O es que ustedes han aprovechado para suspender los derechos de reunión y de asociación?", ha clamado desde la tribuna.
En los próximos días, Vox hará llegar esas convocatorias, tal y como obliga la ley, a las distintas delegaciones del Gobierno. "¿Van ustedes a impedirlo?", ha preguntado Abascal a Marlaska, ministro del Interior.
Con la moción de censura -que decaería al no reunir los escaños suficientes-, también ha apretado a Pablo Casado, que finalmente se ha abstenido y no ha votado contra Sánchez: "La responsabilidad es del primer partido de la oposición, pero si renuncia a ello, lo tendremos que hacer nosotros. Aclararemos quiénes quieren que siga este Gobierno".
Abascal, como ha hecho en todas sus intervenciones desde que estalló el coronavirus, ha comenzado acordándose de las víctimas. Aunque no ha tardado ni un segundo en lancear a Moncloa: "Han muerto en la oscuridad porque el Gobierno se ha ocupado más de ocultarlas que de protegerlas". Acto seguido, ha vuelto a describir la labor de Sánchez como "la peor gestión a nivel mundial".
Iglesias y el "genocidio"
A partir de ahí, el líder de la extrema derecha ha abierto un paréntesis en lo que se refiere al Covid-19: "Vertió falsedades sobre mi partido, así que me obliga a desviarme". El tema: el colectivo LGTBI. "Nos podrá etiquetar como quiera, pero a nosotros nos importan los españoles independientemente de su color, de su edad y de su orientación sexual. Abandone usted el odio histórico de la izquierda hacia los homosexuales. El Che Guevara los encarcelaba. La gente debe poder amar a quien quiera. Debe de ser muy duro para ellos que ustedes sigan rindiendo homenaje a sus perseguidores y asesinos".
Abascal ha aprovechado la coyuntura para enlazar con Pablo Iglesias, a quien ha descrito como un "negacionista de los crímenes del comunismo", un hombre henchido de "soberbia soviética". "No será fácil que le convenza para que haga un gesto de humanidad", ha ironizado.
El político vasco ha acusado a Iglesias de dejarse llevar por sus "obsesiones patológicas de los años treinta", pero él también ha dedicado varios minutos a recorrer ese pasado. Incluso ha acusado al Gobierno de haber dejado morir una cantidad de personas "diez veces mayor de la que sus ídolos asesinaron en Paracuellos".
A ojos de Abascal, el artículo 510 del Código Penal ofrece herramientas suficientes como para sancionar a Pablo Iglesias por "enaltecer un genocidio". "No nos va a amedrentar con sus formas de matón bolivariano", ha aseverado.
"Decía usted, presidente, que los españoles no podrían dormir con Iglesias en el Gobierno. Algunos ni siquiera han sobrevivido. No es fácil sobrevivir a la gestión de los comunistas", ha arengado.
El presidente de la derecha radical ha afeado a Iglesias que no pronuncie el "nombre de España": "A usted, señor Sánchez, no le cuesta tanto. Pronunciaría cualquier cosa con tal de permanecer en el poder".