La Comisión para la Reconstrucción nació tocada de muerte. Si la lista de ponentes se caracterizó por sus destacadas ausencias, como la de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, tampoco este jueves hubo tregua a la política de confrontación que domina la política española desde la moción de censura a Mariano Rajoy.
El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y el secretario general del PCE y diputado de Unidas Podemos, Enrique Santiago, protagonizaron este sabotaje a la comisión que en la práctica se traduce en haber dejado de lado la búsqueda de los “grandes consensos” y transversalidad que los ministros socialistas del Ejecutivo pedían a la oposición desde que estalló la pandemia.
La situación de excepcionalidad que atraviesa el país, decían, debía servir para lograr un acuerdo de mínimos. Ante las dudas sobre la credibilidad de las ofertas lanzadas por Sánchez, el ministro de Transportes, José Luís Ábalos, concretó la propuesta hablando de “reindustrialización” y reforzar el “empleo” y la “Sanidad”.
Una vez creada, todos los grupos accedieron a participar, pero el desencuentro ha eclosionado en las primeras sesiones. Por la mañana de ayer, el diputado de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, abandonaba la sala después de que Iglesias le acusara de “querer” y “desear” un “golpe de estado”.
Lejos de rectificar, como le instó el presidente de la Comisión, Patxi López, el líder morado no bajó el tono de confrontación y le alentaba a “cerrar” la puerta “al salir”.
"Ya está bien"
La sesión vespertina tampoco sirvió para encauzar las relaciones. Patxi López se vio obligado a intervenir tras un nuevo encontronazo entre Vox y Podemos: "Ya está bien", protestó, subrayando que si los políticos se enzarzan en el y tú más, no sirven "para nada" . Y menos en una mesa configurada para superar la crisis mediante amplios consensos.
Durante la comparecencia de la vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, en la citada comisión y después de que la portavoz de Vox, Inés Cañizares, se refiriera a Podemos como "pirómanos comunistas" es cuando se ha visto uno de los primeros rifirrafes entre socios de coalición.
Las palabras de Vox soliviantaron al vicepresidente primero de la comisión, Enrique Santiago. Desde su puesto en la Mesa presidencial se ha quejado a López por lo que considera "un grave insulto” y pidió intervenir.
El exlehendakari, visiblemente molesto, cuestionó las formas del diputado por pretender intervenir desde la Mesa "saltándose a la torera el Reglamento" y sólo le dio la palabra cuando bajó a su escaño. Santiago censuró que en la Comisión "se permita insultar" y que el presidente "no diga nada". "Es un chorreo de insultos y una utilización de términos peyorativos constante", protestó el diputado morado, antes de pedir a López que no pasara lo de esta mañana, en alusión a la gresca entre Iglesias y Espinosa de los Monteros.
Sin consensos
En un primer momento el Partido Popular fue quien mostró sus reservas sobre si aceptar la propuesta del presidente Sánchez para crear la Comisión que ahora ya ha echado andar. Finalmente optaron por participar con un perfil como el de Ana Pastor en detrimento del de Cayetana Álvarez de Toledo. Vox también jugó al despiste e incluso rechazó asistir tras el pacto del Gobierno con EH Bildu para derogar la reforma laboral.
A la hora de la verdad, no obstante, todos los grupos parlamentarios han asistido a las primeras sesiones. Pero las provocaciones y descalificaciones han sido constantes. Además de los choques entre diputados, ha habido solicitudes por parte de los nacionalistas difíciles de entender en una mesa que tiene como finalidad concretar las medidas económicas y sociales para reactivar el país.
Desde Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) pidieron tratar los gastos que cubre a la Casa Real al margen de la dotación incluida en los Presupuestos Generales. Y ante la negativa de la mayoría, su portavoz Gabriel Rufián sostuvo que era “incompatible" reconstruir "sobre pilares carcomidos”.
En la misma línea, Junts per Catalunya (JxCat) solicitaba la presencia por vía telemática de Carles Puigdemont en la Comisión. Y Podemos votaba a su favor. Desde la reunión de emergencia entre Sánchez e Iglesias por la polvareda levantada tras el pacto con Bildu, el vicepresidente segundo empuja al jefe de Gobierno hacia la mayoría de investidura. A costa de los grandes consensos.