La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, interrumpirá puntualmente su baja maternal en las campañas para las elecciones vascas y gallegas del 12 de julio, una participación que prevé un acto conjunto con el presidente del PP, Pablo Casado, para apoyar la coalición en Euskadi.



Arrimadas, que ha recuperado el foco de su partido por las negociaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez para apoyar las sucesivas prórrogas del estado de alarma y otras medidas, planea este mitin conjunto con Casado para reforzar la fórmula de la coalición en el País Vasco. Fórmula que no lograron pactar en Galicia por la oposición del presidente de la Xunta y candidato a la reelección, Alberto Núñez Feijóo.



Serán tan solo un par de actos porque después la presidenta del partido naranja continuará con su permiso maternal unas semanas más, han asegurado a Efe fuentes de la dirección del partido, que no han precisado hasta cuando estará Arrimadas de baja.



Las últimas encuestas, publicadas el 7 de junio, coinciden en que Feijóo revalidaría su mayoría absoluta y, según algunos sondeos, obtendría 40 escaños (uno menos que en 2016) y el 46,5 por ciento de los votos, lo que daría la razón al líder de los populares gallegos, que defendió concurrir a los comicios en solitario, en contra del criterio de Génova, que trató de imponerle un pacto con Cs.



De acuerdo a estas encuestas, los naranjas, con Beatriz Pino como aspirante a la Xunta, seguirían siendo residuales en Galicia, con un 2,4% de los sufragios y su resultado sería incluso peor que en 2016, cuando cosecharon un 3,38%.



También en el País Vasco el entonces líder de los populares vascos, Alfonso Alonso, se opuso a una alianza con el partido de Arrimadas, pero, en su caso, no tuvo éxito y se vio forzado a dimitir. Y en su lugar fue Carlos Iturgaiz, representante del ala más conservadora del PP y favorable a pactos con Vox para frenar el nacionalismo, el candidato designado por la dirección de Casado a la Lehendakaritza.



Una encuesta publicada la semana pasada por el Ejecutivo vasco apuntaba a que el PNV ganaría las elecciones, mejorando sus resultados hasta los 31 escaños y también mejoraría el PSE, su socio de gobierno, que crecería hasta los 11 diputados.



Sin embargo, la coalición PP+Cs se quedaría en seis escaños, perdiendo tres de los nueve que los populares lograron hace cuatro años (Cs obtuvo un 2,02% de los votos).



El pacto de coalición incluye el puesto número 3 para el partido naranja en la circunscripción de Álava y el segundo en la de Vizcaya. 

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