El Gobierno de España, en su empeño por emplear el lenguaje inclusivo, ha pasado recientemente a referirse a los niños como "NNA" en sus documentos.
NNA es la abreviatura de Niños, Niñas y Adolescentes. Se emplea en lugar de "niños" para visibilizar así a las niñas como sujeto jurídico, entendiendo que a las chicas jóvenes se les oculta en la noción de "Niñez y Adolescencia" que antes empapaba los documentos oficiales.
Esta denominación aparece hasta en 80 ocasiones en un documento firmado por el Ministerio de Educación, dirigido por Isabel Celaá, y el de Derechos Sociales y Agenda 2030, en manos de Pablo Iglesias. El texto, titulado Los retos de la infancia en un verano excepcional, es una guía práctica llena de recomendaciones hacia tutores y monitores para el desarrollo de programas de ocio (campamentos, actividades extraescolares...) que se realizan en verano de 2020.
Con el fin de analizar la iniciativa del Gobierno, EL ESPAÑOL ha conversado con varios especialistas en el lenguaje, que coinciden en sus apreciaciones. Argumentan distintas razones para oponerse al término "NNA": afecta negativamente a la economía del lenguaje, el plural masculino ya recoge a las mujeres y esconde un fin ideológico.
Concepción Company (Madrid, 1954) es miembro de Número de la Academia Mexicana de la Lengua, miembro de El Colegio Nacional e investigadora emérita de la UNAM. En su opinión, "las abreviaturas son arbitrarias y siguen un principio muy básico de tener transparencia con la primera o, a veces, las dos letras iniciales de las palabras que integran la construcción".
En este sentido, Company cree que la abreviatura es "en principio, correcta", pero tiene "dos problemas": "Uno, que replicar una letra, en este caso la N, es un recurso aceptado en la lengua española para indicar el plural. Está bien atestiguado desde siempre: PP se refiere a pies, MM a manos... son muy empleados en fórmulas de despedida en cartas antiguas: Beso las Manos de Su Señoría es B.MM.S.S, Beso los pies (B.PP.), etc. De manera que si se quiere visibilizar al género femenino, este queda opacado en el plural NN, porque será la primera interpretación de NN".
En segundo lugar, según la lingüista, "hay que preguntarse si queremos llevar el lenguaje incluyente a todos los ámbitos gramaticales posibles": ¿Por qué limitar el desdoblamiento a niñas? ¿Acaso las adolescentes no tienen derecho a ser visibilizadas?
"Si se trata de ser creativos e incluyentes, las adolescentas tienen todo el derecho del mundo a ser incluídas, así que debiera ser NNAA".
Por último, Company considera una "superficialidad estar pensando en modificar rutinas del lenguaje sedimentadas históricamente, que son útiles y no excluyen", en referencia al masculino genérico. "Las modificaciones siempre dejan algo trunco e incómodo, pero como el lenguaje es de todos y es vistoso, porque se ve y se oye, todos los políticos y funcionarios se sienten con las conciencias tranquilas ante la presión social, pero no se modifican un ápice las condiciones de vulnerabilidad, desde muchos ángulos, de las mujeres. En fin, una superficialidad ridícula".
"Es críptica, incomprensible"
Santiago Kalinowski (Río Negro, Argentina, 1975) es director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia Argentina de Letra. El ínclito lingüista aclara que habla a título personal cuando sostiene que "en Argentina, esta denominación habría sido rechazada por quienes apoyan el lenguaje inclusivo y por quienes no lo hacen".
¿Por qué motivos? "En primer lugar, es una sigla críptica, incomprensible". En segundo lugar, según el lingüista argentino, porque al habla de "los NNA, se recae sobre el masculino genérico".
"Hay que tener en cuenta que un Gobierno que llega al poder habiendo propuesto una serie de ideas y habiendo abrazado una serie de banderas, hay que esperar que eso tenga algún tipo de impacto es la comunicación institucional. Es esperable, aunque no aporta novedades gramaticales", reflexiona Kalinowski.
Sobre el principio de economía del lenguaje, Kalinowski cree que "existe confusión" respecto al término: "Existe la idea de que debemos comunicarnos ahorrando palabras, usando la menor cantidad posible de sonidos". Esto es erróneo, según el lingüista, que pone como ejemplo de economía del lenguaje "la simplificación del sistema verbal latino o la sonorización de consonantes": "El hecho de que aqua haya pasado a ser 'agua' responde al principio de economía, que se subordina al de eficiencia".
En cuanto a la utilización del lenguaje como herramienta política, Kalinowski defiende que "el llamado lenguaje inclusivo es la configuración discursiva de una lucha política en torno a los temas de la igualdad, por ejemplo". En este sentido, recalca que el lenguaje inclusivo es "uno de los estandartes de la lucha feminista, aunque últimamente también está presente en el colectivo LGTBI".
Por último, el lingüista argentino considera que "la RAE no debería desautorizar un rasgo que es la expresión politica de un grupo porque esa crítica o desautorización se convierte en una intervención politica en el sentido contrario".
"Un disparate"
Álvaro García (Málaga, 1965) es doctor en Teoría Literaria, poeta, ensayista y traductor español. Autor de la novela Discurso de boda (Libros Canto y Cuento, 2020), en el que estas cuestiones desde un punto de vista humorístico.
"Yo me acuerdo siempre del principio de economía de la comunicación, el objetivo es doble: comunicarnos de la manera más eficaz, pero por otro el ir creando políticamente un futuro que está en germen en el lenguaje. El lenguaje nos nombra pero nosotros también vamos siendo gracias a los avances del lenguaje", dice García.
"Los políticos están hechos un lío con esta doble posibilidad", asegura el poeta y traductor español: "Nosotros, los escritores, estaremos siempre por la economía. Se puede llegar a líos propios de los hermanos Marx al querer quedar bien con demasiadas posibilidades de ese futuro ideológico que anida en el lenguaje, pero ellos están obligados a ese lío. Nosotros por suerte no estamos en eso y podemos disfrutar de la comunicación de una manera sencilla y rápida".
Alberto Esparza Hueto (Pamplona, 1997) es filólogo y trabaja como profesor de español para extranjeros en la Universidad de Navarra. Él también coincide en que la nomenclatura NNA atenta contra la economía del lenguaje: "Desdoblar convierte la comunicación en un ejercicio farragoso y confuso que además, para ser gramaticalmente correcto, debería afectar hasta a los artículos".
"La prueba de que su uso es artificial e ideológico lo encontramos en que la mayoría de políticos que lo emplean lo hacen sólo parcialmente. Por ejemplo: 'Todos los trabajadores y trabajadoras españoles', cuando para que el desdoblamiento fuera correcto y completo, la frase debería ser 'todos y todas los y las trabajadores y trabajadoras españoles y españolas'", considera Esparza.
El filólogo navarro también cree que el lenguaje no es machista: "Lo es, en todo caso, su uso. Que en español no exista un género neutro y se agrupe a ambos sexos por el masculino es el resultado de la evolución lingüística y no responde a ninguna motivación ideológica".
Por último, el lingüista Carlos Manuel Gámez Pérez (Barcelona, 1969), Doctor de Lenguas Románicas por la Universidad de Miami y profesor en el Instituto de Lengua y Cultura Españolas de la Universidad de Navarra, considera que "el lenguaje está cargado de ideología, como nos demostró Wittgenstein". Por tanto, Gámez Pérez cree que "puede cargarse de machismo", pero "la innecesaria repetición de formas como las ciudadanas y los ciudadanos, o la visibilización de las formas femeninas frente a las masculinas son atajos erróneos que no encaran la verdadera solución".
En este sentido, el lingüista considera que este tipo de medidas como la que plantea el Gobierno al hablar de NNA "en vez de solucionar el problema de la ideología del lenguaje, lo que hacen es mostrar una desidia y un desinterés por la lengua que debería preocuparnos a todos".
¿Qué opina la RAE?
El uso de masculinos y femeninos en la lengua española se ha convertido en uno de los caballos de batalla del feminismo que promulga la izquierda, que considera que el lenguaje inclusivo es una herramienta política y simbólica útil para erradicar la discriminación hacia las mujeres. En este sentido, el vicepresidente segundo del Gobierno de España, Pablo Iglesias, siempre ha defendido que para "hacer una sociedad mejor y más justa para las mujeres implica también mejorar y cambiar el lenguaje para hacerlo inclusivo".
La RAE, sin embargo, recomienda evitar los desdoblamientos por "artificiosos e innecesarios" desde el punto de vista lingüístico. En esta línea, recuerda que "en los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos".
La Academia sólo considera justificada la mención explícita del femenino cuando "la oposición de sexos es relevante en el contexto".