El PNV lograría ser la primera fuerza en el País Vasco en las elecciones de este domingo, pero su presencia en Ajuria Enea no está garantizada. Según la encuesta de SocioMétrica diseñada para EL ESPAÑOL, EH Bildu, Unidas Podemos y PSE-EE PSOE podrían sumar y conformar un gobierno tripartito.
Sería el PSOE de Idoia Mendia quien ostentaría la llave de la gobernabilidad, es decir, podría elegir entre repetir coalición con el PNV o adherirse a esta oportunidad de desbancar al centroderecha y estudiar fórmulas de apoyos externos o ejecutivos de coalición como quieren sus socios de Unidas Podemos.
Pese a que la cúpula del PSOE afirmó por activa y por pasiva que no llegarían a acuerdos con los herederos políticos de ETA, el caso de Navarra ha sentado un precedente. La presidenta navarra María Chivite pactó los presupuestos regionales con ellos. También ambas formaciones se repartieron la Mancomunidad de Pamplona, tal y como denunciaron desde Navarra Suma.
Urkullu, en ascenso
El partido liderado por Íñigo Urkullu obtendría entre 29 y 32 escaños (el 37,9% de los sufragios), mientras que la parte alta de la horquilla que atribuye el sondeo a las tres formaciones de izquierdas alcanzarían los 40 escaños (la mayoría está en 38 en un Parlamento de 75).
Los abertzales serían la segunda fuerza más votada con el 24,1% de los votos y entre 18 y 21 diputados. Les seguiría Podemos con 7-9 escaños (y el 11,8% de los votos) y el PSOE, se quedaría como cuarta fuerza, con 9-10 diputados y el 12,7% de los apoyos en las urnas. La parte baja de la horquilla suma 34 escaños y se quedarían a cuatro de la mayoría absoluta.
En todo caso, el actual lehendakari lograría mejorar sus resultados respecto a los comicios de 2016. De cosechar los 32 escaños, igualaría el mejor resultado del PNV en democracia.
El candidato del PNV ha ido mejorando sus resultados en cada cita electoral y su trayectoria recuerda a la de Carlos Garaikotxea, exlehendakari de 1980 a 1985, que obtuvo el 42% de los apoyos y 32 diputados.
Si Urkullu consigue reeditar estos resultados se quedaría a seis de la mayoría absoluta. Sus guarismos y los de los socialistas servirían para repetir coalición con una legislatura estable.
Dilema socialista
Una parte del PSOE, sin embargo, está tentada a explorar otras vías. Y los de Pablo Iglesias empujan hacia esta dirección. El pacto suscrito entre PSOE, Podemos y Bildu para derogar de forma íntegra la reforma laboral fue ilustrativo de ello. A los morados les servía para ganar terreno de cara las elecciones en el País Vasco, pero los socialistas tuvieron que rectificar y, posteriormente, solicitaron ayuda al PP para tumbar la iniciativa de los abertzales en el Congreso para derogar la reforma laboral.
Otros episodios, como la justificación por parte de Bildu al ataque perpetrado por colectivos abertzales contra el domicilio de Idoia Mendia dificultan cualquier entente. Además, en Madrid el apoyo del PNV al Gobierno de coalición ha sido clave tanto para fraguar la mayoría de investidura como para la aprobación de los sucesivos decretos de estado de alarma durante los meses más graves de la pandemia.
En paralelo, estas elecciones en el País Vasco y Galicia significan tanto para PSOE como Podemos una suerte de mid term, de valoración de su ejecutivo. Los socialistas buscan resistir y no perder apoyos en ambas regiones, mientras que para los de Iglesias es su primera evaluación desde su llegada en el Gobierno.
Los buenos o malos resultados de los de Iglesias están muy vinculados a los apoyos que reciben BNG en Galicia y Bildu en el País Vasco, con quienes se establece una dinámica de vasos comunicantes. La tesis de los podemitas contrarios al giro filonacionalista del vicepresidente segundo es que entre la copia y el original, quieren el original: o sea, Bildu, BNG o ERC.
Experimento PP-Cs
La gran novedad de estos comicios es el pacto entre PP y Ciudadanos para concurrir juntos. Es el banco de pruebas de un experimento delicado para Pablo Casado ahora que el nuevo liderazgo de Inés Arrimadas en el partido naranja ha significado un acercamiento al PSOE.
De acuerdo con el sondeo, PP+Cs obtendrían entre 6 y 8 escaños y el 8,4% de los votos. Por su parte, Vox, podría obtener representación parlamentario con un escaño, en una horquilla de 0 a 1 y el 2,9% de los sufragios.
Por separado, en los comicios de 2016, Cs no logró representación mientras que los conservadores cosecharon nueve diputados. Es decir, el nuevo candidato del PP, Carlos Iturgaiz, no lograría mejorar los resultados que obtuvieron por separado ambas formaciones.
La presencia de Vox, además, podría ser una de las causas del descenso que refleja la encuesta. El partido de Santiago Abascal ha apostado fuerte en la región y ha sufrido el ataque de los abertzales en algunos de sus mítines.
En este sentido, Casado también se juega mucho en estas elecciones. Todo apunta a que su candidato en Galicia, Alberto Núñez Feijóo, se fortalecerá mientras que en el País Vasco pueden empeorar sus resultados.
La estrategia elegida por el partido en ambas regiones ha sido antagónica y revela las tensiones entre corrientes internas de la formación. Feijóo ha omitido las siglas del partido y reivindica una singularidad gallega mientras que el candidato vasco se vincula con el PP de José María Aznar. De hecho, desde el PNV han explotado esta vuelta a los orígenes del PP asegurando que "Iturgaiz tiene los valores de Vox" y significa "la vuelta al pasado más oscuro".
El domingo se despejarán las incógnitas en relación a las distintas estrategias del espacio del centroderecha. Por lo que respecta al centroizquierda, todo apunta que el PSOE será quien deberá elegir socios y dos de sus principales valedores en Madrid (PNV y Bildu), así como sus principales socios de Ejecutivo (Podemos) empujaran hacia direcciones opuestas.
Ficha técnica
Se han realizado 2.100 encuestas con sistema tracking semanal, a través de multiplataforma mixta telefónica y online, entre los días 15 de junio y 5 de julio, con 700 entrevistas en cada provincia. Los datos son posteriormente calibrados para el total autonómico por oleada, sexo, edad, provincia, hábitat rural/urbano, situación laboral y recuerdo de voto en las elecciones del 10-N, mediante interacción y ajuste sucesivo de cuotas. La precisión del equilibraje para el total nacional es del 97%. El margen de error es <3%.