El Gobierno lleva más de un mes preparando el
Homenaje
de Estado a las víctimas del coronavirus y de reconocimiento a la sociedad como una muestra de respeto de todas las instituciones, encabezadas por el rey Felipe VI, que presidirá el acto. Se celebra este jueves 16 de julio a las 9.00 horas en la plaza de la Armería del Palacio Real, de Madrid.
El acto pretende ser de recogimiento, de homenaje y de reconocimiento, sobrio y respetuoso. Pero dada la grandiosidad de su escenario y de los representantes institucionales invitados, el Gobierno cree que "esta ceremonia española es prácticamente una ceremonia europea". Según ha buscado el Ejecutivo, es un homenaje "desde el Estado a la sociedad civil".
Un pebetero se encenderá al inicio de la ceremonia en el centro de la plaza, a la llegada de la Familia Real y tras la interpretación del Himno de España. Junto a los Reyes y sus hijas, se situarán dos representantes de las víctimas del Covid-19: un familiar de un fallecido y una profesional sanitaria. Y alrededor del pebetero varios círculos concéntricos "guardando la distancia de seguridad", servirán de ubicación a los invitados.
En el acto hablarán sólo tres personas: el hermano de una víctima mortal del coronavirus, un periodista que trabajaba en Madrid; y una enfermera del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, y el Rey Felipe VI, junto a quien estarán ubicados. "El acto pretende representar unidad, es una ceremonia civil de Estado que se centra en quienes han sufrido, una despedida y un reconocimiento".
El Ejecutivo quería representación de todos, "por eso son hombre y mujer", y fijarse en las dos ciudades más atacadas por el virus, Madrid y Barcelona.
Tras la intervención de las dos personas elegidas, de las que el Gobierno quiere guardar el anonimato hasta el día de la ceremonia, la Orquesta de RTVE interpretará la Canción del Espíritu de Brahms, y en ese momento se hará una ofrenda floral. Una rosa blanca será portada al pebetero por cada una de las autoridades, acompañada cada una de ellas por una víctima.
Cuando la ofrenda la haga Felipe VI, lo acompañarán las dos víctimas que se sientan a su lado en el acto de homenaje. Después será la intervención del Rey, y la voz de José Sacristán leerá el poema Silencio, de Octavio Paz. El acto promete no durar mucho más de media hora.
Junto a las víctimas, en los demás círculos concéntricos, se habrán sentado representantes empresariales, sindicales y de los "sectores esenciales" más significados durante la pandemia. Agricultores, basureras, limpiadores, raiders... y compañías que colaboraron con donaciones económicas y en especie, como por ejemplo Inditex, representada por su consejero delegado, Pablo Isla. Además, las banderas de España, de todas las CCAA, Ceuta y Melilla, la de la Unión Europea, la de la OTAN y la de la ONU ondearán en el espacio.
Sin precedentes
El acto estará organizado en la plaza de la Armería del Palacio Real, con algo más de 400 invitados que han confirmado su presencia. "Es una gratísima sorpresa que vengan todos los líderes institucionales a los que hemos invitado", celebran las fuentes del Gobierno. "Vamos a tener un gran foco, de todo el mundo, dadas las autoridades que van a venir".
Además, acudirán, el presidente del Parlamento europeo, David Sasolli; el del Consejo, Charles Michel; la de la Comisión, Ursula von der Leyen; el Alto Representante, Josep Borrell; el director médico de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus; el secretario de la Organización Mundial de Turismo, Zurab Pololikashvili y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Todos ellos, salvo la Familia Real, deberán estar desde las 8.00 horas en el Palacio. El hecho de haberlos citado a una hora tan temprana los obligará a pernoctar previa en Madrid para una presencia de apenas media hora. Por esa misma razón, el presidente Sánchez, como anfitrión, tiene previsto ofrecer una cena de trabajo la noche anterior a las autoridades invitadas, en el Palacio de la Moncloa, "con productos españoles".
Entre los invitados, destaca el Gobierno, "habrá alrededor de 100 víctimas" y "trabajadores de los sectores esenciales que batallaron por que la sociedad siguiera delante". Unas dos quintas partes de los asistentes serán autoridades y el resto víctimas y representantes de la sociedad civil.
El coste de la ceremonia está en torno a los 22.000 euros, "la mayoría se debe a las noches de hotel de los invitados, ya sea autoridades o víctimas y familiares, que también pasan la noche anterior en Madrid". En las próximas fechas, el Gobierno prevé abrir un concurso internacional de ideas para que en Madrid "y en otras ciudades españolas" quede un monumento o símbolo "en recuerdo para siempre de lo que hemos pasado".
"Reprobable actitud de Vox"
Ante la polémica sobre el número real de fallecidos -que las cifras oficiales marcan en algo más de 28.000 pero podrían superar los 45.000-, en la crisis sanitaria del Covid-19 en España, las fuentes del Gobierno sólo apuntan a que "es gente que no le tocaba morir". Y recuerdan pidiendo respeto que "es tremendo lo que hemos pasado y es una ocasión para sacar lo mejor de nosotros". Insisten las fuentes del Ejecutivo a que hasta que no acabe la pandemia "no se podrá saber con certeza".
Fuentes parlamentarias de la oposición mostraban este martes su extrañeza por las características del ceremonial, sobre todo por su horario y escasa duración. El Ejecutivo explica que "Madrid en julio obliga a hacer el acto a esa hora; si no, las temperaturas lo harían imposible", apuntan desde Moncloa. "La duración es por el carácter de recogimiento del acto, además de por la necesidad de logística".
Lo cierto es que al homenaje está previsto que acudan el Gobierno en pleno, los presidentes de todas las CCAA y de Ceuta y Melilla, el de la Federación Española de Municipios y Provincias y todos los expresidentes del Ejecutivo, salvo Felipe González que ha excusado su presencia por causas fuera de su voluntad que le impiden viajar.
Se ha invitado a los líderes de todos los grandes partidos políticos con representación parlamentaria, y a sus portavoces. "Sólo Vox se ha autoexcluido, es inentendible e inaceptable que en una situación así, con el Jefe del estado presidiendo, no venga un grupo parlamentario". Según las fuentes del Gobierno, no ha habido situaciones como ésta y ojalá no se repitan, razón por la que "quizá vemos pocas veces la unidad de la sociedad española de esta manera... es reprobable la actitud de Vox".
"Ejercer la aconfesionalidad"
Será la primera vez que un acto de estas características en España se convoca en un formato laico, sin ceremonia religiosa cristiana o, como en otras ocasiones, ecuménica. Fuentes del Gobierno insisten a este periódico que "España tiene que empezar a ejercer la aconfesionalidad que recoge la Constitución", motivo por el que el homenaje de Estado se ha organizado fuera de todo protocolo religioso.
La última gran tragedia en España con un número considerable de víctimas, los atentados del 17-A de 2017 en Barcelona y Cambrils, fue seguido de un funeral de Estado en la capital catalana.
El 20 de agosto se celebró en la basílica de la Sagrada Familia una misa solemne en memoria de los fallecidos, con la presencia de los Reyes; el presidente Mariano Rajoy y su homólogo portugués, Marcelo Rebelo de Sousa; el entonces aún presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Del mismo modo, también el homenaje a las víctimas del 11-M de 2004 en Madrid se desarrolló en una eucaristía, celebrada por el arzobispo de Madrid entonces, Antonio María Rouco, en la catedral de la Almudena. "Eso tenía que cambiar, el presidente quería un acto laico como éste, aunque será también ecuménico, habrá representantes de todas las confesiones".
Así, ya han confirmado su presencia el secretario de la Conferencia Episcopal, en nombre del presidente, que no puede asistir por cuestiones personales; y el cardenal Osoro, arzobispo de Madrid. Además, representantes oficiales de las confesiones budista, de la Iglesia Ortodoxa, los mormones de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, Testigos de Jehová, la Federación Islámica, organziaciones judías y evangélicos.