El panorama político catalán se va despejando con la posibilidad de una nueva cita electoral en otoño. De todas las formaciones que aspiran a ocupar el espacio del nacionalismo moderado después de la experiencia fallida del procés, algunas de ellas han empezado a alcanzar pactos para concurrir juntas.
Este es el caso de Lliga Democràtica, liderada por la politóloga Astrid Barrio; Lliures, el partido de Antoni Fernández Teixidó y Convergents, la formación fundado por Germà Gordó. Las tres organizaciones han sentado las bases de un proyecto destinado a "crear una alternativa electoral de centro amplio, que incluya a partidos catalanistas y soberanistas".
De momento, han rubricado un decálogo de sus posicionamientos y propuestas políticas que podría ser el punto de partida de un futuro programa electoral. Se trata de una alternativa catalanista pero "leal a España", explican fuentes del partido a EL ESPAÑOL.
En su decálogo afirman que "Cataluña es una nación" y ven positivo avanzar hacia un régimen fiscal similar al "concierto vasco o convenio navarro". Asimismo, defienden el "desarrollo del autogobierno" para superar la crisis territorial "con independencia de los legítimos proyectos políticos de cada uno, el ordenamiento jurídico se tiene que cumplir por todas las partes".
Se trata de una oferta política de centro ante la atomización que ha experimentado ese espacio tras la ruptura de CiU. En el decálogo apuestan por rebajar la presión fiscal a los catalanes reduciendo el IRPF y eliminar el impuesto de patrimonio y los impuestos de donaciones y sucesiones hasta tercer grado.
El giro radical adoptado por los herederos de Convergència que, entre otros aspectos, pactaron con ERC y Comuns subir el impuesto de sucesiones en plena pandemia ha acelerado la eclosión de nuevos partidos que aspiran ocupar el vacío dejado por el PDeCAT.
También piden competencias exclusivas en industria, energía, comercio, puertos y aeropuertos, turismo, agricultura, cultura, sanidad, juventud, educación, universidades, medios de comunicación, bienestar social, seguridad y deportes, entre otras.
Finalmente, abogan por la coexistencia de la escuela pública y concertada: "Se tiene que reforzar el modelo educativo, el sanitario, la coexistencia de centros públicos, concertados y privados". Por otro lado, defienden que la lengua propia es el catalán "de obligado conocimiento" así como el castellano.
Un espacio concurrido
La eclosión del Partido Nacionalista de Catalunya por un lado, y la propuesta de Albert Batlle (teniente de alcalde de Seguretat del Ayuntamiento de Barcelona) para representar un catalanismo de “centro” que compita con el independentismo son una señal más de los movimientos que se están produciendo en la región.
El PNC aboga por la “vía escocesa” a la independencia. Es decir, descartando la unilateralidad. Este posicionamiento a favor de la independencia, sin embargo, enfrió la posibilidad de que Lliga Democrática y Lliures se sumen al proyecto.
Por otro lado, el proyecto de Batlle (y su partido Units per Avançar) se moverían en la órbita de la extinta Unió. Y el concejal del Ayuntamiento de Barcelona, Manuel Valls, descartó la posibilidad de concurrir en las autonómicas, según señalan fuentes a este medio.
Esta sopa de siglas se irá concretando a medida que avance el calendario electoral. El objetivo principal es desbancar la aparente moderación de ERC y la posibilidad de un nuevo tripartito en la región. Y pasar página del procés definitivamente.